Nuevamente este #ViernesVintage nos remontamos a un país automotriz por excelencia: Alemania. Esta vez, partimos con un modelo que originalmente estaba concebido como un vehículo de necesidad militar y diseñado para sobrevivir en combate....
Nuevamente este #ViernesVintage nos remontamos a un país automotriz por excelencia: Alemania. Esta vez, partimos con un modelo que originalmente estaba concebido como un vehículo de necesidad militar y diseñado para sobrevivir en combate. Hablamos por supuesto de Volkswagen Safari.
Varias veces hemos mencionado modelos con muchos nombres a lo largo de su existencia como sucedió con Chevrolet Astra. Sin embargo, Safari, con su nombre original de Volkswagen Type 181 ha tenido referencias diversas por todo el mundo.
Producido en Alemania, Indonesia y en la planta de Puebla en nuestro país, Safari empezó en Alemania con el nombre Kurierwagen. Más adelante evolucionó a Trekker en Reino Unido, The Thing en Estados Unidos y Pescaccia en Italia.
El origen de Volkswagen Safari se remonta a la época de los 60 donde los gobiernos de Francia, Italia y Alemania se aliaron para construir un vehículo de carácter militar, muy ligero y resistente para labores de reconocimiento en batalla.
De los primeros interesados en el proyecto fue Volkswagen quien comenzó sus diseños pero al toparse con cambios técnicos exigidos por los militares, el proyecto se complicó demasiado y la marca optó por abandonarlo.
Sin embargo, la marca consideró la posibilidad del diseño que habían pensado reposicionarlo en una totalmente nueva concepción. ¿Qué tal construir un vehículo robusto y sencillo para el consumidor civil donde pocas cosas podían salir mal?
Esto cayó perfecto para muchos mercados, en particular el mexicano, quién era ya amante de la marca teutona. Nuestros paisanos demandaban un vehículo tan confiable como el amado Vochito pero que pudiera aguantar los terrenos rudos del campo mexicano. No se podía dejar atrás esta enorme oportunidad.
Presentado en 1969 en el Salón de Frankfurt, Volkswagen Safari fue un vehículo sencillo que heredaba partes tanto de Kombi como del Volkswagen Sedán o Vochito, dos de los modelos más queridos en nuestro país.
El objetivo ante todo era ahorrar dinero tanto en producción como en la fase de desarrollo para así ofertar el modelo en precios súper accesibles. Por lo tanto, además del Vochito y Kombi, Safari utilizaba básicamente el mismo chasís que otro modelo histórico: el Karmann Ghia.
La clave de su éxito estaba en su sorprendente sencillez y versatilidad. La inédita carrocería tipo torpedo ofrecía cuatro puertas sin ningún marco y un techo de lona en un vehículo concebido originalmente como convertible para entornos no urbanos.
Como todo buen vehículo utilitario, estas 4 puertas eran totalmente removibles e intercambiables. Asimismo, el parabrisas frontal podía doblarse totalmente junto con el techo para viajar al aire libre al 100%. Sin embargo, esto era al mismo tiempo un problema debido a que el techo apenas y protegía en lluvias fuertes al carecer de cierres laterales.
No obstante, a pesar de ello muy poco podía salir mal. En su mecánica el motor situado de 1.5 litros de tipo bóxer fue actualizado a un 1.6 que desarrollaba la misma potencia de 45 caballos y se mantuvo así hasta el final por su gran funcionalidad.
A pesar de las fotos, no se dejen engañar. Volkswagen Safari era un vehículo pequeño. Con su distancia entre ejes de 2.40 metros, el vehículo apenas y llegaba a los 4 metros de longitud totales.
Volkswagen Safari llevaba la simpleza del exterior al interior. Además de su pintura metálica que daba un look militar y rudo, la cabina también estaba dedicada a funcionalidad por encima de todo.
Sus asientos eran en vinil capaces de transportar hasta 5 personas (no con la comodidad de un Bentley pero ahí aguantaban) y que podían lavarse fácilmente y sin ningún tipo de cuidado especial para dañar la tela.
El tablero de la consola central hecho de lámina y elementos plásticos era de una sola pieza fácilmente removible. Nuevamente, enfocados principalmente a la practicidad, la información que otorgaba era súper básica: el velocímetro, el contador de kilómetros y el indicador de gasolina. Se acabó. Muchas gracias.
Volkswagen Safari inició su producción en la planta de Puebla en 1970, un año después de su lanzamiento oficial. Aunque las autopartes eran enviadas mayormente desde Alemania, todo se ensamblaba localmente y manejaba cuestiones de exportación incluso a los Estados Unidos.
En total, se fabricaron en México alrededor de 20,000 unidades de Safari que unidas con las 75,500 hechas en Alemania, hicieron de este coche todo un éxito.
Curioso pensar que en Europa y en nuestro país Safari fue concebido completamente diferente por el público. Mientras que en México se pensaba como una alternativa para desplazamiento en terrenos rudos y rurales, los europeos concibieron a Safari como un modelo de ocio enfocado a la parranda al aire libre.
Un vehículo que originalmente iba a estar en venta durante tiempo limitado y con pretensiones militares pasó a durar décadas en el mercado por su gran confiabilidad y atractivo diseño que nos cautivó hasta su descontinuación en 1983.
Fue tal el legado de Volkswagen Safari que organizaciones internacionales como NATO compraron varios de estos modelos por su fácil reparación, mantenimiento y gran durabilidad. Sin duda alguna, ha pasado un rato desde que Volkswagen nos ofrece algo similar así que ojalá algún día la marca alemana nos dé alguna grata sorpresa más adelante.
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