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Niki Lauda murió a la edad de 70 años, dejando un gran legado en el deporte motor.
Niki Lauda, un genio al volante que renació para conquistar la Fórmula 1.
Nacido en una familia adinerada, se esperaba que siguiera los pasos de su padre en la industria de la fabricación del papel. El austriaco en cambio, prefirió adentrarse en el deporte motor y se unió a Ferrari en 1974.
El accidente ocurrió en el antiguo trazado de Nürburgring
El 1 de agosto de 1976, el antiguo trazado de Nürburgring fue testigo de cómo Lauda era devorado por las llamas dentro de su Ferrari.
Había transcurrido solo dos vueltas de la carrera cuando ocurrió el accidente. El asfalto en el «Infierno Verde» aún estaba mojado por la lluvia que había caído durante la mañana.
Niki perdió el control de su bólido, estrellándose contra la barrera y salió disparado de nuevo hacía la pista cubierto de fuego.
Dejando a Lauda con quemaduras severas y llenando sus pulmones de humo tóxico. Aunque salió consciente del auto, poco después entró en coma.
Se llegó a temer que no sobreviviría la noche en el hospital. A pesar de lo extremo de las circunstancias, Lauda volvió rápidamente a las pistas.
El austriaco regresó a correr seis semanas después del terrible accidente, para los estándares de cualquiera, su retorno fue admirable, aunque para otros fue directamente una estupidez.
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«La gente siempre piensa que éramos rivales, pero el era de los pocos que me agradaban y de los muy pocos que respetaba. Sigue siendo la única persona que envidié»
Niki sobre James Hunt
Lauda ganó tres títulos en la Fórmula 1, con Ferrari y McLaren en 1975, 1977 y 1984.
El piloto austriaco consiguió su tercer campeonato del mundo en 1984 con McLaren, con una victoria por medio punto sobre su compañero de equipo Alain Prost.
Fue considerado como uno de los pilotos más concienzudos, capaz de pararse largas horas refinando el comportamiento del coche.
Niki murió el 20 de mayo del 2019 a los 70 años de edad, debido a complicaciones de salud que tuvo al inicio de ese año.
A principios del 2019 había sido hospitalizado con influenza y se había sometido a un nuevo trasplante de pulmón.
Siempre será recordado como el hombre que venció a la muerte en uno de los accidentes que siempre quedará inmortalizado en la historia de la Fórmula 1.
