¿Qué aprendizajes y oportunidades nos deja el COVID-19?
El COVID-19 nos ha dejado armadoras de vehículos paradas en todo el mundo, cuando sabemos que lo más caro en la industria es parar una línea de producción. Proveedores incapaces de entregar piezas en el sistema “justo a tiempo” que ha llevado décadas y décadas de perfeccionar, también parados y sin entregas, muchos a causa de que quienes les venden a ellos material tampoco pueden entregarlo.
Corporativos vacíos haciendo todo el trabajo desde la casa de cada asociado. Manteniendo todo el soporte a sus distribuidores, clientes, logísticas para áreas de servicio, partes y refacciones. Distribuidoras con higiene máxima y con poca o nulas visitas. Abiertas mientras las disposiciones de salud de cada gobierno así lo permitan. Algunas ofrecen visitar casas recogiendo autos para servicio o llevando pruebas de manejo con sumo cuidado higiénico.
Financieras de marca analizando salidas para quienes no podrán pagar sus créditos. Viendo sus metodologías de aprobación de créditos tratando de medir en cada cliente su nivel de riesgo a futuro. Precios que se esperan vayan hacia arriba pues claramente la moneda de cambio en la industria es el dólar.
En aprendizajes le puedo decir que depender de una sola fuente de un insumo se ha demostrado no es lo preferente para la producción, el cambio de los vehículos los ha hecho eminentemente electrónicos, mucho de ello se ha decidido hacer en Asia por precio, pero ahora quizás se protejan con dos o tres sitios donde se pueda abastecer el mismo componente, aunque suponga precio más caro, lo que beneficiaría la producción local o regional en Norteamérica.
Oportunidades. Le puedo decir que lo que hoy está en distribuidoras y que básicamente se puede comprar por internet, con gran asistencia en portales, centros de llamadas y ejecutivos de ventas y financiamiento, quien económicamente pueda adquirirlo, lo hará a un precio que nunca más volverá, aunque recoja su unidad hasta pasando esta crisis, pues varios trámites oficiales vehiculares también se encuentran postergados en su mayoría.
Los corporativos viven la realidad y tecnologías de trabajo en casa seguramente darán nuevas ideas para operarla, ya lo veíamos en corporativos que se remodelan para una nueva interacción sin oficinas asignadas sino espacios abiertos y distinta interacción.
Puedo decirle que todas las plantas están básicamente paradas en Europa por las siguientes semanas y hasta nuevo aviso. Cada día más en Estados Unidos donde las tres grandes han tomado las máximas medidas de higiene operando en el famoso “Home Office” y postergando presentaciones de productos muy importantes. Algunos como en GM, han dedicado plantas enteras a producir materiales para combatir al COVID-19 como los ventiladores médicos necesarios, un fenómeno al que creo varias empresas se unirán.
México no es la excepción, la producción anual estará sumamente baja, con ello la exportación –posible beneficiaria de la paridad cambiaria, hacia 2021– y las ventas sufrirán aún más de lo que venían cayendo. Audi en Puebla, Toyota en todo Norteamérica, todas la de FCA México, en GM, San Luis Potosí, Silao, Ramos Arizpe, al igual que todas las de Nissan, Ford en Norteamérica, proveedores, etcétera la que nombre, todos en paro de contingencia. Básicamente la producción en la región está parada por lo menos 15 días. Muchos de los comunicados apuntan a la primera de abril para reabrir producción y mientras tanto dar mantenimiento e higiene mayor.
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Gran cantidad de dinero perdido por parar plantas, un esfuerzo extra de la industria por mantener a su plantilla laboral en paro, gran esfuerzo ejecutivo de manejo de crisis y trabajo con equipos remotos, adaptaciones en todo lo que la industria compra, opera, produce y distribuye, créditos que seguramente no se podrán pagar en tiempo, trámites vehiculares aplazados…
Esta pérdida se dará en este año fiscal, es difícil estimarla, pero esperamos leer reportes en 2021 con el reflejo de la pandemia por el COVID-19. Solo ahí podremos saber el impacto económico a la industria automotriz.
El no producir también lleva un inicio de la cura, pues no se crecen los inventarios en varias semanas donde el consumidor lo último que ha querido hacer es comprar autos.
Sin duda, un 2020 retador que ahora resultará histórico para todos, pero donde la industria automotriz colabora y reconoce que lo más importante es la vida.
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