La medición y cambio de los fluidos representa uno de los cuidados más importantes del automóvil
Revisión:
Ahora que regresamos de vacaciones, no estaría mal hacer una revisión de los lubricantes del auto, ya que esta se debe hacer cada 5.000 kilómetros. A quienes no realizan largos viajes se les recomienda renovarlos cada tres meses. Entre los líquidos más necesarios están el aceite de motor el de los y refrigerantes.
La medición y cambio de los fluidos representa uno de los cuidados más importantes del automóvil, ya que ellos recorren todo el motor y el sistema de refrigeración para limpiarlo y lubricarlo. También ayudan a incrementar la potencia del vehículo, pues mientras menos fricción exista se genera más desarrollo de la fuerza del motor.
Entre los fluidos automotrices más necesarios es el del aceite de motor y los refrigerantes. El desconocimiento del mantenimiento y la revisión de los autos, por lo general, conlleva a los conductores sólo a un religioso reemplazo de aceite de motor.
Los fluidos son como la sangre del automóvil. «El aceite tiene su vida útil”. Al entrar en contacto con el aire comienza a degradarse y por esta razón se estipula un lapso estándar para la revisión de los mismos. Depende del uso que el propietario le dé, aunque lo normal es que a los 5.000 kilómetros de recorrido o a los tres meses, el auto se lleve a un taller de servicio para el respectivo cambio del filtro. Recuerde que hay aceites minerales y sintéticos, estos últimos se podrán cambiar incluso más allá de los 10 mil kilómetros.
Para alargar la vida de todos los componentes del sistema de refrigeración se hace imprescindible el cambio del líquido refrigerante cada 40.000 Km o dos años. Los expertos señalan que este es un líquido que impide el desgaste de todas las partes del radiador y la bomba de agua. «También previene el recalentamiento, ya que el punto de ebullición es más alto. El líquido tiene una textura aceitosa cuando está nuevo. Eso es lo que ayuda a limpiar el sistema».
Líquido de frenos es otro de los líquidos que necesita el auto para su perfecto estado. Se cambia cada 40.000 kilómetros o dos años.