Velocidad de salida: es precisamente la misma a la que es disparada la bala al momento justo en el que abandona la boca del cañón. Éstas pueden partir desde subsónicas (menos de 330 metros por segundo) y hasta más de 1800 m/s, algo así como ser disparado de un APFSDS, un proyectil perforador de blindaje. Mencionaremos también que la velocidad de salida obedece a la razón de la quema de pólvora o la explosión generada para que el proyectil sea lanzado con fuerza, pero también a la que desarrolla al interior del cañón y ahí lo que más importa es su largo, pero no se equivoque, debe existir un equilibrio, puesto que la acción de combustión del gas propelente podría perder presión, haciendo que la bala disminuya en aceleración incluso antes de abandonar el cañón.
Ahora bien, si uno disparara bajo el agua o en contra de ella, ¿qué sucedería? Bueno, obviamente la resistencia es mucho mayor, pero ¿la velocidad influye en que la bala alcance su objetivo causando un daño? Sí, a mayor velocidad, mayor impacto directo con el líquido, por lo que esto podría deformar, desacelerar o incluso hacer estallar a una bala de alto calibre, por lo que para este tipo de acciones y ataques subacuáticos se utilizan diferentes proyectiles e instrumentos #ViernesDeVelocidad.
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