Los gobiernos deberán tomar postura a favor o en contra de energías renovables, con repercusiones a largo plazo
Cuando cayeron los precios del petróleo a causa de la pandemia, muchos se cuestionaron qué tanto esto impactaría en la transición a vehículos eléctricos y energías la limpias. La realidad es que nadie lo puede decir con certeza. ¿La razón? Porque ello dependerá de las decisiones que se tomen un poco más adelante. Y sí, las decisiones pueden inclinar la balanza hacia las energías limpias o todo lo contrario.
Los analistas no logran ponerse de acuerdo. Lo que es un hecho, es que no hay lectura completa si no tomamos en cuenta de dónde partíamos antes de la crisis. Si bien muchos celebran que las emisiones contaminantes se han reducido en los últimos meses, es inevitable que regresen cuando la actividad económica se normalice, lo cual incluye la demanda del petróleo.
En un artículo publicado por Los Angeles Times, citan al investigador de energía Alex Gilbert, miembro del Instituto Payne de la Escuela de Minas de Colorado. Si bien ha expresado que los bajos precios del petróleo generalmente perjudican la demanda de energía limpia y autos eléctricos, también es cierto que, cuando se recupere la demanda de petróleo, las reducciones de la oferta podrían hacer que los precios vuelvan a los 100 dólares por barril, inclinando la balanza económica hacia la energía limpia.
A su vez, alega que lo que suceda con la energía limpia dependerá de las políticas. Es decir, qué tanto China, Estados Unidos y la Unión Europea persigan tecnologías de energía limpia como método de estímulo.
Por otro lado, la publicación cita también a Jason Bordoff, director fundador en el Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia y ex asesor de política energética del presidente Obama. Él cree que si el gobierno de Estados Unidos termina teniendo una participación significativa en aerolíneas o fabricantes de automóviles, podría ser posible obligar a esas compañías a construir productos menos contaminantes.
También puntualiza que duda que el colapso del precio del petróleo por la pandemia afecte la demanda de petróleo a largo plazo. Si bien más personas pueden trabajar desde casa o viajar menos, también es cierto que muchos no querrán regresar al transporte público, incentivando el uso del automóvil. Finalmente, cuando hay preocupaciones de lucha y supervivencia, la preocupación ambiental se delega a un segundo plano.
Claramente, las compañías petroleras y de gas ya mostraban su vulnerabilidad desde antes de la crisis. El año pasado, el sector tuvo el peor desempeño en el índice bursátil S&P. Esto le ha dado argumentos a los ambientalistas para incentivar al gobierno a adoptar políticas de crecimiento económico sostenible.
Incluso, en el mejor de los escenarios, las compañías petroleras podrían optar por acelerar su transición a otras fuentes de energía, en lugar de esperar rescates del gobierno, alega Jigar Shah, presidente y cofundador de la firma de inversión en energía limpia Generate Capital. Shah también considera que las políticas por parte de los gobiernos estatales y locales serán clave para incentivar o frenar el consumo de energía procedente de combustibles fósiles.
Por su parte, un artículo publicado en Time también considera que el petróleo continuará cotizando a precios históricamente bajos mientras la economía mundial se mueva lentamente por la pandemia. Pero, a largo plazo, los precios seguramente se recuperarán a medida que la economía se recupere.
A pesar de ello, señala que «pequeños productores de petróleo habrán ido a la quiebra y los grandes jugadores habrán soportado un período prolongado de flujo de caja reducido». Más aún, si no consumimos combustibles al ritmo del año pasado, «será más difícil para las compañías petroleras acceder al capital que necesitan para crecer y sobrevivir». De esta manera, al igual que la opinión de Shah, señala que esto podría presionar a las grandes petroleras para que inviertan en energía limpia.
Los bajos precios del petróleo y de las gas, así como las políticas deficientes en materia ambiental, no ayudan a que la transición sea más rápida. Pero tal como señala Ellen Hughes-Cromwick, ex economista jefe del Departamento de Comercio de Estados Unidos y Ford Motor Company, nada detendrá la transición energética. Quizá la pueda retrasar, pero la tendencia hacia vehículos eléctricos no cambiará.
Al final, todo dependerá de los planes de recuperación económica de los gobiernos. ¿Incentivarán la inversión en energía limpia o nuevamente, como lo han hecho en el pasado, preferirán invertir en infraestructura de combustibles fósiles? Eso estará por verse.
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