Tomé el tren bala desde Tokio a Hiroshima hacia el sur de Japón, cuatro horas de trayecto a más de 300 kilómetros por hora con algunas paradas, bastaron para llegar a la estación central de tren de la ciudad donde Mazda colabora con el 32% de su Producto Interno Bruto, una ciudad que no viviría de la misma manera a como lo hace hoy con la armadora.
Desde el estadio de beisbol llamado Mazda, hasta la gran historia de la fundación de la compañía en enero de 1920 en esta ciudad, con hechos compartidos con la población como la Segunda Guerra Mundial que la dejó virtualmente destrozada por la bomba atómica y, para Mazda, no pasaron días para ayudar a la población con asistencias en todos sentidos y reavivando la producción cuanto antes para poder salir de la gran crisis que quedaba luego de la guerra, tanto económica, industrial como anímica. En ese momento no pasaron semanas del gran impacto para que Mazda iniciara la producción, lo hizo con un vehículo de tres ruedas que bien servía para transporte de mercancías como para llevar personas, pero sobre todo para reavivar la economía y el ánimo.
Sí, así llegue a esta ciudad donde por fortuna, la bomba atómica, no destruyó el principal sitio de producción gracias a una montaña que a manera de barrera natural eliminó el efecto.
A unos 20 minutos en coche de la estación está la planta principal de Mazda que empezó producción en marzo de 1931, de hecho, junto al océano y a la postre y su modernizaciones acaba siendo al día de hoy el centro de producción que es hoy flexible, con unidades autónomas de reparto de autopartes en la línea de ensamble para lograr ensamblar distintos modelos en la misma línea, así igual ve uno en proceso un vehículo para Japón, que para Europa o México, haciendo una gran ingeniería y acabando con pruebas exhaustivas en cada uno de los vehículos producidos.
Este sitio de producción cuenta con el museo de la marca y un centro de visitantes, además la diferencia uno de los puentes más grandes que he visto dentro de una misma planta automotriz uniendo las oficinas centrales a nivel mundial y los edificios de administración a través de un río, a las naves productivas.
Es un sitio estratégico, junto al mar, donde los vehículos no viajan sino al barco que los llevará por el mundo. Dentro de esta planta se fabrican hoy en lo que conocemos como la planta “Ujina” número uno y dos, la CX-30, CX-5, CX-8, Xc-9, MX-30, MX-5, Mazda 6 y CX-5.
La reinvención de los últimos 20 años sin duda la ha vivido Mazda, contando con la preferencia de muchos clientes por la emoción de sus vehículos, fincados en un capítulo de mayor importancia al presentar conceptos donde fundaría todos sus diseños con la filosofía “Kodo”, con slogans mundiales como el “Zoom-Zoom” y ahora el “Feel Alive”, una vorágine de nuevos productos en la última década y conservando íconos como el MX-5 y potencializándose en segmentos de hatchbacks, sedanes, crossovers y a últimas fechas la presentación de sus nuevos turbos y hasta un seis en línea turbo este año, el “SkyActive” de Mazda ha sido exitoso en todos los mercados.
Hoy en día es una empresa que además ha traído toda su experiencia e ingeniería a México con inversiones que le han permitido desde 2014 producir vehículos para mercado local y exportación con más de 5,200 empleados, y particularmente en el último año elevar significativamente su participación de mercado y renovar sus distribuidoras con una nueva imagen.
Esta rica historia en Hiroshima, ese logro en ser una compañía global, con muchos centros de producción y siendo exitosa en principales mercados del mundo, ha podido fincar su éxito y México no es la excepción. Hoy en día, se ven llegar el mayor número de productos que le hemos conocido a la marca, desde las versiones “Carbon Edition” para varios de sus autos, como las grandes camionetas de lujo como la CX-90 que está iniciando ventas al momento con el seis en línea turbo e interiores de alta gama, siendo el primer Mazda que rebasa el millón, en un precio de 1,090,000 pesos.
Así el reflejo del éxito de Mazda en Hiroshima desde donde empezó todo, es a nivel mundial, encontré luego de más de 10 años sin visitarla, una empresa totalmente moderna, producción cada día más flexible, automatizada, moderna y con visión al bienestar de las personas, con la proyección ya de conversión a lo eléctrico pero centrada en el cliente del día de hoy y los mercados mundiales con camionetas únicas.
Sin duda tiene mucho a dónde crecer con la ingeniería que ha forjado, el diseño que ha impregnado en su historia actual en todos sus vehículos y en la cantidad de clientes nuevos que logra en mercados como México con ellos, así hoy, está más preparada que nunca para la competencia, cambios tecnológicos, huella de producción y gama de productos, sin duda, los tiempos difíciles en Hiroshima le han servido a Mazda para lograr lo que francamente hace unas décadas se veía difícil y hoy es una realidad.
Luego de CX-90 faltará otra camioneta este año, tomando en cuenta que ya presentó CX-50, así que encontré en Hiroshima la razón por la cual vemos a una Mazda como el día de hoy que se siente más viva que nunca, basta entrar a su museo, pasar a su línea de ensamble y ver el ambiente positivo que se vive al entrar en sus oficinas centrales.
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