Este Mustang da tres notas de motor distintas independientemente de su modo de manejo, lo que incrementa la emoción de escucharlo en la aceleración o al frenar.
Tracción trasera, caja manual y un gran V8 debajo del cofre; así nacieron los “Muscle Cars”, y muchos dicen que así deben ser, y si no, era lo que los entusiastas, a mitad de los años sesenta, exigían a uno de ellos.
Así es hoy, en 2024, el Mustang porta un motor de combustión, V8 de 5.0 litros con una emocionante caja manual de seis velocidades, tracción trasera y una nota de motor de ensueño para el entusiasta de la conducción. Agregando a la fórmula modos de manejo mediante la configuración del auto, donde puede quedar tan noble como para un día lluvioso, en carretera o ciudad, o bien tan preparado para quitar las asistencias y un piloto profesional llevarlo al límite en una pista, o un poco más controlado en el modo “sport”.
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El auto también es capaz de dar tres notas de motor distintas independientemente de su modo de manejo, lo que incrementa la emoción de escucharlo en la aceleración o al frenar con motor.
La caja hace un trabajo fenomenal, de hecho, se prepara para la siguiente velocidad, lo que hace que las revoluciones por minuto a las que se enfrentará el siguiente engrane no sea problema para cambiar de manera puntual.
Así, mecánicamente es todo músculo, como debería ser. Sus 486 caballos de potencia se sienten en el eje trasero, vibran debajo de su cofre y se escuchan en las dos salidas de escape. Acelerando a fondo; es una experiencia que todo entusiasta de este tipo de deportivos quiere vivir.
A la fórmula hay que adicionarle toda la tecnología actual, desde su programación de gestión de motor y tren motor, hasta su pantalla de 12.4 pulgadas que une el clúster de instrumentos con la pantalla central con varios modos para presentar la información dando prioridad al tacómetro digital, y dejando en claro la velocidad. Desde esa tecnología que lo lleva a lo mejor de la actualización de interacción, hasta el Control Crucero Adaptativo y las diferentes asistencias.
Mención especial merece su diseño, que a pesar de que a simple vista nadie puede negar que es un Mustang, es una evolución de sus antecesores, mejorando en todos los apartados, lo ha logrado en esta séptima generación. Desde los cuerpos ópticos delanteros y traseros en tres franjas, hasta su carrocería con apertura en cofre, las superficies aerodinámicas laterales y el gran trazo trasero dando un efecto de tres dimensiones en su formas.
Póngale en el tapete lumínico de bienvenida el caballo, la palabra Mustang a sus calipers, rines de rayos, animaciones del vehículo en sus pantallas al encender, apagar o utilizar modos de manejo; el gran logotipo Mustang en tablero y el pomo de palanca con sus seis velocidades más reversa marcadas. Con todo ello, tenemos un ganador, el único “Muscle Car” hoy a gasolina, tracción trasera y caja manual, la fórmula mágica de lo que este segmento debería ser.
Quien busca un Mustang, encontrará lo mejor en esta séptima generación, quien no, se sorprenderá de lo que puede hacer y lo bien que se puede llevar a diario.