Es adictiva. Ford la pensó como un homenaje y nuevo nicho de mercado a una Bronco que había existido antes.
Es adictiva. Ford la pensó como un homenaje y nuevo nicho de mercado a una Bronco que había existido antes… hasta ahí es una razón más que justificada para inventarla, pero cuando uno la maneja entiende realmente hasta qué límite el óvalo azul quiso llevar a la familia “Bronco”. Esta es la nueva era de vehículos y camionetas de emoción de la corporación.
Y francamente sí, para qué quieren sedanes que ya no hacen, cuando tienen una gama completa de crossovers y camionetas. Ya estamos esperando la Territory y hasta esta familia 4×4 con Bronco Sport y Bronco, y ya han presentado la Bronco Raptor de 400 caballos, dejando ver que el nombre Raptor estará en Ranger, F-150, Bronco y quizás la lleven más allá.
Bronco, dos puertas, de eso se trata. Cortita, alta, poderosa en el acelerador y a la vista noquea cualquier otro vehículo que esté cerca de ella, llama poderosamente la atención, es un vehículo que hace sonreír. Aunque ciertas líneas frontales son amables como los faros redondos, su imagen total es de fortaleza total, es de verla con gusto cada mañana al manejarla.
Al ser dos puertas, es personal, quizás dejar subir a la pareja, o quizás quitarle puertas techo y laterales y que los hijos suban casi trepando a su segunda fila de asientos. Pero para diario como auto personal en ciudad, quizás esté sobrado en peso, capacidad fuera de terreno y consumos, pero es una experiencia única surcar la ciudad en ella, irregularidades, topes, baches, etcétera, hasta inundaciones serán poca cosa, y en sus modos de manejo puede elegir entre muchos y uno de ellos es “Eco” con el que gastará mucho menos combustible.
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Es tan noble en manejo que diario es un excelente vehículo, es tan extrema su capacidad técnica, que lagunas, rocas, dunas, etcétera le dejarán ver su gran potencial, además de que su engranaje en la caja 4×4, es simplemente fácil con un monomando central que ofrece todo, desde los modos de manejo como las modalidades 4×4, y en consola central superior.
Sí, salta mucho más que una SUV, sí es más pesada, sí hay que preferentemente ponerle estribos porque es alta y para subir hay que hacer un buen esfuerzo, sí, suena más porque sus paneles son removibles, pero es así como debería de ser, no es lujo, sino es un lujo poder contar con este vehículo como está todos los días. Sí, las llantas no son de alta velocidad para carretera, pero el chiste está en llegar a donde se acaba la carretera o disfrutar la ciudad en velocidad crucero. Su potencia es extrema y el torque con los Ecoboost que ofrece nos tocó la “Badlands”, si puede no deje de evaluarla, 330 caballos de potencia que solo serán superados por la Raptor que será mucho más extrema –si se puede decir así– con 400 caballos que ya dejaría para entusiastas al límite. Quiere rebasar, el EcoBoost siempre está pronto al acelerador, quiere arrancar con todo, el turbo es muy predecible, quiere ahorrar en ciudad, el motor está preparado.
Todo en ella es rudo, como si todas las superficies que toca en el vehículo y su exterior fueran como una herramienta de trabajo, es en verdad el “Truck 4×4” que no esperábamos y Ford lo ha logrado. Meterá a nuevos clientes a la marca con esta camioneta, que bien en el desierto, la playa, la montaña o la selva de asfalto de cualquier ciudad se distinguirá por agradable.
Placa en metal remachada –sí, se notan los remaches– en consola central con la planta que la hace, su origen, el caballo parado en dos patas en medio del volante, las pantallas con gráficos de tierra, piedras y el caballo, agarraderas para poder subir a ella, espejos y vidrios en consola central que parecen ser botones impermeables.
Si no necesita las cuatro puertas, compre la dos, aunque salte más por su distancia entre ejes más corta, es finalmente una Bronco, de donde toma el nombre es exacto al sentimiento que provoca. Veremos cómo evoluciona, pero la familia está lista y la corta en dos puertas, es casi como su área de diversión en todos los días y no importando el trayecto, bajará de ella en la noche, llega a su casa, y aunque no necesite, por puro gusto presionará el botón de cierre del control para que encienda sus luces, la misma sonrisa que le puso en la cara en la mañana cuando la ve en su garaje, le provoca cuando llega a casa. Un gusto, manejarla, pero sobre todo experimentarla.