Francia contaba con décadas de economía en condiciones difíciles después de la Segunda Guerra Mundial. Justo cuando el país se estaba recuperando, la necesidad de la clase media de contar con un coche compacto...
Francia contaba con décadas de economía en condiciones difíciles después de la Segunda Guerra Mundial. Justo cuando el país se estaba recuperando, la necesidad de la clase media de contar con un coche compacto y barato crecía por montones. ¿La respuesta? Renault 4.
Simple, fácil de mantener y de precio muy económico fueron las condiciones del equipo de ingeniería en la marca (muy similar a las que contaba el famoso Zapatito) para su concepción. El éxito fue tal que no sólo es nuestro protagonista de esta semana en #ViernesVintage sino que quizá es una de las razones de la actual fortaleza mundial de Renault.
Presentado en 1961, Renault 4, también apodado 4L (Quatrelle en francés) responde a su rival Citroën con el modelo 2 CV. El vehículo rival respondía a las necesidades de transporte para clientela principalmente presente en el campo.
La velocidad no era importante. Lo que se buscaba era un manejo confortable, relativa resistencia ante la rudeza de los caminos franceses, versatilidad, buen espacio en la cajuela pero sobre todo economía y simpleza de operación. Teniendo presentes todas estas consideraciones, Renault decidió sorprendentemente ir contracorriente del resto de fabricantes europeos.
Mientras la competencia utilizaba motor de tracción trasera en sus coches pequeños, la firma francesa optó por un esquema de tracción delantera propulsada por un motor 747 cc con tan solo 27 caballos de potencia. Este cambio fundamental en mecánica exigió una larga barrera de reenvío que obligó a situar a palanca en el tablero.
Renault 4 fue lanzado simultáneamente con R3, su modelo gemelo. Ambos vehículos contaban con la misma carrocería y la mayoría de los componentes mecánicos con la diferencia de que R3 tenía la versión de motor de 603 cc mientras que R4 presentaba los 747 cc.
La carrocería de ángulos muy marcados gracias a su forma cúbica muy particular, permitieron darle al cliente un vehículo ampliamente confortable al interior pero sin perder espacio de cajuela. Y eso que el coche apenas llegaba a los 3.61 metros de longitud.
Con su puerta trasera capaz de dar acceso a la cajuela y sus asientos abatibles, esta gran ventaja que terminó a poner en broncas a la competencia, dándole favoritismo para las familias jóvenes en Francia y muy pronto para el mundo entero.
La gran mayoría de los clientes seleccionó el R4 versus al R3 a pesar de tener un precio más elevado. No sólo se trataba de tener un mejor equipamiento en el R4 sino que los 32 caballos de potencia versus los 22 del R3 sin perder mucho en el rendimiento era demasiado atractivo como para ignorarse.
Después de incluso llegar con una versión Super con la apertura de la cajuela invertida y equipamiento mejorado, R4 terminaría por desplazar totalmente a R3 del catálogo y convertirse en la pieza clave para llevar a Renault al resto del mundo.
De este práctico y funcional cochecito se fabricaron ocho millones de unidades, la mitad destinada a su país de origen. No obstante, Renault 4 fue particularmente popular dentro del mercado latino al tener presencia en 9 países: Brasil, Colombia, Uruguay, Costa Rica, Chile, Perú, Venezuela, Argentina y por supuesto, México.
A nuestro país, R4 llegó en 1962 tras la firma del acuerdo entre Renault y la paraestatal Diesel Nacional S.A. (Dina) para la producción de automóvil en territorio nacional en la fábrica hidalguense de Ciudad Sahagún.
El modelo mexicano recibió el motor 845 cc, que pese a no ser más potente que la versión francesa de 747 cc, tenía la ventaja de un mejor rendimiento de combustible.
Considerado como un coche nacional por el gobierno mexicano, adquirió numerosas unidades para diferentes usos y servicios. 20,000 sedanes y 7,500 camionetas salieron de la línea de producción para fabricarse hasta 1977.
Con el tiempo, la alternativa mexicana de los 845 cc se fue adaptando en otros países. A pesar de este evolución en mecánica, sorprende decir que Renault 4 pasó la gran mayoría de su existencia sin cambios significativos en su diseño.
Las líneas básicas de la carrocería no se modificaron pero sí existieron resideños a destacar. El primer cambio llegó en 1968 y afectó básicamente al frontal con una parrilla cromada y con los faros integrados. En el interior se modificaron el tablero y los asientos.
Más adelante a mediados de la década de los setentas, el coche recibió una parrilla de plástico negro. Para 1978, la versión GTL adaptó el motor del Renault 6 con 1,108 cc que aumentó la potencia a 34 caballos.
Lo que sorprendió de este coche yo diría es el amor con el que se le recuerda en el mundo entero. En ningún lugar esto se ve mejor que en los apodos que fue acumulando.
Colombia, por ejemplo, le otorgó el apodo de “Amigo fiel” por su aguante. Argentina y Chile le apodaron la “Renoleta”, hibridación entre la palabra camioneta y el nombre del fabricante. El eslogan para el mercado finlandés “nada de grasa, nada de agua, solamente una gota de combustible” era perfecto para evidenciar la maravilla detrás de la economía del coche.
Eventualmente retirado en 1990 por su disminución en ventas, Renault 4 es la primera representación de fiabilidad, funcionalidad y bajo costo. En mi caso, yo sigo prefiriendo el Zapatito. Pero a mí no me queda duda de que la firma francesa es autoridad dentro del mundo del compacto.
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