Fabricado en Alemania y Sudáfrica, fue el convertible por excelencia de Mercedes-Benz.
La cara definitiva del convertible clásico alemán de los 90’s sin duda alguna es el Mercedes-Benz SLK. Las siglas vienen de las palabras alemanas sportlich (deportivo), leicht (ligero) y kurz (corto). Descendiente de la línea C, pasaría a convertirse durante 24 años en uno de los modelos insignia para la marca de origen teutón.
El Mercedes-Benz SLK está basado en dos versiones conceptuales que surgieron a partir de 1993. Ambas destacaban por ser vehículos de dos plazas con un techo metálico retráctil que utilizaba tecnología eléctrica e hidráulica. El llamado “vario roof” conceptual de la firma de la estrella tardaba alrededor de 25 segundos para operarse.
A partir de este diseño patentado, el modelo de producción de SLK no llegaría sino hasta el 22 de abril de 1996 en el Auto Show de Turín. Basado en la plataforma W202 de la Clase C compartida por el Chrysler Crossfire, el 190SL y el 300SL, el coche medía poco menos de 4 metros de largo y pesaba 1.195 toneladas en su versión básica.
Uno de los distintivos cruciales para la primera generación de Mercedes-Benz SLK era su equipamiento interior. El equipo estándar en el coche incluía asientos eléctricos, dirección eléctrica, aire acondicionado de doble zona, espejo retrovisor con dimmer y llantas de aleación. Para el equipamiento de seguridad, contaba con bolsas de aire para ambos asientos, frenos ABS y control eléctrico de estabilidad.
Existieron 4 niveles de gama para el convertible. SLK 200 era su versión más económica. Vendida exclusivamente en Italia, Holanda, Portugal, Grecia y Turquía; adaptaba una transmisión manual de 5 velocidades y contaba con un 4 cilindros con una potencia de 134 caballos.
SLK 200 Kompressor ya contaba con un 2.0 litros de 4 cilindros que aumentaba la potencia a 189 HP con un 0-100 en aproximadamente 7.7 segundos. Para la versión más equipada, SLK 320, utilizaba un V6 de 215 caballos de potencia con una aceleración de 0-100 en 6.9 segundos.
Como el resto de los modelos de la firma de la estrella, Mercedes-Benz SLK eventualmente recibiría una versión AMG con un motor hecho a mano en 2001. Diseñado para competir contra BMW M Roadster y Porsche Boxster S, el vehículo adaptó la transmisión automática 5G-Tronic.
De los 4,333 ejemplares producidos se distinguía por escapes más pronunciados y frenos más grandes. El coche lograba erogar hasta 349 caballos de potencia en su 3.2 litros supercargado V6. Gracias a su peso extremadamente ligero, el vehículo lograba una aceleración de 0-100 en 5.2 segundos y una velocidad tope de 250 kilómetros por hora.
Durante 24 años, SLK se produjo en tanto la fábrica de Bremen en Alemania como en East London, Sudáfrica. Vendiendo un total de 311,222 modelos solamente para su primera generación entre 1996-2004, SLK se consolidó como uno de los convertibles icónicos a finales del siglo XX.
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