Sé que en esta sección me esmero por decir que cada carro que revisamos es “especial” y único a su manera. Claro que eso es cierto, pero debo confesar que Porsche 959 para su...
Sé que en esta sección me esmero por decir que cada carro que revisamos es “especial” y único a su manera. Claro que eso es cierto, pero debo confesar que Porsche 959 para su época e incluso bajo estándares actuales es simplemente sorprendente.
Mientras más investigaba sobre quizá uno de los modelos más deseados de la historia, más me daba cuenta de lo sencillamente increíble que es. Así que siéntense en la fogata de este #ViernesVintage, que hoy nos toca una muy buena historia.
Porsche 959 comparte tantas similitudes con su hermano, el brutalmente famoso 911, que no me sorprende lo mucho que se le confunde. Ambos tienen esa icónica silueta de Porsche, tienen motor en la parte trasera y son brutalmente rápidos. Sin embargo, son animales completamente distintos.
Todo inicia en 1981 cuando Porsche estaba pasando por cambios significativos dentro de su estructura corporativa. Helmuth Bott, el entonces ingeniero en jefe de la marca, consultó con el director en jefe Peter Schultz la oportunidad detrás de entrar en la carrera de rally “Group B”.
Marcas como Lancia y Audi contaban con presencia importante y Porsche no quería quedarse atrás. Sin embargo, para participar en este rally la regla era contar con un vehículo que contara con al menos 200 unidades de producción para vehículos de calle. No sólo eso, sino que también tenía que suplir las necesidades básicas para sobrevivir al offroad.
Sabiendo que el 911 no contaba con estas características, el reglamento obligó a Bott a proporcionar a la marca de otro vehículo deportivo para la línea de Porsche con estas características.
Ya aprobado su diseño por Schultz y haciendo los preparativos para la carrera… resultó que Group B de un día para el otro se canceló. La carrera no existía más. ¿Acaso todo el trabajo puesto por Porsche había sido para nada?
Porsche 959 es considerado como el vehículo súper deportivo más tecnológicamente avanzado de la época y créanme que no estaban exagerando. Después de la decepción detrás de la desaparición de la carrera de rally de Group B, afortunadamente Porsche no tiró la toalla.
Aún con la idea de tomar el 911 y exprimirlo al máximo, Bott decidió preservar la idea del motor trasero ya clásico en Porsche. Sin embargo, la verdadera revolución estaba en el motor y el sistema de tracción.
Porsche 959 es un súper coche del año 1986 capaz de alcanzar una velocidad tope de 317 kilómetros por hora o incluso más, con capacidades todo terreno gracias a la introducción del sistema de tracción a las 4 ruedas Porsche-Steuer Kupplung o PSK.
Así es. Este monstruo de 444 caballos de potencia es capaz de entrar a los terrenos más rudos y dar buena batalla. ¡Un coche de 1986! En su momento, el coche más veloz de la historia tenía ases bajo la manga que sorprenden incluso a contrapartes modernos.
Este biturbo diseñado específicamente para entregar la potencia lo más lineal posible era capaz de hacer el 0-100 en 4.9 segundos. Sin embargo, por debajo de las 4,000 revoluciones era tan confortable, confiable y civilizado para utilizarse como vehículo de uso diario.
Pero la magia no se detiene ahí. Insisto, estamos hablando de un súper coche de hace 35 años con capacidades todoterreno. Para ello, la caja de velocidades contaba con una velocidad localizada antes de primera diseñada para bajas revoluciones y sacar el coche de aprietos en terrenos complicados. Aparte, como si fuera un 4×4, contaba con dos switches muy especiales en la consola central.
El primero era capaz de elevar la distancia del coche al suelo con una rango incluso más alto que el de algunas camionetas modernas. El segundo interruptor por otro lado te permitía adaptar la rudeza de la suspensión dependiendo si querías manejo confortable o máximo desempeño en pista.
El sistema all wheel drive PSK debutante en Porsche 959 fue tan popular que al día de hoy se sigue utilizando en los modelos de la marca, como por ejemplo en el modelo 911 Carrera 4. Sin embargo, existen otros factores importantes como el peso y la aerodinámica que fueron claves para consolidar su leyenda.
En primera, la carrocería pesaba tan solo 1,590 kilogramos gracias a su mezcla de aluminio, Kevlar y fibra de vidrio. Junto con esto, se reemplazó el suelo de metal por un material similar al nylon llamado Nomex, reduciendo el peso todavía más.
Su estética aerodinámica pensada para mantener el coche lo más pegado al suelo posible debutó en el Frankfurt Motor Show en 1983.
El dato curioso es que la apariencia final del coche finalizó tan sólo unas horas antes de su presentación oficial debido a cambios de último minuto. Entre ellos, se encuentran los orificios atrás de la puerta que permiten enfriar al motor.
Ese pequeño cambio fue tan sustancial que al día de hoy, tú puedes identificar un modelo turbo en Porsche solamente ubicando esas aperturas. Una genuina lástima saber que la carrocería original no se preservó gracias a que estos cambios de último minuto no permitieron hacer un segundo modelo para las pruebas de choque en donde el ejemplar terminó destruido.
Porsche 959 debutó en el mercado con un precio de entrada de 225,000 dólares y solamente dos especificaciones. Komfort, la más común de las entregas, estaba enfocado por supuesto a dominar una experiencia de manejo más civilizada mientras que Sport eliminaba aun más peso y priorizaba la velocidad.
La ronda de producción estaba planteada a producir solamente 337 vehículos a todo el mundo, entre ellos incluyendo 37 prototipos y algunos modelos de la etapa de pre-producción, muchos presentes en el museo Porsche.
Sin embargo, en su etapa final entre 1992 y 1993, Porsche optó por construir 8 vehículos adicionales utilizando partes sobrantes de la fábrica de Zuffenhausen.
Estos ocho ejemplares, todos en la línea Komfort, se pintaron 4 en rojo y 4 en plateado y se vendieron en 390,000 dólares (bastante más que su precio original) y se reservaron para empleados de la marca con gran legado dentro de la marca. Por supuesto, estos ejemplares son los más codiciados por coleccionistas.
Al día de hoy, un ejemplar de 959, incluso de los “básicos”, su precio puede ascender hasta los dos millones de dólares. Por supuesto, hablar de Porsche 959 es hablar de un coche que rompió expectativas en todos aspectos.
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