Una de las experiencias más entrañables del reciente Autoshow de Nueva York fue sin duda la del aniversario número 50 de Mustang. Una celebración literalmente de “altura”. Tal como hace cinco décadas, Ford subió...
Una de las experiencias más entrañables del reciente Autoshow de Nueva York fue sin duda la del aniversario número 50 de Mustang. Una celebración literalmente de “altura”. Tal como hace cinco décadas, Ford subió a su Mustang a la parte más alta del Empire State, una labor nada sencilla, aunque sin duda fue más difícil hace 50 años. Sin embargo, en ambas ocasiones se desarmó y se armó en el piso de observación de la famosa torre.
La ocasión, en 1964, era celebrar uno de los autos que más polémica podría librar dentro de Ford. El señor Lee Iacocca, en aquella época director de la marca Ford, convertido en uno de los ejecutivos más famosos y exitosos de la industria automotriz hasta su retiro, fue quien impulsó la idea de un auto fabricado con lo que ya tenía la compañía pero para mayor cantidad de clientes y que pudieran sobre de ello diseñar un deportivo inigualable. El éxito fue tal que pronto toda la industria tenía a Iacocca como un genio automotriz, portadas en las principales revistas de negocios y autos, comentarios en todos los medios electrónicos, etcétera.
En verdad su estrategia causó una gran sensación en Detriot. ¿Fue arriesgado? Tan sólo como muchos de los casos que hemos vivido en la industria y que llegarían para hacerse famosos por sus éxitos o sus fracasos –que mire hay muchos. Afortunadamente el Mustang fue, es y será un éxito, pues se mantiene real a su promesa, el precio se acomoda a una gran clase media en Estados Unidos y el nombre ha traspasado generaciones.
Este año volvió al Empire State en Nueva York, una ciudad que es sede de uno de los autoshows más longevos, en el que se concretan los principales negocios automotrices y los contactos corporativos. Verlo ahí es verlo seguir adelante. Independientemente que le guste uno más que otro según su año de fabricación, el mito se conserva. Dos puertas, logo de caballo en parrilla, cofre prominente, logo trasero, luces traseras divididas y una gran línea de techo llamando al movimiento.
Obviamente, la crítica de muchos hace 50 años, se convertiría en el éxito del auto, espacio trasero en sus dos plazas, y es que el cliente lo quiere personal no familiar, por ello, la crítica inicial interna no mermó en nada al éxito del Mustang. ¡Qué bueno que podamos contar esta leyenda!, sin duda pilar en Ford, en la industria y para muchos la emoción que pocos pueden vivir. Felicidades al caballo de batalla en la categoría deportiva de Ford, arranca como percherón y si usted sabe manejar lo puede hacer correr como campeón. La experiencia: única.