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Dedicamos nuestra dinámica de martes a la rasuradora eléctrica, creada en 1931 por Jacob Schick
Según el libro del #Machine (no escrito aún), cada hombre debería portar orgullosamente las barbas que la naturaleza le concedió, pero el ser humano debe adaptarse a los tiempos y guardar las formalidades inherentes a la sociedad y a su evolución…
Es así que dedicamos nuestra dinámica de martes a la rasuradora eléctrica, creada en 1931 por Jacob Schick, sé lo que están pensando, y están en lo correcto: el apellido de nuestro inventor #Machine fue utilizado para los diversos artículos de afeitado con navaja, mejor conocidos como rastrillo común en su versión desechable y de larga duración, afeitada tridimensional, más al ras etc, etc… Lo que sí podemos mencionar, es que se trata de un artículo ideado ante la incomodidad que sugería tener que fabricar espuma mediante al jabón para «acondicionar» el rostro antes de pasarle la cuchilla en cuestión, es decir, la practicidad y falta de tiempo detonaron uno de los inventos básicos para el hombre que se respeta, no digo que Thor no lo haga, pero seguramente acondiciona sus barbas y eso ya no es #Machine.
No obstante, la revolucionaria invención no consiguió el éxito hasta el segundo intento, y para 1937 logró vender dos millones de rasuradoras únicamente en Estados Unidos, Inglaterra y Canadá, había nacido una importante estrategia de negocios, generada gracias a la satisfacción de una de las necesidades básicas del hombre: verse bien para atraer a las chicas, o para una junta de trabajo etc.
Zapatero a tus zapatos
Cada #Machine debe reconocer cuándo es tiempo de pedir ayuda, y es por ello que Alexander Horowitz, holandés de nacimiento, generó un aparato de maquinilla basculante, posterior al dispositivo de doble cabeza creado por Remington Rand, quien también pensó en las mujeres y desarrolló la primer rasuradora para «ellas».
La descripción de producto es básica: la maquina es accionada por un dispositivo de on/off, que pone en marcha o detiene al pequeño motor que hace girar al cabezal equipado con cuchillas que, al detectar cada uno de los bellos faciales, los ingresan a los –milimétricos– orificios correspondientes y cortan de manera práctica, seca y eficiente. La fuente de energía siempre será externa y se utiliza la recarga (batería interior) o de pilas convencionales, sin embargo, ni se le ocurra ingresar a la bañera con una de estas «maquinitas», a menos que sea resistente al agua.
Las hay de: tres cabezales, dos cabezales y cabezal plano, siendo las de tres y cabezal plano las más utilizadas por los #Machines ejecutivos de hoy en día. Ahora bien, si usted lo desea, también puede recurrir al rastrillo común de navajas desechables de acero inoxidable, plástico o a la tan popular «navajita supersónica», esa que pertenece a Procter & Gamble, gigante norteamericano que la adquirió en el 2005 por ¡¡¡57 mil millones de dólares!!! #MartesDeMachine
