Yamaha Stryker rudeza muy necesaria

Cuando pensamos en las motos Yamaha de inmediato nos remitimos a las unidades deportivas y uno que otro scooter, pero la marca al igual que Honda, Kawasaki y Suzuki tienen un mercado de motocicletas custom, algunas más famosas que otras, y de hecho en el vecino país del norte Yamaha comercializa sus motos de ese segmento bajo el nombre Star.

La prueba que realizamos fue en ciudad y carretera, con la Stryker 1300, en la versión personalizada que podemos ver en la galería (moto negra) y también tuvimos un tiempo la versión de serie (roja) que no cambian en prestaciones sólo a nivel visual. Y vaya que lo hacen ya que la moto que trajimos contaba con muchos elementos como rines, puños, retrovisores, posa pies, y algunas molduras cromadas que resaltan con el tono negro del chasis y motor.

REVISA AQUÍ TODAS LAS FOTOS DE LA YAMAHA STRYKER 1300

Luego de darnos el tiempo de ver los detalles de la moto, nos damos cuentas de las dimensiones de la misma y es bastante grande, primero con el largo total que es de 2.530 mm, ancho de 860, y una altura de apenas 1.130 mm, por lo que la altura del asiento al piso es de apenas 670 mm, si a lo anterior le sumamos un peso de 293 kg, nos podemos dar una idea fácil de lo imponente de la Stryker.

En el plano mecánico cuenta con un motor bicilíndrico de 4 tiempos enfriado por líquido, que genera 70 hp y un par motor de 74 lb-pie, la transmisión de potencia a la llanta trasera es por medio de banda y la caja de cambios es de 5 marchas.

Al ponerme al mando de la moto destaca la comodidad tanto del inmenso asiento como la postura de manejo, que hacen que se pueda circular durante varias horas. Los primeros días entre semana se los dediqué a la calle donde se convirtió en el vehículo de uso diario, en esos momentos destacó la relativa ligereza del chasis así como la carencia de vibraciones del motor, además de tener un ruido ronco muy contenido que sólo surgía al acelerar.

La entrega de potencia es contundente y pareja pero gentil con el acelerador por lo que no será un problema en la circulación con el tránsito diario, de hecho en este punto el clutch es relativamente suave lo que facilita nuestro manejo diario. La altura de la moto permite un buen movimiento de cadera para poder maniobrar en espacios cerrados, aunque sobra decir que ese tipo de maniobras no son la especialidad de este tipo de motos.

Pero la carretera es el ambiente natural de la Stryker por lo que llevé la moto a una reunión con una ruta que nos enfrentaría a rectas caminos de paga y curvas cerradas en el Estado de México. Los largos tramos de cuota permitieron dejar ir todo el acelerador dejando sentir toda la potencia del motor de manera gradual, permitiendo realizar un cambio rápido y sin golpes.

La velocidad punta en un tramo que me lo permitió ascendió hasta los 185 km/hr, lo cual es algo muy respetable en una moto de este segmento. El peso y configuración baja de la moto permitían que a esas velocidades la moto fuera estable en todo momento aunque claro el conductor recibe todo el aire y tenemos que tomar el manubrio hasta con las uñas.

Al llegar a la zona sinuosa comencé a sufrir ya que la altura y lo ancho de la Stryker juegan en su contra y si sumamos los posa pies tenemos que al inclinar la moto para tomar una curva tallaremos dichas partes, lo cual antes de acostumbrarnos nos asustará de vez en cuando.

Un punto que podría mejorarse es el del consumo de combustible ya que en dicho trayecto tuve que pasar un par de veces a la gasolinería, algo que va directamente proporcional a la entrega de potencia que si bien es suave si exige tener la moto a un nivel alto de revoluciones por lo que el consumo se eleva.

En conclusión la Stryker es una excelente opción de moto de viaje para aquellos que no les gusta el estilo Harley Davidson, la visión de Yamaha apuesta por tecnología y comodidad, si bien el consumo es un problema en este tipo de motos no estaremos buscando siempre la línea roja del tacómetro ni estar hasta arriba en velocidad y créanme, aquí si lo hicimos y fue divertido.

Ricardo Silverio

Cuenta cuentos profesional, con un especial gusto por la velocidad, y una calma innata por vivir mientras el mundo gira a prisa. De gustos extremos nacidos en el ciclismo y luego evolucionados al mundo motorizado. Aquel que puede pasar horas viajando en una carretera o un instante en las pistas de competencia, aunque viviendo, volando y dejando todo problema en el camino en mi motocicleta. De gustos particulares y enemigo de los autos aburridos que no transmitan sensaciones de manejo.

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