La filial brasileña de VW tiene fama por ser una de las primeras plantas de la marca en territorio no europeo. Gracias a su notable autonomía fue posible traer a la vida a Volkswagen Brasilia, un ejemplar no solamente querido en el país amazónico sino en toda América Latina.
El #ViernesVintage pasado vimos la historia de Fiat 500 como uno de los vehículos de motor trasero más exitosos en la historia. Brasilia no solo cae en esta categoría sino que desde su concepción a finales de 1973, es el representativo ideal de la marca en términos del hatch de tres puertas.
Volkswagen Brasilia adoptó su nombre de la capital de Brasil a pesar de haber sido fundada apenas 10 años antes. Esto se debe a que en septiembre de 1970, Rudolf Leiding, presidente de Volkswagen do Brasil, retó a los diseñadores e ingenieros a reinventar el famoso Beetle pero pensando con clientes brasileños en mente.
En su momento, la idea para Brasilia era reemplazar a Fusca, apodo con el que conocían a Vochito en Brasil. El objetivo principal siempre fue realizar un ejemplar más práctico, económico y grande que el Fusca brasileño.
Durante tres meses, más de 40 diferentes prototipos fueron realizados. Combinando el motor enfriado por aire de la Combi así como el chasís de Karmann Ghia, el designado Type 321 sería obra a cargo de Marcio Piancastelli.
Brasilia llegaría al mercado brasileño en 1973. Otros modelos locales que servirían como inspiración fueron el VW 1600 también basados en la plataforma del Fusca. La variante más exitosa de 1600 apodada Variant era un vehículo familiar de tres puertas que sirvió para plantear la oferta original que posteriormente iría evolucionando.
Con tantos aspectos heredados de otros vehículos, podemos decir que uno de sus principales atributos era por supuesto ese motor trasero presente en Combi y Vochito. Gracias al estilo bóxer con 55 caballos de potencia, era más que suficiente para llevar el coche de apenas 890 kilogramos de 0-100 kilómetros por hora en alrededor de 12.7 segundos.
La suspensión era básicamente idéntica a lo que se encontraba en el Vocho brasileño. Dirección de tornillo sin fin, frenos delanteros de disco, frenos traseros de tambor y una carrocería atornillada al chasís eran parte de sus características mecánicas.
Sin embargo, una de las cuestiones que llamó mucho la atención, sobre todo en nuestro país, fue la particularidad de contar con dos cajuelas. La principal era la trasera con 135 centímetros de ancho y 65 de profundidad, haciéndola muy práctica. Mientras tanto, la segunda se encontraba en la parte delantera en el sitio de la llanta de refacción.
Volkswagen Brasilia se fabricó en alrededor de un millón de unidades durante su sólido periodo de producción en Brasil de 9 años. Entre los países que exportó destacaron fueron países sudamericanos como Chile, Uruguay y Bolivia hasta sitios remotos como Nigeria y las Filipinas.
Con su afamada practicidad, en 1976 llegó su primer cambio de motor que contaba con la misma cilindrada pero con un aumento de potencia a 65 caballos. Esta nueva adaptación resultó en mayor ruido en cabina, lo que forzó a la filial brasileña a mejorar sus prestaciones.
Para 1977, Brasilia ya contaba con un circuito doble de frenos y hasta dirección colapsable para protección contra accidentes. Un año después, se adaptaron nuevas calaveras en la parte trasera para mejorar visibilidad.
Sin embargo, la verdadera noticia fue la inclusión de una versión cinco puertas. Principalmente utilizada como taxi, el público brasileño siguió prefiriendo el modelo original. Y más adelante, también llegaría Brasilia LS con un nuevo tablero así como una versión complementaria que funcionaba con alcohol y un motor 1.3 litros de 49 caballos de potencia.
Solamente un país aparte de Brasil fabricó Volkswagen Brasilia de manera local: México. Tan solo un año después de su introducción en Brasil en 1973, México ensamblaría el vehículo localmente mientras que importaba partes directamente desde el país amazónico.
El motor era la principal diferencia, sin embargo. Basándose en el 1.6 litros del Vocho mexicano, se redujo la potencia a unos 44 caballos. La producción mexicana fue tan solo de 75,000 ejemplares dentro de sus ocho años en territorio nacional y de todas maneras se le recuerda como un éxito total en territorio nacional.
Al contrario del ejemplar brasileño, el objetivo aquí nunca fue reemplazar a Vochito sino complementar la gama VW en México. Situado en la gama media como una alternativa más espaciosa, cabina más grande y cajuelas prácticas, era la alternativa ideal para familias medianas.
Coincidiendo con el lanzamiento de Volkswagen Caribe, Brasilia se mantuvo como la opción económica y más rudimentaria. Pero a partir de la reducción de precio en Caribe, poco a poco fue desplazando la eventual Golf a Brasilia para tomar de manera definitiva el sitio como el hatchback preferido de VW para los mexicanos.
El estilo único del automóvil así como su presencia icónica hasta en programas como El Chavo del Ocho, Brasilia se mantiene sin duda como un ejemplar vintage realizado por latinoamericanos y más que digno para presumir.
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