¿Qué tiene que ver la relojería con el automóvil? Creo que esa pregunta la hemos dejado atrás cuando realizamos una sección semanal de relojes y como dice el dicho “Sigue la mata dando”…
Es por ello que hoy presentaremos una historia ligada al automotor cubano, a La Habana, a su esencia y sabor, pero también a su cultura, que a principios del siglo XX recibía a un sinnúmero de visitantes en “La Isla” y se convertía en un paraíso extensional de los Estados Unidos: Cuba.
Cuervo y Sobrinos nace en 1882 gracias a Armando Río y Cuervo, y sus hermanos, quienes dirigían con pasión una joyería y un taller de relojes gestionado por su tío Ramón, sucesión de hechos que derivaría en el nombre Cuervo y Sobrinos. Ahora bien, imagínese que en ese entonces las Casas de relojería fina se apoyaban en los joyeros para ganar nombre y prestigio, razón por la cual Cuervo y Sobrinos se decantó por ofrecer sus propias piezas desde su «boutique», situada en una de las avenidas más importantes de la isla en aquel entonces.
Anteriormente, Cuervo y Sobrinos solicitaba los movimientos a Suiza, es decir, el motor, y es que haga de cuenta que Suiza es a Alemania lo que los motores desarrollados en ese sitio. Es decir, existen bloques nipones, estadounidenses, suecos, etc, pero sin duda los más confiables y de alto desempeño siguen siendo los alemanes ¿o no?
No obstante, sus diseños vanguardistas y art-déco para la construcción de sus cajas y el aspecto de sus relojes podrían recibir la inspiración latina italiana, pareciéndose más a un Alfa Romeo que a cualquier otro.
Hoy, Marzio Villa, apasionado del deporte motor y los automóviles clásicos, es propietario de la Manufactura Cuervo y Sobrinos, que desde hace 10 años imprime un sabor latino a una industria en la que el corazón sigue siendo suizo, por lo que dicha esencia nos lleva a utilizar un reloj Cuervo y Sobrinos como inspiración para nuestro tradicional #JuevesDeRelojRacing.
Así pues, el modelo más deportivo y racing de Cuervo y Sobrinos es sin duda el Historiador Racing, que reta a los pilotos reales a portarlo, y les carga de una pasión desmedida por la velocidad y la emoción de los automóviles clásicos y las competencias de velocidad europeas, es decir, montañosas y llenas de adrenalina.
El reloj está inspirado en los detalles de los autos clásicos, es decir: neumáticos, rines, colores, mientras al interior late un mecanismo ETA 2824-2 de carga automática, que está dotado de dos barriletes para garantizar 38 horas de autonomía. Asimismo, las agujas están tratadas con Super-LumiNova®, un recubrimiento que guarda la luz y brilla en la oscuridad, por lo que si se pone el sol, la carátula se “enciende” a fin de poder mirar el paso del tiempo.
Esta pieza está disponible en edición limitada a 70 piezas, por lo que los pilotos de carrera estarán compitiendo también por hacerse de un ejemplar.
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