Te contamos la gloriosa historia y origen del Ford Maverick en México, sus especificaciones y legado cultural
La necesidad es la madre de toda invención. Como vimos la semana pasada con Volkswagen Caribe, la década de los 70 representó una etapa dura para las grandes compañías automotrices. En el caso del mercado norteamericano, la amenaza llegaría por el precio de la gasolina y Ford Maverick sería su salvador.
Bautismo por petróleo: sus orígenes
Para finales de los 60, Ford ya contaba con su insignia más reconocible: Mustang. El semental galopante era el modelo más reconocible del gigante azul. Emocionante, poderoso, barato; no existía mejor oferta.
Desafortunadamente, no todo serían laureles y borracheras para Ford. La Guerra del Yom Kimpur haría entrar a los Estados Unidos en una crisis petrolera brutal al cortarse la producción global en 5% mensualmente. El precio de la gasolina subió hasta costar 2.25 dólares el galón. Naturalmente, los primeros en resentirlo fueron las compañías automotrices. Entre ellas, Ford se dio cuenta de su enorme problema.
¿Cómo mantienes las ventas si tu producto insignia es un muscle car emocionante pero gastalón?
La compañía norteamericana no podía quedarse de brazos cruzados. Las ventas disminuían e incluso amenazaban la supervivencia de Ford. El gigante azul necesitaba idear un vehículo que sus clientes consideraran emocionante y juvenil pero al mismo tiempo más económico que el Mustang. De ahí, nace Ford Maverick.
Deportivo, de larga nariz, poderoso y eficiente, Ford Maverick nace en 1969 con un precio inicial de tan sólo 1,995 dólares. Ford lo posicionó en lugar del ya extinto Falcon pero siempre resaltándolo como un muscle car de verdad. Con su parrilla lineal de faros redondos, similar a su hermano mayor pero con una distancia entre ejes corta; Maverick fue un éxito rotundo en ventas gracias a su buen precio y buena oferta de motor.
Maverick en su versión Grabber contaba con un motor de 8 cilindros de 140 CV y tracción trasera. La caja de 4 cambios manual llegaba a producir una velocidad máxima de 179 km/h y con un consumo de 6.1 kilómetros por litro. La oferta comenzó al con un modelo de dos puertas pero más adelante se ofrecería una carrocería de 4 puertas pero al no ser tan popular como la versión original lentamente fue desapareciendo.
No sólo era el coche más vendido de Ford, el Maverick era tan barato de producir que llevó a los responsables del gigante azul a considerar fabricarlo en países de economías emergentes. 1970 sería el año en que Maverick llegaría a producirse en México. Mientras tanto, en Brasil, Ford lanzaría el vehículo hasta 1973 pero se distinguía del modelo norteamericano al contar con un motor de origen Willys, al resultar más económico.
Ford Maverick sería tan exitoso en nuestro país (algunos debaten que incluso más que en Estados Unidos) que Ford produciría un “Maverick mexicano”. La versión Shelby, ideada por Eduardo Velázquez, destacó con autopartes de aluminio, neumáticos especiales Shelby, detalles como el tacómetro exterior montado en al aleta delantera izquierda y emblemas especiales distinguiéndolo de la versión normal. Las versiones mexicanas Shelby, producían 210 CV, lo que significó que estos modelos fueron los más potentes jamás fabricados de Ford Maverick.
Brasil también obtuvo su oportunidad de realizar un modelo exclusivo para el país amazónico, produciendo una variante station wagon así como una variante GT que producía 145 CV. Tan icónico y legendario fue el automóvil en Brasil que terminaría por aparecer en la cinta Fast Five, la quinta entrega de Rápido y Furioso; que toma lugar en Brasil. El personaje Han Seoul-Ho manejaría una variante especial del Maverick que cautivó la atención de más de uno.
Sin exagerar, les puedo decir que nuestra entrega de hoy del viernes de vintage es no sólo una leyenda sino un salvador. Si no fuera por Ford Maverick, quizá ahora mismo no estaríamos hablando siquiera del concepto de muscle car. Cuando la industria norteamericana y la supervivencia de Mustang pendía de un hilo, este pequeño y poderoso bólido salvó a Ford de una crisis que pudo haberla desaparecido de la existencia.
Este icónico modelo del gigante azul de los Estados Unidos es una de las imágenes que nos vienen a la cabeza al hablar de los representación años 70. El glamour, la emoción y la economía todo en un sólo paquete.
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