Ayrton Senna da Silva, a 20 años de tu partida

Cuando se llega a veinte años de cualquier cosa se debe hacer una pausa, lástima que en esta ocasión, 1º de mayo del 2014 se cumplan 20 años de la partida de “Magic Senna”, como lo conocimos y reconocimos en su leyenda.

Más grande incluso que la muerte, a la cual burló en múltiples ocasiones sin –necesariamente– impactarse, ya que fue uno de los pilotos que manejó al límite de sus capacidades y de las del coche durante el mayor número de vueltas.Al día de hoy no es que la Fórmula 1 haya perdido el espíritu competitivo de quienes la corren, sino que se juega tanto y hay tanta inversión en el asfalto, que se debe cuidar el coche, motor, neumáticos, tiempo y, por qué no, el error humano, casi como si el piloto no importara demasiado.

Ayrton Senna se coronó campeón de la máxima categoría a bordo de McLaren en tres ocasiones, dando brillo a una época dorada del equipo fundado por Bruce McLaren y comandado por Ron Dennis hoy en día.1988, 1990 y 1991, son los años que recordamos a Senna en todo lo alto dejando una gran rivalidad en la F1, en contra de “El Profesor”, Alain Prost, campeón en cuatro ocasiones.

Según cuentan los libros, Ayrton recibió su primer automóvil, de un caballo de potencia, a la edad de cuatro años, compitiendo por vez primera a los 8 en contra de rivales mucho más grandes de edad. Senna ganó en el sorteo el número 1 y a partir de ese momento no descansaría hasta conservarlo. Compitió en karting a los 13 y ganó su primer campeonato en 1976. “El kart me proporcionó muchos momentos de placer y excelentes recuerdos. Nunca el pilotaje fue tan divertido como en kart. Allí aprendí muchas cosas. Mucho de lo que uso en la Fórmula 1 lo aprendí en kart», mencionó “da Silva” en múltiples entrevistas.

Adicionalmente, se sabía que cuando la lluvia llegaba al circuito no habría manera de que Ayrton se viera disminuido en el manejo, por el contrario, llegó a ser uno de los pilotos más dominantes en este departamento, quizá el que más. Según su hermana, Senna no era hábil en este tipo de condiciones, pero perfeccionó su técnica hasta conseguir lo que quería, ir más rápido que los rivales bajo la lluvia.

Su trayectoria lo envía a Inglaterra, brindándole una oportunidad para desarrollar sus habilidades a bordo de un monoplaza, Senna responde consiguiendo el campeonato británico de 1982 y los campeonatos de Europa y Fórmula Ford 2000, Ayrton era observado ya por Frank Williams, quien se convertiría en su último Presidente dentro de la Fórmula 1.

Su llegada a F1 sucedería en el año 1984, gracias al equipo Toleman, y todo el planeta se daría cuenta de su excepcional manejo durante el Gran Premio de Mónaco.

Partió en la posición 13 y al caer la lluvia recortó y rebasó automóviles como si se tratara de un videojuego, al frete solo quedaba Prost y Ayrton lo pasó, no obstante la carrera fue suspendida y tanto el brasileño como el equipo sufrieron una enorme frustración, la historia comenzaba. Tres podios en aquella temporada, sumando dos terceras plazas en el Reino Unido y Portugal.

Con Toleman Senna pudo demostrar su valía y calidad como piloto, por lo que solamente permaneció una temporada y Lotus se hizo de sus servicios para el 85, 86 y 87. Lo primeros dos años estuvieron repletos de dulce-amargos, pero en su tercero se consiguió armar un auto competitivo y la lucha por el campeonato ya estaba en la mira gracias a Honda y sus nuevos motores. Senna da Silva ganó en El Principado y en Detroit, no obstante al finalizar el campeonato llegaría tercero con 57 puntos, una pole y seis podios. A destacar la relación del brasileño con Honda y el acercamiento de McLaren al suministrador del entonces poderosísimo V6 Turbo para el 88.

«…La elección de mi compañero en 1988 estaba entre Senna y Nelson Piquet. Cuando fui con Ron (Dennis) a Japón, a reunirnos con la gente de Honda, dije a Ron que debía escoger a Ayrton, porque era el piloto con más talento, y para mí el equipo era lo primero. Si ahora mismo fuera a empezar de nuevo mi carrera, actuaría de forma diferente, me concentraría más en mí y en mi trabajo…” “De hecho, yo podía haber dicho no a la llegada de Ayrton a McLaren. Una de mis virtudes es que normalmente, cuando tomo una decisión, no me arrepiento de ella, pero desde mi propio punto de vista, definitivamente me equivoqué en aquella ocasión!”: Alain Prost sobre la llegada de Senna a McLaren.

Así de histórica la rivalidad entre dos ases del volante, que debieron encontrarse para brindarle un sabor “sabroso” al automovilismo y construir a partir de éste el espectáculo de la Fórmula 1. El glorioso 88 fue el año de McLaren, que a nombre de sus pilotos ganó 15 carreras de 16 totales, 8 para Senna y 7 para Prost, las cuales dieron el título del Campeón del Mundo al brasileño por primera vez en su historia.

Para 1989, la rivalidad había llegado a tanto que se consideró un pacto de no agresión, supuestamente roto por Senna quien adelantó al galo después de una bandera amarilla ocasionada por un golpe de Gerhard Berger en la curva Tamburello durante el Gran Premio de San Marino. La temporada parecía totalmente para el brasileño, pero se topó con problemas de fiabilidad y con errores propios que decantaron el campeonato para El Profesor, que no cometía errores.

1990 y 1991, fueron años de intensa lucha contra Prost, primero, y Nigel Mansel, en el 91, siendo la temporada del 90 sumamente especial por haberse coronado por primera ocasión en Interlagos tras ocho años en la categoría, todo gracias a su determinación de Senna a pesar de correr la última parte de la carrera solo con la sexta marcha por problemas en la caja de cambios.

Los dos años posteriores, la suspensión y control de tracción activa de Williams dominaría las pistas sin problema alguno, los McLaren o cualquier otro vehículo no ofrecía oposición a esta nueva tecnología que permitía ir mucho más rápido en las curvas. En el 92 Senna consiguió tres triunfos y ayudó a la recuperación del piloto Erik Comas en el Gran Premio de Bélgica, auxiliándolo posterior a un impacto sufrido del francés. Ayrton terminó 4to del mundo por detrás de los Williams Mansell y Pastrese, y del joven piloto Michael Schumacher a bordo de Benneton.

Para el 93, Senna firmaría una cláusula de contrato carrera tras carrera con McLaren, evaluando los avances del automóvil que sería competitivo, pero no al ritmo que se necesitaba para competir con el FW15 de Alain Prost, pero incluso así, Senna consiguió tres victorias: Mónaco, Australia y Japón, llegando segundo en el campeonato por delante de Damon Hill, que pilotaba una máquina bastante superior.

Tras vencer la cláusula de recisión impuesta por Alain Prost al equipo Williams, que expresamente mencionaba que no compartiría plaza con el brasileño, Senna partía como el favorito en la carrera, no obstante, el bólido había perdido las grandes ventajas de la suspensión activa y el control de tracción, seguía siendo más rápido en recta, pero era difícil de maniobrar, a tal grado que debieron realizarse ajustes a la medida de Ayrton, según se cuenta en una de las versiones hasta llegar a acortar la barra de dirección para dar más espacio en el habitáculo.

Senna firmaba el peor inicio de su carrera y a 20 puntos del líder del Campeonato, Michael Schumacher, aún a pesar de haber conseguido la pole en las dos primeras competencias. Llegó la tercera fecha y Ayrton partía nuevamente de la posición de privilegio. El fin de semana había sido trágico, Roland Ratzenberger se impactaría de frente tras perder el control de su vehículo y se fracturaría la base del cráneo perdiendo la vida instantáneamente, el mismo fin de semana, pero el viernes, Rubens Barrichello sufriría un accidente fuerte y quizá el ambiente hacía que el tres veces campeón no quisiera correr. Según gente cercana s ele notaba ausente.

No obstante Ayrton arrancó su bólido para comandar las acciones, mientras el coche de seguridad ingresó a consecuencia de percances en la largada. Senna se mostraba impaciente de que el automóvil “de calle” no fuera más rápido, lo que enfriaría el caucho de las gomas.

El coche de Senna mostraba algunos desperfectos en la barra de dirección que se movía de manera extraña a consecuencia de un arreglo que los mecánicos realizaron a fin de que Ayrton se sintiera más cómodo al interior del monoplaza, y según los reportes al llegar a la curva Tamburello una vez reiniciada la carrera, se rompió la barra de la dirección enviando al brasileño a más de 300 kilómetros por hora contra el muro, la velocidad se redujo a 211 km/h gracias al frenado de Senna, que quedó inconsciente por el golpe de un neumático contra su cabeza y –más aún– por la varilla de la suspensión que atravesó el casco del triple campeón causándole traumatismo craneoencefálico. Senna perdió la vida oficialmente en un hospital de Bologna, pero existen reportes y teorías que indican que murió al instante. Según testigos y reporteros, el brasileño requirió una enorme suma de plasma en transfusión, hasta 4.5 litros durante el tiempo en pista y traslado al hospital, sufriendo primeramente muerte cerebral y un paro cardiaco que extinguió la vida de nuestro héroe.

Si la carrera debió o no suspenderse tras la muerte del piloto austriaco del día de la calificación es otra historia, lo cierto es que Senna partió un 1º de mayo de 1994 y que hoy, precisamente se cumplen 20 años de aquel momento que dejó a un Brasil sin su ídolo, y al mundo del automovilismo conmocionado y obligado a actuar a favor de la seguridad de los circuitos en beneficio de los pilotos.

A partir de ese momento ningún otro “volante” de Fórmula 1 ha perdido la vida, y cada uno de los actores principales de este tipo de competiciones que recuerdan a Senna, lo hacen con respeto y admiración. Si fue o no el más grande no lo sabemos, los números son fríos y las opiniones, varias, pero los nombres y testimoniales de ex-campeones mundiales afirman que cuando se escribe de Senna, se debe reconocer al piloto más osado que jamás haya existido; vivía para correr y corría para vivir…

ESCRITO PORMarco Alegría

Entusiasta de la comunicación y la actividad del periodismo ejercidos con profesionalismo. Manejo desde los 13 años, pero –en la actualidad– sigo jugando a los carritos.