Chevrolet Bel Air me recuerda a un relato muy común dentro de la colección de historias y fábulas en nuestra cultura es el típico cuento del esclavo que se vuelve príncipe. Una historia que...
Chevrolet Bel Air me recuerda a un relato muy común dentro de la colección de historias y fábulas en nuestra cultura es el típico cuento del esclavo que se vuelve príncipe. Una historia que nos motiva a superarnos y que podemos encontrar mucho en el mundo automotriz.
La particularidad de este vehículo sin embargo es que es exactamente o opuesto. Este #ViernesVintage les traigo un vehículo que empezó en lo más alto para bajar escalones debido a las necesidades del mercado automotriz y eventualmente desaparecer en la gama de la marca.
La primera generación de Chevrolet Bel Air partió en 1950 con un diseño nunca antes visto. Con una carrocería de techo rígido pero con estilo de convertible, este vehículo de dos puertas era una nueva visión para la marca.
Bel Air además fue concebido por Chevrolet desde un inicio como su alternativa de alta gama. Con un precio de 1,741 dólares y con suspensión frontal independiente, todos los modelos solamente venían en el paquete DeLuxe con acentos de cromo y la idea de lujo como estandarte.
Para sus motores, existieron básicamente dos alternativas para el cliente, ambas en seis cilindros. La oferta básica, un 3.5 litros de 106 caballos con una caja de tres velocidades. Sin embargo, también estaba un motor apodado Blue Flame en línea con 3.9 litros de 115 caballos y pistones de aluminio para mejor desempeño.
Después de la prueba de su éxito en el mercado, Bel Air comenzó a ofrecerse en versiones coupé, sedán de dos o cuatro puertas y hasta un convertible.
Después de su rotundo éxito, la segunda generación de Chevrolet Bel Air comenzó en 1955 y destacó con incrementos de peso y longitud. Comenzó a ser apodado “The Hot One” en la publicidad de GM debido a su diseño limpio y con una parrilla estilo Ferrari.
Para esta ocasión, Bel Air incorporó por vez primera una opción V8 y cajas automáticas Powerglide de dos velocidades además del estándar de 3. Este nuevo motor de 4.3 litros V8 estaba listado en potencia a 162 caballos de potencia, una grandísima diferencia en comparación con el modelo pasado.
La aceleración reportada con el Powerglide era de 0-100 en aproximadamente 12.9 segundos además de buena visibilidad y un manejo bastante confortable. La inclusión de aire acondicionado apoyó a convertirlo en una gran opción para un vehículo de uso diario. Más velocidad combinado con lujo y un coche de gran apariencia garantizó su éxito en este segundo lapso.
La tercera generación de Chevrolet Bel Air sin duda fue algo excepcional en el sentido de que solo estuvo en oferta durante un año. Esta versión destacaba en ser más baja, todavía más larga y por lo tanto pesada que su antecesor.
1958 también vio nacer el primer big block V8 de la marca, un 5.7 litros de 348 cu y manteniendo las mismas carrocerías extensas de la generación pasada. Otra gran ventaja fue que contrario a la oferta en Pontiac, Oldsmobile, Buick y Cadillac; este vehículo no estaba repleto con insertos de cromo así como su parrilla y faros pequeños le dieron el apodo de “Baby Cadillac”.
A pesar de ser un año en recesión, los clientes apreciaron muchísimo este modelo y contribuyó a arrebatarle el título de la marca norteamericana más deseada a Ford, superándolo incluso en ventas. Flores y laureles por todos lados.
La cuarta versión de Chevrolet Bel Air vería por primera vez un cambio radical. Este coche era totalmente nuevo en todos los sentidos. No tanto para Bel Air sino en el mundo automotriz, debido a que no existía algo similar ofrecido en ninguna otra marca.
El cambio visual más notable fueron por supuesto las alas en la parte trasera así como sus faros al estilo ojo de gato. Todavía más largo que el modelo anterior, esto convirtió al Bel Air en el coche más extenso dentro del rango de precio para la marca.
Sin embargo, aquí empezó lo que podríamos dictar como “retroceso” para Bel Air. Por primera vez pasaba a formar parte de la gama de precio medio en Chevrolet. Además, vendría con una reducción de carrocerías a un sedán o hardtop, ambos de dos o 4 puertas, abandonando el convertible.
Finalmente, en cuanto a potencia regresó el 6 cilindros de 3.9 litros además de un small block y un big block V8 para los que deseaban un poco más de velocidad. En su versión básica se producían 290 caballos mientras que el tope ofrecía hasta 315.
Chevrolet Bel Air en su quinta generación perdería radicalmente tamaño. Con una carrocería más baja y compuesta con diversos materiales además de hojas de metal, también vio cambios radicales en potencia.
Aunque se mantuvo una motorización similar, la potencia en la oferta estándar se reducía a 135 caballos la oferta básica. Sin embargo, ante la caída en ventas y falta de entusiasmo de los amantes a la velocidad, al año siguiente llegaría un nuevo motor V8 de entre 250 hasta 409 HP dependiendo su versión.
Otro detalle que quizá pudo influir en la baja de su popularidad era su difícil distinción entre los modelos ya existentes Biscayne e Impala. Esta nueva gama media de Chevrolet comenzaba a tener coches muy similares entre sí.
Una estética totalmente nueva, un aumento de longitud pero con una misma distancia entre ejes y más oferta en carrocería destacó en la sexta generación de Chevrolet Bel Air.
Esta vez, el poder de personalizar para el cliente estaba claro con sus 10 diferentes ofertas de motor, desde 6 cilindros hasta un V8 y comenzando en 155 caballos para llegar hasta los 385. Sin embargo, existían menos opciones en carrocería al solo contar con un sedán de 2 o cuatro puertas y una versión station wagon de 4 puertas.
Hubo también un esfuerzo para distinguirse de su hermano Biscayne. Distintivos en la parte trasera, una consola central más ligera y capacidad de hasta nueve pasajeros en la versión station wagon ayudó a recuperar ventas de forma notable. La plataforma B de General Motors se convirtió en la cuarta más vendida en la historia después de la de Volkswagen Beetle, Ford Model T y Lada Riva.
La despedida de Chevrolet Bel Air llegó en su séptima generación ante exigencias de General Motors. Con la introducción de Chevrolet Caprice como modelo de lujo y Biscayne como vehículo de entrada, Bel Air pasó a ser la oferta “media” entre ambos.
Ofrecido por la marca ya principalmente como automóvil de flotilla, Bel Air pasó a ser más económico que antes en todos los sentidos. La transmisión pasó a ser solamente de 3 velocidades ya sea estándar o Turbo-Hydramatic en dos ofertas de 6 cilindros o motores V8.
La finalización del ciclo de vida de este automóvil comenzó a hacerse evidente tras la descontinuación de la popular versión anterior del sedán de dos puertas. Con la competencia de Ford LTD y la existencia de Caprice e Impala que se vendían mucho mejor, eventualmente, los últimos Bel Air serían fabricados en 1975.
Toda esta historia me recuerda cómo el mundo está cambiando constantemente. Y como un coche desaparecer tan simplemente por necesidades del mercado. Sin embargo, recordamos este gran vehículo que en sus épocas de gloria fue uno de los más codiciados vehículos norteamericanos.
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