El motor bóxer ya básicamente es sinónimo de Porsche. Por más de setenta años, esta configuración ha sido básicamente inalterada por el fabricante teutón. Presente en las familias 718 al 911, este motor ejemplifica a la perfección la pasión y excelencia en ingeniería que termina en cada uno de los modelos de la marca. No nos podemos imaginar Porsche sin ellos. ¿Pero por qué son tan importantes?
El motor bóxer de Porsche se divide en dos categorías. El 9A2 de 4 cilindros en línea y el de 6 cilindros en línea. Son un sistema flexible con elementos técnicos muy similares entre ambos. Pero cada componente individual permite destacarlos. Al punto en que la diferencia en caballaje puede rondar entre los 250 a los 640 caballos de potencia.
No obstante, existe un elemento en común. Todos los motores tienen el mismo espaciado de 118 milímetros. En conjunto con el número de cilindros, el resultado son 5 diferentes configuraciones entre 9 niveles de poder entre todos los modelos. La ventaja para Porsche es que mediante este sistema, se pueden reutilizar las mismas partes esenciales del motor en diversos modelos. Es decir, los motores de la marca siempre mantienen su esencia independientemente de la gama.
¿Cómo identificamos un motor bóxer como el de Porsche? Se distinguen por su configuración flat. Esto significa que los pistones del motor en lugar de estar en forma de “V” o en vertical como los tradicionales en línea, la marca los ha puesto de forma horizontal y en lados opuestos el uno del otro. El movimiento que hacen de adentro hacia afuera asemejan a los golpes de un boxeador y de ahí su icónico nombre.
¿Pero cuáles son sus ventajas? Debido a su naturaleza intercambiable, la primer ventaja es que un motor bóxer de la marca es más barato de fabricar. Otra ventaja inmediata es que los motores bóxer tienen menor vibración a los tradicionales por su configuración de pistones. Esto se traduce en motores más eficientes y estables. Por ello, muchos entusiastas llaman a esta configuración de motor una de las que tiene mejor manejo en la industria automotriz.
Pero quizá su ventaja más notable es por su forma. Al contrario de los motores tradicionales, uno de tipo bóxer son más anchos horizontalmente pero más cortos en el eje vertical. Esto significa que su configuración ideal es en la parte trasera del vehículo. ¡Tal como lo hace Porsche! Gracias a esto, el coche tiene una mejor tracción y por lo tanto más control en curvas pronunciadas.
Por ello, no nos sorprende que la fórmula en Porsche permanezca inalterada. Los motores en este tipo de configuración tienen tantas ventajas que simplemente hacen sentido en un vehículo de la marca. Habrá que ver qué depara el futuro (particularmente eléctrico) para saber cómo Porsche preservará la esencia de modelos tan legendarios como el 911.
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