No pierde ni un gramo de ADN teutón, pero se adapta a la tendencia futurista –general– en el diseño de nuestros tiempos
La estrella que –siempre– brilla en Ginebra, es decir, en el Salón del Automóvil llevado a cabo en Palexpo, es la de Mercedes-Benz, y este año no es la excepción, pues lo demuestra con el nuevo Clase S Coupé, que no pierde ni un gramo de ADN teutón, pero que se adapta a la tendencia futurista –general– en el diseño de nuestros tiempos.
Estas últimas aseveraciones, nos invitan a pensar en que la marca de la estrella de tres picos, estaría invitando a nuevos mercados y compitiendo con las armadoras que han sufrido cambios estéticos importantes a beneficio de su selecta clientela, que demanda una apariencia y estilo siempre a la vanguardia
Para el mercado norteamericano, y con ello me refiero a los Estados Unidos, el bólido de lujo contará con un 4.7 litros bi-turbo, que genera unos, nada despreciables, 449 caballos de fuerza y un torque de 516 libras pie, motorización que se acopla a una caja automática de siete cambios para un bloque de ocho cilindros en posición V.
Uno de los principales elementos para decantar hacia Mercedes-Benz una decisión de compra con respecto a lo que oferta la competencia, es el sistema de inclinación activa durante las curvas, sí, ese del comercial con la gallina que posteriormente reinterpretó Jaguar. Active Body Control actúa durante cada desplazamiento, en el automóvil es capaz de mantenerse en posición y controlar su estabilidad al máximo, hasta la promesa de reducir las fuerzas laterales en los pasajeros.