Hacia París 2016

Es lo primero que me viene a la mente con la temática híbrida-eléctrica que hemos visto en todas las marcas. La realidad del vehículo de gasolina y diesel inicia a deslavarse ante un escenario de regulaciones de gran impacto dentro de las compañías por hacer autos cada día menos contaminantes y con mucho menos emisiones de partículas al ambiente. Lo certero es que sucederá, lo que aún no se decide del todo es qué panorama veremos hacia el 2020, de donde estamos ya muy cerca en términos de desarrollo de productos, en 2016 deberán estar presentando los prototipos que puedan superar las exigentes normas ambientales hacia la tercera década del siglo.

Lo que tenemos hoy son rangos de funcionamiento en modos eléctricos de unos 150 kilómetros en el mejor de los casos, esto combinado con motores de combustión interna que garantizan al cliente que no dejará de moverse por más que se acaben las pilas. La tendencia es hacia allá, las inversiones en investigación son entorno hacia el auto 100% eléctrico y en un grado superlativo a las celdas de combustible.

La regulación es importante, la movilidad urbana y por carretera más, por lo que la claridad de la meta a alcanzar por todas las armadores es vital para su programa de desarrollo de tren motor, sin embargo, también el mercado tiene un límite de precio y deberá acceder a estos autos aunque de manera inicial son más caros.

La sociedad está cambiando el motor de combustión interna, muchos lo hemos soñado y muchos otros lo han estado esperando sin ver grandes avances, pero lo cierto es que si hay una clara tendencia es a combinar la electricidad con el motor de gasolina, hoy parece ser la mejor opción pero, ¿en seis años podríamos ver autonomías de 500 kilómetros? Ahí empezaríamos realmente a cambiar el paradigma de ir a la gasolinera, por una red de carga eléctrica accesible en multitud de puntos en las ciudades y carreteras. París me lo dejó claro, no importa el motor, lo que importa es que siga siendo emocionante manejarlo…