Un tren de fabricación teutona que se desplaza mediante levitación magnética
¡Llegó el viernes, amigos! Y con él, el súper rush para ir a comprar el regalo de San Valentín, el tráfico citadino y las muestras de afecto, sumatoria que da como resultado que nos enojemos, perdamos la compostura y lleguemos tarde a nuestra reservación de restaurante para festejar con la pareja, pero la buena noticia está aquí, en #MemoLira.
Aprovechamos para compartirles la emoción y adrenalina provocada por la necesidad de movilidad y transformada en realidad por la tecnología alemana de ingeniería magnética ¿cómo? sí, el Transrapid. Un tren de fabricación teutona que se desplaza mediante levitación magnética. El tren circula sobre una viga situada sobre pilares a varios metros de altura sobre el suelo. La vía está constituida por un caballete de hormigón que incorpora un sistema de levitación magnética que eleva el tren a 15 mm, de forma que no existe rozamiento. En ambos lados de la vía existen otros electroimanes, cuya función es la de guiar el tren y mantenerlo en la posición correcta, no obstante que su velocidad llegue a rozar los 430 kilómetros por hora, hay que decir que el nivel de mantenimiento es excesivamente caro, pues requiere de vías de enormes dimensiones y debe circular por una vía ferroviaria propia, lo cual lo hace el súper bólido ejecutivo para desplazarse y experimentar la velocidad en tren más alta jamás alcanzada.
La línea del tiempo nos lleva a 1971 con la presentación del primer tren de estas características, que se probó el 6 de mayo de ese año en una extensión superior a los 600 metros, por lo que el súper fast train únicamente alcanzó los 90 km/h, no obstante, la vía redonda construida por MAN un año más tarde, trajo como resultado una velocidad de 401 km/h. La tecnología tan avanzada, llevó a diferentes pruebas entre la década de los 70 y finales del siglo pasado, que en 1991 fue –finalmente– aprobado como medio de transporte regular.
De este anuncio se produjeron algunas noticias favorables para su puesta en marcha, principalmente en Alemania y Europa para la conexión de aeropuertos, no obstante se creó una filial en Estados Unidos. El transporte se ha convertido en una innovación tecnológica sumamente costosa, operada con regularidad en Shanghai, pero todavía sin cumplir el propósito inicial de su creación: el transporte urbano. Ni hablar, habrá que esperar a que la tecnología y los seres humanos evolucionemos más para acudir al trabajo a una velocidad de ¡¡¡430 km/hora!!! #ViernesDeVelocidad.