Solamente 453 ejemplares producidos en la historia.
Sobra decir que los súper coches generalmente reciben generosa atención por parte de los entusiastas. Pero de vez en cuando hay alguno que otro modelo que termina en la obscuridad, muchas veces sin una buena razón. Tal es el caso de BMW M1, un coche deportivo de herencia italiana que sorprendió al mundo en los setentas por sus capacidades y diseño.
Con una historia complicada involucrando cambios de última hora y retrasos inesperados, este vehículo de la firma teutona ha ganado un seguimiento de culto desde entonces. Incluso al punto de motivar a BMW a lanzar coches conceptos modernos basados en este clásico del milenio pasado que ha permanecido como una leyenda de su catálogo.
El BMW M1 nació, como muchos súper coches de la época, de las ganas por competir en el deporte motor. El fabricante alemán necesitaba de un modelo para competir en la carrera Group 5 contra Porsche y generar posicionamiento de marca. El entonces jefe de la división deportiva en BMW, Jochen Neerspach, insistió en que el coche forzosamente necesitaría una configuración de motor central para poder competir.
Inmediatamente hubo un problema. Una de las reglas estipuladas en la carrera es que todo coche participante tenía que tener al menos 400 ejemplares de producción. Incapaces de lograrlo solos, BMW buscó la ayuda de un fabricante con experiencia en coches deportivos: Lamborghini.
Lamborghini se encargaría de fabricar el chasis del coche, ensamblar los prototipos y eventualmente producirlos. Desgraciadamente, la situación financiera del fabricante italiano obligó a BMW a retomar por completo la producción del coche. Este retraso le costó a la marca siete prototipos ya hechos que obligaron a la marca considerar la carrera del Grupo 4 en lugar del Grupo 5.
A pesar de las dificultades, BMW M1 se construyó totalmente a mano entre 1978 y 1981 bajo la división deportiva de la marca. El cuerpo de fibra de vidrio preservó su ADN italiano gracias a un diseño por el legendario Giorgetto Giugaro, autor de coches como el DeLorean y la VW Caribe.
El primer M1 en la historia utilizaba un motor de gasolina de 6 cilindros diseñado por Paul Rosche. Generaba una potencia total de 273 caballos y 243 libras pie de torque en un chasis que pesaba 1,300 kilogramos solamente. El resultado es una velocidad tope de 265 kilómetros por hora acoplados a su transmisión manual de 5 velocidades. Una cifra impactante para un coche de la época.
Otras características notables son una suspensión más suave para mejor manejo y neumáticos especializados Pirelli para su desempeño total en pista. Al interior, podíamos ver la mitad en piel y la mitad en tela, la gran parte tomada de otros modelos de BMW. Aire acondicionado, un estéreo y vidrios eléctricos eran algunas de las comodidades en el M1.
El inicio complicado de BMW M1 no lo detuvo de conseguir el éxito que buscaba en el deporte motor. Fabricado en Modena, Italia, el vehículo a mano del legendario Niki Lauda y Nelson Piquet ganaron la temporada de 1979 y 1980. Sin embargo, sus mejores épocas las vivió en 1984 al ganar la carrera del mítico Grupo B.
Debido a su difícil producción hecha a mano que involucraba incluso a sus motores, solamente existieron 453 ejemplares de producción. Con solamente 399 de ellos destinados al público y el resto para las carreras, M1 se convirtió en uno de los modelos más raros en su historia. Y por lo tanto, uno de los súper coches más codiciados en el planeta.
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