Le interesa la industria de cualquier tipo, sus números y sus regulaciones, pero a mi me toca hablar de la automotriz, pues con ella millones tienen trabajo.
La pregunta es mucho más amplia: ¿por qué ha importado, hemos construido y promovido una industria automotriz fuerte? Mire, a usted mexicano, le interesa la industria de cualquier tipo, sus números y sus regulaciones, pero a mi me toca hablar de la automotriz, pues con ella muchos millones tienen trabajo. Si tiene la fortuna de que ese trabajo esté dentro de un corporativo o planta de ensamble, ya sea proveedores de cualquier nivel o de vehículos, el trabajo le puedo asegurar tiene estándares mundiales de seguridad, protección, inclusión, desarrollo personal y prestaciones según la ley y a veces más que eso. Mire, lo que beneficia a los mexicanos en su conjunto nos beneficia a todos, analice estos números pues recordemos que todo lo que se mide es lo que se puede evaluar en impacto, mejorar o cambiar, yo pienso, como lo he visto las últimas cuatro décadas, que deberíamos aún, mejorar estos números, pero escuche: el Producto Interno Bruto (PIB) del país –el indicador de la economía que cuantifica el valor de toda la producción de bienes y servicios finales de un país o entidad y que permite saber el rumbo en general de la economía–, de ese número, la industria automotriz colabora con 3.7%, ¿le suena bajo? Déjeme le doy otro ángulo, si de ese valor quitamos servicios y dejamos bienes, el llamado PIB manufacturero del país colabora con 20.2% del mismo, es decir, una quinta parte de todo lo que produce México es en la industria automotriz, si aún quiere ver el impacto pues algunos podrían decir aún tenemos un 80% de otras producciones incluyendo la industria alimentaria –la única que supera la contribución de la automotriz– déjeme ponerlo en términos llanos, corra 5 kilómetros, ahora intente llegar a 25, llegue a 20 y ahora intente correr a 100 km, es exponencial el esfuerzo que se hace, no es una quinta parte es parte fundamental del país.
Le doy otros números. Uno de cada cinco empleos de manufactura en el país es en la industria automotriz, hay más de 800 mil empleos directos –esos que pagan impuestos, tienen prestaciones, ven por el bienestar de sus comunidades, los que cuesta trabajo crear pues dependen de cuantiosos estudios y tiempo, para hacer inversiones millonarias extranjeras, etcétera– son en la industria automotriz. Y si pensamos que no derraman hacia otros sectores, solo vea o analice, las financieras y aseguradoras, vea a donde llega una concesionaria, planta, etcétera, lo que sucede. En el país se calcula con cifras de INEGI y organismos del sector que impacta a 90 actividades económicas en el sector secundario, de ellas, 70 en comercio y servicios, las que le digo como estaciones de servicios, reparación y venta de llantas, refacciones, etcétera.
Si aún así el número le parece halagador, pero quiere otro lente para verlo o aún no lo convenzo de su importancia, déjeme decirle que en la balanza comercial nos dejó 71,000 millones de dólares (sí, setenta y un mil millones de dólares, piense en un millón de dólares, luego en 70, ahora multiplíquelo por mil y aún añada mil millones más) más de lo que importamos lo que se llama una balanza superavitaria. Nada despreciable para un país que despega como México.
Y bueno… cómo nos ven afuera si aún quiere otro lente de la industria, como un México productor, de gran calidad, de clase mundial, con estándares que pueden vender en cualquier país del mundo, con mano de obra súper calificada y que puede ensamblar cualquier marca, lo digo pues si miro el mapa del mundo donde producen vehículos –recuerde que ya hacemos híbridos y empezaremos con los eléctricos– el número es grandioso: cuarto exportador mundial de productos de la industria automotriz.
No solo es vender, es comercializar con sus beneficios en impuestos, derrama económica, empleos, capacitación, seguridad social, etcétera.
No son, solamente, lo afortunados aproximadamente más de 1.45 millones de mexicanos y autos de empresa que compraron un vehículo este año, la industria es mucho más grande, es un motor que permea a todas las localidades del país donde hay una concesionaria de coches, motos, una refaccionaria, un taller mecánico, hasta una vulcanizadora o una gasolinera y en breve las estaciones de carga eléctrica. Si donde hay plantas, producción, muelles donde se exportan y reciben vehículos, trenes de carga hacia el mercado más grande del continente, peajes, etcétera, la industria es fuerte hoy, y nos ha catapultado a lugares inesperados hace 30 años.
Este año se fabricarán autos que nunca hubiéramos pensado en los setenta u ochenta, BMW inicia producción para el mundo, Mercedes-Benz, Audi ya está en eso, las plantas existentes están a muy buena capacidad y exportan, Mazda tiene su planta más grande fuera de Japón en Salamanca, los coreanos fabricarán el mayor número en su historia en nuestro país, Ford confirma ensamblar eléctricos en México en Cuautitlán, GM está a punto de sacar la Blazer, una camioneta de alta demanda de una de sus plantas en México, vea el desarrollo de Puebla, etcétera. Y qué le digo, de todo lo demás que está planeado y planeándose producir por la gran puerta que tiene México a nivel internacional y capacidad productiva de proveedores.
Si ahora vemos a la industria automotriz, cómo baja su mercado interno me entenderá que a todos nos interesa que vendamos en México cada día más autos nuevos por economía, por ecología, porque costó décadas construir esta industria que realmente colabora con el país, y por ello, México ha podido desarrollar lo que le cuento. Una industria fuerte, con inversionistas extranjeros, mexicanos, pequeña y media empresa, que mueve al país en sus mercancías y personas, debe verse mejor y mejor. Sin duda, una industria que hacen manos mexicanas para el mundo, así terminamos 2018, a trabajar en 2019.
@MemoLiraP