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¿Se acuerdan del Rover 75? Se trata de uno de los sedanes ejecutivos más peculiares introducido a finales de siglo XX con claras intenciones de revivir el diseño británico deportivo clásico de los 70...
¿Se acuerdan del Rover 75? Se trata de uno de los sedanes ejecutivos más peculiares introducido a finales de siglo XX con claras intenciones de revivir el diseño británico deportivo clásico de los 70 pero con un toque moderno.
Introducido en los 90, el coche pasaría su vida bajo la tutela de dos dueños con filosofías totalmente distintas. Afortunadamente, alcanzamos a probar en México este extraño sedán que por su inusual diseño inmediatamente cautivó las miradas de los entusiastas automotrices.
La idea del Rover 75 empezó justo después de la adquisición de Rover por parte de BMW en los 90. La estrategia del fabricante alemán consistía en partir con 3 modelos para la marca Rover: un sedán de largo tamaño de nombre Flagship, un vehículo más pequeño con el nombre código de Eric y lo que eventualmente sería el modelo 75.
Debido a complicaciones con la plataforma y problemas con el presupuesto, BMW optaría solamente a producir el modelo 75. Con poca interferencia por parte del gigante alemán, tanto los ingenieros como los diseñadores de Rover concluyeron que una estética clásica con inspiración inglesa era lo mejor para este totalmente nuevo carro.
Utilizando programas de realidad virtual, el coche finalmente debutó en el Birmingham Motor Show el 20 de octubre de 1998. Construido inicialmente en Cowley, Inglaterra; BMW eventualmente trasladaría su producción hacia Longbridge con la idea de preservar su ADN inglés por encima de cualquier cosa.
El Rover 75 partió desde un inicio como un vehículo aspiracional específicamente diseñado para los amantes del look vintage. No obstante, BMW se aseguró de otorgarle múltiples opciones de motorizaciones para todo tipo de necesidades que pudieran tener sus clientes.
Por ejemplo, los primeros motores que debutaron en el vehículo fueron dos configuraciones de un 4 cilindros con 1.8 y 2.5 litros respectivamente, ambos con una potencia de 118 caballos. Poco después, la marca adaptó un V6 con 2.0 litros a partir del año 2000 que subía los caballos a 148.
Estos motores relativamente conservadores beneficiaron a Rover ampliamente porque significó una fácil exportación a mercados internacionales con restricciones de bióxido de carbono. Tanto así que cuando llegó el 75 a México se convirtió en el primer Rover en venderse en territorio latinoamericano desde el Sterling en 1987.
Llegando el nuevo milenio, el Rover 75 obtuvo diferentes variaciones a la carrocería y actualizaciones constantes. La primera fue una versión de estilo vagoneta disponible solamente en Europa que se caracterizó por ser líder de su clase en espacio de cajuela con hasta 1,222 litros de capacidad.
Experimentando con configuraciones más grandes, Rover adaptó una versión alargada del 75 llamado Vanden Plas en 2002. Esta versión añadía 200 milímetros a los asientos traseros y estaba diseñado para ser utilizado como vehículo de jefes de estado como Tony Blair.
Finalmente, Rover anunció en 2004 en el Auto Show de Ginebra un totalmente nuevo motor para su 75. Se trataba de un V8 basado en un motor de Ford con amplias modificaciones. Este motor de 4.6 litros llegó a erogar hasta 256 HP con 302 libras pie de torque y una aceleración de 0-100 kilómetros por hora en 7 segundos. Cifras sorprendentes para un sedán ejecutivo.
Aunque Rover 75 en su debut no logró superar las ventas del Serie 3 en BMW y Audi A4, en Inglaterra el coche fue todo un éxito. Después del cambio de manos de Rover de BMW a MG Group en el año 2000, el coche de todas maneras mantuvo buenas ventas a nivel internacional.
Sin embargo, el primer golpe llegó con el lanzamiento de Jaguar S-Type, coche que utilizaba una filosofía de diseño clásico muy similar. Pero el último clavo al ataúd vino en 2005 cuando MG Group se declaró en bancarrota.
El modelo 75 vería su última versión, el 75 CDTi Connoisseaur en ese mismo año, todo a pesar de seguir teniendo ventas sólidas. A pesar de ello, recordamos a este coche de ADN inglés con mucho cariño no solamente por venderse en México. Sino también por atreverse a otorgar un diseño arriesgado e interesante que al día de hoy sigue llamando la atención por donde pasa.
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