Conducción autónoma: ¿revolución tecnológica o social?

Si algo nos ha enseñado la última década, es que la tecnología no únicamente resuelve necesidades, sino que impacta directamente la forma en que vivimos y nos relacionamos. Ya lo decía Dieter Zetsche, CEO de la compañía matriz de Mercedes-Benz, Daimler AG: la conducción autónoma cambiará a nuestra sociedad. ¿Oficinas móviles? ¿reducción de accidentes automovilísticos? ¿autos llevando niños a la escuela? ¿ancianos independientes?

Han pasado cuatro años desde que Peter Phleps del Instituto de Investigación de Movilidad, una instalación de investigación de BMW Group, planteó en su plática de TEDx la siguiente pregunta: ¿usted personalmente aceptaría ser conducido por un coche que sea controlado totalmente por una computadora? Si pensamos en lo cómodo que sería no preocuparnos más por estacionar el auto, ni exponernos a riesgos por accidentes o eventualidades en el trayecto, parece una opción bastante deseable. Sin embargo, antes de aceptar esta tecnología con absoluta alegría, es indispensable considerar repercusiones secundarias.

Por un lado, como toda revolución tecnológica, las máquinas se encargan de realizar trabajos que han sido fuentes formales de empleo, por lo que eventualmente habría que desplazar a todas las personas que trabajan de la conducción. Por otro lado, si les estaremos depositando nuestra confianza a softwares y algoritmos, tendría que haber sistemas de alta seguridad que garanticen nuestro bienestar y nos prevengan de posibles hackeos. Otro desafío a considerar son los factores de movilidad desde el aspecto jurídico, político y regulatorio, puesto que hay temas de infraestructura, responsabilidad y seguridad vial que tendrían que adaptarse simultáneamente a la implementación de estas tecnologías.

¿Por qué discutirlo ahora? Si crees que la conducción autónoma todavía está lejos de ser una realidad, te sorprendería saber los grandes avances que hay actualmente. Tan sólo el año pasado la empresa de taxis Uber comenzó a ofrecer su servicio con vehículos de conducción autónoma en la ciudad de Pittsburgh. A su vez, Waymo, el proyecto conjunto de vehículo autónomo de Google y Fiat- Chrysler inició la producción de las primeras cien unidades. Ford, Nissan, GM, BMW, Bosch y Delphi ya se encuentran haciendo pruebas en carreteras públicas, como en el estado de California, mientras que muchas de las pruebas avanzadas del sistema autónomo de Tesla están haciendo uso de pistas de prueba y carreteras en otras partes del mundo. Finalmente, la conectividad del mundo tecnológico actual ha permitido que sistemas como el GPS y el sistema de navegación inercial faciliten el desarrollo de estas tecnologías, permitiendo la conectividad de los coches con su entorno y con otros vehículos. Así que mientras la tecnología avanza a pasos acelerados, la sociedad tiene el reto de adaptarse a estos cambios con mayor velocidad y responsabilidad.

Ahora que la conducción autónoma y conectada está cada vez más cerca de ser una realidad capaz de transformar todos los aspectos de nuestra vida diaria, ¿cómo imaginas cambiará tu vida en un mundo sin conductores?

Rita Segura

Comunicóloga especializada –y apasionada– de los medios impresos y electrónicos. Los carritos, mi fascinación.

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