Marco Scaravelli sólo tenía seis años cuando falleció el pasado sábado a consecuencia del terrible accidente que sufrió durante una sesión de entrenamientos libres a lomos de su minimoto una semana antes. ¡Suscríbete a...
Marco Scaravelli sólo tenía seis años cuando falleció el pasado sábado a consecuencia del terrible accidente que sufrió durante una sesión de entrenamientos libres a lomos de su minimoto una semana antes.
Marco y su padre habían acudido al circuito Racing Park de Viadana (provincia de Mantua, Italia) para disputar una carrera de minimotos. Durante los entrenamientos libres, el padre de Marco empujaba a su hijo por el pit-lane para llegar al punto donde se encontraban el resto de pilotos. Cuando tiró del cable para encender el pequeño motor de dos tiempos, la moto salió disparada hacia delante con Marco subido en ella en dirección a una valla que estaba colocada en uno de los laterales del pit-lane.
A pesar de llevar el casco puesto, el joven de 6 años se llevó un fortísimo golpe en la cabeza que le produjo un hematoma cerebral, además de sufrir diversas fracturas en un brazo y una pierna. Un helicóptero medicalizado le trasladó rápidamente al hospital Giovanni XXIII en Bérgamo, donde ingresó en estado crítico. Tras permanecer en coma durante cuatro días, los médicos decidieron despertarle el pasado jueves para comprobar el alcance de la lesión cerebral, pero el pequeño Marco no pudo aguantar más y terminó diciéndonos adiós durante la tarde del sábado.
«Marco luchó con todas sus fuerzas durante estos siete días», contaba su padre Cristian en redes sociales. «Los médicos han hecho todo lo posible por salvarle, le han suministrado muchos medicamentos, las curas se han sucedido sin tregua, con un compromiso máximo desde el primer al último minuto. Su físico lo ha soportado todo, era fuerte como un toro. Sin embargo el trauma sufrido en ese maldito accidente causó daños gravísimos en su cerebro, que hace unas horas dejó de tener signos de actividad, y el pequeño Marco ha tenido que ceder antre algo tan grave».
Cristian Scaravelli recuerda que «Marco ha sido siempre un niño feliz, alegre y muy generoso, dispuesto a compartir un pedacito de chocolate con mamá y papá, o un juguete con un amigo. Hoy, sin embargo, ¡se ha superado!». Y es que el pequeño Marco le ha dado una nueva oportunidad a otros cinco chavales al donar sus riñones, el higado, los pulmones y el corazón, cinco órganos que llenarán de alegría a otras tantas familias desesperadas.