Si quieres competir contra marcas del renombre de Porsche, Lamborghini o Ferrari, sin duda tienes que ofrecer algo brutalmente especial. Y eso fue justamente lo que la firma alemana hizo con Mercedes-Benz CLK GTR. ...
Si quieres competir contra marcas del renombre de Porsche, Lamborghini o Ferrari, sin duda tienes que ofrecer algo brutalmente especial. Y eso fue justamente lo que la firma alemana hizo con Mercedes-Benz CLK GTR.
La intención era superar expectativas en el terreno competitivo. Para ello, la división deportiva de la marca, Mercedes-AMG, trabajó en un periodo de 128 días en crear un prototipo que al día de hoy puedo decir es el modelo más atrevido, agresivo y extraordinario que ha hecho la marca hasta ahora. Sin duda, un ejemplar digno de #ViernesVintage.
La historia de Mercedes-Benz CLK GTR comienza con el deseo de incursionar a nuevas competiciones deportivas. Para 1996, la única carrera en la que participaba Mercedes-Benz era la Deutsche Tourenwagen Meisterschaft.
La mala noticia llegó cuando Opel y Alfa Romeo anunciaron su retiro de esta competencia debido a los altos costos de producción que les conllevaba idear vehículos con tracción a las 4 ruedas.
La firma alemana se había quedado sin competencias para participar y sus rivales continuaban acumulando presencia con modelos increíbles y altamente veloces. Afortunadamente, la carrera FIA GT era el candidato ideal para incursionar a Mercedes-Benz nuevamente en el mundo deportivo.
Sin embargo, como sucedió con Porsche 959; existía una regla brutalmente estricta para participar. Mínimo tenían que existir 25 ejemplares de producción que cumplieran con todos los requisitos legales para manejarse en calle y carretera.
AMG se puso a trabajar primero en el ejemplar de Mercedes-Benz CLK GTR destinado 100% como un vehículo de pista.
El primer paso sería utilizar un vehículo de producción legal como referencia para cumplir con la regla FIA. Por lo tanto, Mercedes-Benz utilizaría el famoso CLK de base y de ahí partiría a realizar las modificaciones pertinentes.
Si el fabricante quería competir con todo, debía instalar el motor más potente disponible: un V12. Pero antes de fabricar uno propio, AMG tomó una decisión muy particular. El fabricante procedió a comprar un motor hecho por McLaren del F1 GTR como base.
Esto le permitió a la marca dos cosas. Primero, le permitía obtener una base sólida para hacer pruebas y definir más o menos qué tiempos esperar de la competencia.
Pero más importante, la estrategia le permitió a Mercedes-Benz probar el motor provisional con múltiples carrocerías concepto de CLK GTR. Esto le permitió a la marca eventualmente encontrar la forma aerodinámica perfecta que terminó por adaptarse en el diseño final.
El cuerpo del coche sería fabricado enteramente en fibra de carbono con elementos aerodinámicos y ventilas de enfriamiento, todo pensado para sobrevivir en la pista.
Después de su debut en la FIA GT de 1997, Mercedes-Benz CLK GTR entraría eventualmente a Nurbürgring, A1-Ring, Suzuka, Donington, Sebring y Laguna Seca; consiguiendo un total de 17 victorias en 22 carreras posibles.
La ambición de Mercedes-Benz llegó más allá cuando con la versión apodada CLK LM, el coche sería adaptado para participar en las 24 Horas de Le Mans.
El automóvil debutó en 1998 pero el desempeño no fue el esperado a pesar de sus modificaciones estéticas y mecánicas para la carrera. Por lo tanto, Mercedes-AMG pasaría a concentrarse en la creación del eventual CLR.
La regla de los 25 coches como mínimo de producción sin embargo quedó preservada. No fue hasta 1998 donde el fabricante alemán trajo los primeros ejemplares de producción de Mercedes-Benz CLK GTR listos para ofrecerse al público.
Las diferencias en cuestiones estéticas eran básicamente mínimas al modelo utilizado en competición. Con ese mismo diseño aerodinámico súper extravagante, motor V12 y sus 604 caballos, Mercedes-Benz decidió mantener este ejemplar lo más “puro” posible.
Por supuesto, hubo un precio a pagar. Las cuestiones al interior y el confort del pasajero se mantuvieron mínimas en un esfuerzo para bajar los costos de un coche ya de por sí brutalmente inflado en precio.
Entre los beneficios más notorios fueron los interiores en piel, la introducción de aire acondicionado, espacios de almacenamiento en cabina y un control de tracción para mejorar la cuestión de seguridad.
Mercedes-Benz CLK GTR contó solamente con 28 ejemplares producidos para el mundo. Los primeros dos fueron considerados prototipos y ni siquiera se encuentran numerados por la marca. Estos ejemplares portan en cambio una placa de “edición limitada” que en subasta alcanzaron los 800,000 euros de valor.
De ahí, se realizaron 20 ejemplares en un cuerpo coupé de dos puertas. En este caso, sí contaban con una numeración especial. Mientras la mayoría de estos ejemplares estaban disponibles solamente en plateado, dos de ellos, el número 19 y el número 20 venían en pinturas exclusivas de color azul obscuro y negro.
Finalmente, Mercedes-Benz desarrolló 6 ejemplares más en versión convertible. Esta presentación súper exclusiva y altamente codiciada en el mercado contaba con un alerón trasero especial y elementos compartidos en estructura del ejemplar de competición. Entre los afortunados dueños de este ejemplar se encontró el Sultan de Brunei, Hassanal Bolkiah.
Mercedes-Benz CLK GTR se encuentra en el libro Guiness de récords como el vehículo de producción más caro hecho hasta ese momento en la historia con un sorprendente precio de 1,547,620 dólares. Al día de hoy, podemos esperar un valor todavía más espectacular. Después de todo, este coche es una rareza no sólo dentro de Mercedes-Benz sino en el mundo automotriz en general.
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