La versión mexicana de Cirrus era muy especial y diferente a la que se vendía en Estados Unidos.
Si vamos a hablar de un coche que tuvo un trato especial y presencia importante en México, tenemos que mencionar al más lujoso integrante de los Carros Nube: el Chrysler Cirrus. Mientras que el Plymouth Breeze, disponible solo para el mercado norteamericano, era el automóvil de entrada y el histórico Chrysler Stratus se encontraba justo a la mitad; Cirrus estaba reservado para los clientes de gustos premium.
Empezando su desarrollo desde inicios de la década de los 90, el objetivo de la marca era desarrollar un vehículo divertido de manejar, con buenas prestaciones pero al mismo tiempo sin ser muy caro. Cirrus sería el resultado de esta investigación y que posteriormente se convirtió en uno de los coches de lujo más importantes en nuestro país.
El primer diseño oficial de Chrysler Cirrus debutó en 1992 con cifras descomunales. Tenía puertas de suicidio en la parte trasera para un look sorprendente así como un motor turbocargado de 3.0 litros que utilizaba alcohol. ¿Las cifras? ¡Este motor entregaba hasta 400 caballos de potencia!
Naturalmente, al ser un coche conceptual, estos números no estaban planteados para llegar a la versión que saldría a la venta. Sin embargo, con el nuevo diseño cab-forward de la marca, los tres Carros Nube o Cloud Cars de Chrysler partirían con un diseño muy similar al del coche concepto.
Chrysler Cirrus fue finalmente introducido en el mercado norteamericano en 1995 con el ambicioso objetivo de sustituir al legendario LeBaron de la firma. Comúnmente comparado con sedanes de tamaño medio como el Chevrolet Malibu y el Ford Contour, el variante Cirrus destacaba por un equipamiento sorprendente para la época.
Para el mercado de Estados Unidos, la oferta de Chrysler Cirrus era solamente de dos motores en dos gamas: la LX y la de lujo llamada LXi. La primera opción montaba un 2.4 litros DOHC con apenas 150 caballos de potencia en su primera generación. Sin embargo, la más atractiva era por supuesto el V6 de 2.5 litros con 24 válvulas que erogaba 168 HP. El motor fue obra de Mitsubishi, resultado de la alianza forjada que también nos trajo el Eclipse.
Como habíamos dicho, las similitudes en diseño para Breeze, Stratus y Cirrus era muy similar. Otras cosas que compartían los tres coches eran los frenos antibloqueo y el control de crucero. Cirrus de todas maneras lograba destacar inmediatamente con ciertos aditamentos exclusivos.
Se le diseñaron espejos deportivos exclusivos y faros de niebla. Otra manera de identificarlo era su transmisión automática de 4 velocidades así como su icónica parrilla delantera hecha en cromo o a juego con el color de la carrocería. Un estéreo AM y FM con 6 bocinas por toda la cabina era otro distintivo notable que el resto de los Carros Nube simplemente no tenían.
A pesar de su debut en 1995, Chrysler Cirrus no llegaría a nuestro mercado hasta el año siguiente. Con el propósito de destacar en territorio nacional, Chrysler decidió darle un trato especial a este coche con prestaciones notables.
Lo primero sería adaptar esa misma versión de 4 cilindros que la versión LX norteamericana pero con un turbo adaptado. La magia es que se preservaban las cifras de consumo de gasolina pero sin perder la potencia, debido a que generaba los mismos 168 caballos que la versión V8 de Estados Unidos.
Acoplado a la misma transmisión automática de 4 velocidades, Cirrus contaba con dirección hidráulica, frenos de tambor traseros, frenos de disco al frente, rines de 15” y una suspensión independiente.
Las dos versiones de Cirrus se preservaron en nuestro país. La base contaba con asientos tapizados en tela, aire acondicionado, vidrios y seguros eléctricos y control de crucero. La versión más equipada ya contaba con asientos en piel, insertos de madera, quemacocos y rines de aleación.
Chrysler Cirrus para el año 2000 había terminado su ciclo en el mercado de Estados Unidos. La marca prefirió darle atención al Chrysler Sebring como la nueva referencia en lujo. No obstante, en México había resultado ser tan exitoso que se decidió mantenerlo con el mismo nombre.
Basado principalmente en el Sebring norteamericano, el Cirrus de la segunda generación en México utilizaba un motor 4 cilindros de 2.4 litros turbo que ahora entregaba la sorprendente cifra de 215 caballos de fuerza, también conectado a una transmisión automática de 4 velocidades.
La segunda opción sería una alternativa en convertible muy elegante. En esta ocasión, montaba un motor V6 de 2.7 litros pero con menos caballaje: tan sólo 200 HP. La misma caja automática se preservó de 4 relaciones y los frenos de disco en las 4 ruedas y sistema ABS ya eran estándar para ambos modelos.
Chrysler Cirrus se despediría de nuestro país en su tercera generación introducida en 2007 con un motor V6 de 3.5 litros con 235 caballos de potencia en su versión convertible y una transmisión automática de 6 velocidades. El coche duraría en el mercado mexicano hasta 2010 para darle lugar al Chrysler 200, dejando un legado inquebrantable como uno de los coches lujosos más queridos en nuestro país.
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