#MiércolesDeMotor desencadena entonces nuestros más elevados pensamientos y es que en su quinta generación, el LT1 6.2 L, el motor del Stingray, que además asegura un legado de 58 años gracias a su inyección directa y variable, dos válvulas por cilindro y a su incontenible potencia de hasta 460 caballos de potencia con un torque monstruoso de 665 libras pie y una compresión de 11.5:1, todo ello ensamblado en la planta de Tonawanda Nueva York.
Ahora imagínese a esta bestia con un sistema turbo, bueno, pues se compararía al bloque que anima al auto más rápido del planeta, el motor GM LS9 6.2 con doble turbocargador, empleado en el superpoderoso Vette C6 ZR1.
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