Difícilmente en una escuela de manejo o en la “escuela de la vida” al aprender a manejar alguien te va a pedir que aceleres y frenes al mismo tiempo. Este es considerado el pecado...
Difícilmente en una escuela de manejo o en la “escuela de la vida” al aprender a manejar alguien te va a pedir que aceleres y frenes al mismo tiempo. Este es considerado el pecado mayor, pero… en el Dodge Charger Hellcat Widebody, no solo se permite, sino que se desafía al conductor a hacerlo cuantas veces quiera. Además, a mejorarlo cada vez que se ve tentado a hacerlo.
Seamos sinceros, el Charger siempre abre los ojos, ahora con su versión “wide body” con unas inmensas llantas con piso 305 y una relación de 35, con rines especiales en aluminio en tono oscuro llamado “Gloss Black “de 20 pulgadas y casi dos metros de ancho. Las mordazas de freno en rojo y unos discos tan grandes como sus llantas, no dejan nada a la imaginación de lo que puede lograr.
Con esos súper neumáticos, tracción trasera, diferencial de control de derrape limitado y la posibilidad de utilizar “Launch Control”, el siguiente pecado llega así: pisar el acelerador y el freno al mismo tempo, elevar revoluciones por minuto a casi 2,500 vueltas. Puedes configurar hasta 4,500 rpm en las “performance pages” del sistema central, sin dejarlo salir desbocado, quitar el freno de manera súbita y acelerarlo, ahí llega la magia de siempre querer más, soltar el freno inicia con el proceso de derrapar las llantas traseras, sacar humo –se calientan y así tienes la mejor tracción– y avanzar de la manera más emocionante como solo un SRT puede hacerlo.
Y si quieres que lo posea el demonio… usas el modo “Line Lock” donde frena las llantas delanteras en las que derrapan las detrás.
El Hemi de 6.2 litros genera 707 caballos en este HellCat, que pide siempre más, quizás ese es otro de los pecados, la gula por siempre querer pedirle más y más potencia en el acelerador y controlarlo al máximo.
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Por cierto, que el motor –hecho en México, en la planta de FCA en Saltillo–, es sin duda, un bloque maestro desarrollado para ser de los mejores y en este caso el del sedán más rápido que existe con menos de 3.5 segundos de cero a 100 kilómetros por hora, y merece mención especial abrirle el cofre y verlo, parece diseñado para ser admirado. Una obra de arte para los puristas con la leyenda Hemi. Antes de abrir el cofre, las entradas de aire y disipadores de calor ya explican lo que encuentras al abrirlo. Hay que hacerlo.
Lo digo por que son sus 707 caballos pero con cuatro puertas, una gran suspensión reforzada pero igual cómoda en ciudad, se puede usar a diario sin tener los inconvenientes de un súper deportivo, de hecho, hasta tiene modo “Eco” para eficiencia de combustible, así viajes para cinco adultos o trayectos diarios en ciudad son tan cómodos como cualquier auto de lujo –la cajuela también es inmensa–, cuando entran los demás modos que se pueden configurar en la pantalla, como el Sport o el Track, se convierte en el demonio que puede ser y permite disfrutar lo que solo este sedán puede hacer.
Su caja de ocho velocidades también tiene la magia de cambiar relaciones para hacerlo una oveja tranquila en cualquier calle o el mismísimo diablo en la pista. Además, que, en cuanto a seguridad, desde ABS, bolsas de aire adelante y de cortina, así como sistemas sofisticados como el de estabilidad, tracción, asistencia electrónica de giro, y hasta la confianza que brinda día a día el sistema de monitoreo de presión de llantas, hacen del Charger un gran sedán de disfrute personal con posibilidad de subir más pasajeros y viajar en un auto del lujo. Terminados, vestiduras, piel… todo sin excepción lo han cuidado, haciendo números, cada peso se lo han sumado en equipamiento y tecnología.
A continuación, ¡nuestra prueba en video!