La marca japonesa arrasó la temporada pasada en el Campeonato Mundial de Resistencia y se llevó a sus vitrinas el campeonato de constructores de este serial, dejando mordiendo el polvo a rivales de la talla de Audi y Porsche lo cual no es cualquier cosa. Sin embargo, hubo algo que Toyota no logró y fue subir a la cima del podio en las 24 horas de Le Mans. Ahora con el cuchillo entre los dientes vuelven al trazado de La Sarthe en busca de la victoria.
El año pasado todo parecía indicar que uno de sus prototipos conseguiría la gloria en las 24 Horas de Le Mans y, tras dominar gran parte de la carrera, una falla mecánica terminó con los sueños de la marca por inscribirse en la historia como uno de los ganadores de la competencia de resistencia más extenuante y de mayor prestigio del deporte motor. De nueva cuenta los fierros demostraron que no tienen palabra.
Fue así que la mesa quedó servida para que los bólidos de Audi ocuparan los dos primeros escalones del podio, relegando a Toyota al tercer sitio. Un logro, pero luego del desarrollo de la competencia fue un resultado muy amargo para el esfuerzo de ingenieros y pilotos de la casa japonesa.
Por esta razón la marca echó toda la carne al asador y, en su cuarta aparición en la era de los prototipos, no han escatimado en desarrollar uno de los bólidos más competitivos que se han visto en la historia de esta competencia. El implacable TS040.
Este kamikaze emplea un motor V8 3.7 litros de aspiración natural, que gracias a las múltiples asistencias eléctricas es capaz de desarrollar alrededor de 1000 brutales caballos de fuerza. Si el año pasado este propulsor era temible para esta edición los ingenieros mejoraron el 80 por ciento de sus componentes, para dejar suelta a una auténtica bestia en Francia.
La nueva aerodinámica se hace acompañar del uso de fibra de carbono en la estructura del auto, con lo que se consigue una mayor relación peso-potencia, además de que se han empleado a fondo para tener una máxima fiabilidad en esta carrera, para poder desarrollar toda la velocidad en las largas rectas del trazado francés y una mejor puesta a punto del motor híbrido con el que sus autos se lanzarán en busca de la bandera a cuadros.
La recta hacia esta carrera se acorta con el paso de las horas y la misión de Toyota no es otra que conseguir el triunfo, en una edición que promete ser una de las más competitivas que hayamos visto en tiempos recientes. Las armas las tienen, la tecnología y los pilotos también. ¿Seremos testigos de la caída del reinado de los cuatro aros en Le Mans? Pronto lo sabremos.
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