Cuando pensamos en exclusividad y lujo, Cadillac es de los primeros nombres que nos vienen a la mente. Por lo tanto, enfoquemos nuestra atención esta semana de #ViernesVintage en el vehículo tope de gama...
Cuando pensamos en exclusividad y lujo, Cadillac es de los primeros nombres que nos vienen a la mente. Por lo tanto, enfoquemos nuestra atención esta semana de #ViernesVintage en el vehículo tope de gama por 12 generaciones de la marca: Cadillac Eldorado.
Para el lujo en Cadillac, no existió nadie mejor. Solamente superado en precio una vez por la limusina Series 75 de 1966, Eldorado fue el coche de ensueño bautizado obviamente por la mítica ciudad perdida hecha de oro macizo.
Naturalmente ante tantos cambios vistos en 12 generaciones, vamos a condensar bastante la evolución de este histórico dos puertas que nos recuerda estilo único que simplemente no existe más en la actualidad.
En 1953, Cadillac Eldorado llegó a la fiesta de vehículos de lujo compitiendo contra Oldsmobile 98 Fiesta, Chevrolet Corvette y Buick Roadmaster Skylark como vehículos tope de gama producidos en números limitados.
Un convertible de tan solo 532 unidades que estaba repleto de accesorios deluxe como parrilla de cromo, asientos de piel, vidrios eléctricos y hasta calentador. Además con su motor OHV V8 de 5.4 litros en una caja automática de 4 velocidades, liberaba 199 caballos y una velocidad máxima teórica de 171 kilómetros por hora. Nada mal para 1953.
La segunda generación (1954-1956) abandonó la idea original de utilizar una placa de metal para el cuerpo del coche y comenzó con la idea de ofrecer versiones de techo rígido.
Esto permitió bajar el precio del vehículo y aumentar ventas. La venta de Eldorados representaba para este momento 4% para todo Cadillac. Además, su motor había aumentado a 215 caballos pero sin mayor incidencia en la velocidad máxima.
En la tercera generación (1957-1958), la reinvención de Cadillac Eldorado fue tanto en estética como en ingeniería. El nuevo diseño de faros delanteros y una distancia al piso mínima le dio una nueva visión sin dejar atrás el tamaño y la agresividad.
El factor potencia se mantuvo ahora con un motor 325 HP representaba un avance gigante en potencia y en teoría esto llevaba al coche a 197 kilómetros por hora.
Cadillac Eldorado en su cuarta generación (1959-1960) probó ser un vehículo deseable por su gran tamaño y lujo indiscutible. Po ello, aumentó tamaño tanto en anchura como en longitud esta ocasión.
Nuevos amortiguadores y suspensión actualizada llevó al montaje de un motor V8 de 6.4 litros que producía 345 caballos de potencia. El equipamiento estándar eran frenos de motor, transmisión automática Hydra-Matic, espejos de vanidad, filtro para el aceite, asientos eléctricos, calentador, luces de niebla y hasta seguros eléctricos.
La quinta generación (1961-1962) recibió otro rediseño notable abandonando cada vez más el predominio de las líneas rectas en el cuerpo como en generaciones pasadas.
Sin embargo, el motor no recibiría un cambio notable así como el equipamiento de su predecesor más que la adición de un limpiaparabrisas y un control remoto para cerrar cajuela de manera remota.
La sexta generación (1963-1964) de Eldorado presentó el regreso al convertible de dos puertas para distinguirlo de modelos alternos de Cadillac. Una parrilla actualizada y faros totalmente nuevos eran su nuevo rostro.
En esta ocasión con un motor de 325 HP V8 ya sea de 6.4 litros, la performance se mantuvo muy similar a pesar de ser totalmente nuevo. El cambio vino en un total de 143 aditamentos opcionales para tu vehículo. Esto incluía utilizar asientos con piel, nylon o incluso lana de acuerdo a tu preferencia.
Cadillac Eldorado de séptima generación (1965-1966) cambió nuevamente en los faros frontales, que en lugar de estar alineados horizontalmente como el resto de los modelos, pasaron a ser verticales. Además, fue el último Eldorado en contar con tracción trasera.
Un motor V8 de 340 HP, el desempeño permanecía similar pero el confort y la conveniencia partieron a ser importantes al introducir asientos reclinables, un estéreo AM/FM y un control automático para mejorar el manejo y la experiencia para el conductor.
Pero la generación a destacar es la octava (1967-1970) donde Eldorado se convirtió en el primer vehículo de la marca en capitalizar el “automóvil de lujo personal”. Compartiendo cuerpo con Buick Rivera y Oldsmobile Toronado, se adaptó un V8 429 con una transmisión automática Turbo-Hydramatic automática.
Este look que algunos consideran más deportivo e inusual representó una gran noticia para Cadillac al vender más de 17,930 unidades a pesar de su precio; otorgándole a la marca el mejor año en ventas en su historia.
En 1970 se aprovechó esta popularidad para desarrollar un nuevo motor de 8.2 litros V8 que producía hasta 400 caballos de potencia lo cual le daba el título al motor más grande y poderoso por la marca producido hasta ahora.
La novena generación (1971-1978) tenía una chamba pesada de mantener esos buenos números. Por ello, el coche fue substancialmente rediseñado nuevamente, creciendo en longitud y una apariencia bastante más pesada que el anterior. Una ventana de ópera instalada en el pilar C además de un panel de instrumentos más curvos comenzaron a tomar protagonismo.
Para la motorización le ganó a Rolls Royce Corniche, el BMW 3.0CS y el Mercedes-Benz 450 SC en aceleración. Ninguno aceleraba más rápido que Eldorado al otorgar 0 a 100 en 9.7 segundos.
La décima generación (1979-1985) de Cadillac Eldorado fue la más longeva de su historia y continuó con esa tradición de compartir elementos con Buick Riviera y Oldsmobile Toronado. La crisis petrolera llevó a un cambio de potencia a un motor más pequeño y eficiente pero de todas maneras V8 de 5.7 litros y hasta una opción diesel.
La suspensión trasera independiente combinado de manera opcional con un tablero 100% digital representaba los primeros pasos para una evolución hacia la modernidad en lugar del pasado clásico y romántico de la marca.
La décimo primera generación (1986-1991) perdió todavía más tamaño, alrededor de 40 centímetros y casi 160 kilogramos de peso. A pesar de eso, el volumen interior del vehículo permaneció bastante bueno.
Se abandonó permanentemente la idea del convertible y techo rígido de dos puertas para pasar a ser un coupé más sensible al manejo y en gasto de gasolina. Pero a pesar de su reducción de precio y mantener un motor V8, el coche no lograba levantar en ventas.
Finalmente, la décimo segunda generación (1992-2002) recibió su último y quizá más radical rediseño tanto en interior como exterior. Se aumentó el tamaño y se añadió un motor de 270 o 295 caballos de potencia, ambos en V8.
Instrumentación digital, aire acondicionado, suspensión ajustable a la velocidad, insertos de madera; todo estaba aquí. Esto llevó a un aumento de ventas notable pero sin superar el récord impuesto por la octava generación.
El coche continuó cambiando sustancialmente a lo largo de su venta hasta el año 2002 después de la descontinuación de sus primos Riviera y Toronado. Cadillac tuvo una reinvención total en su catalogo a lo que conocemos ahora y el auto de lujo emblemático de la marca pasó a los libros de historia.
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