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Nissan Skyline: de príncipe a monstruo

Este #ViernesVintage les propongo un experimento. Si entran a la página de Nissan México, en la lista de sus vehículos disponibles encontrarán a una fiera que produce 565 caballos de fuerza llamado GT-R.  Este histórico modelo no sólo para la marca sino la industria automotriz tiene un origen inesperado. Su nombre es Nissan Skyline. 

Ideado en 1957 en un proyecto conjunto entre Nissan y la Prince Motor Company en Japón, el Skyline fue concebido con una idea totalmente distinta: un sedán de 4 puertas de lujo que producía apenas 60 caballos de potencia detrás de su parrilla cromada y letras en color oro. 

Así nació el deportivo más salvaje de Nissan, el Prince Skyline en su versión Deluxe.

De 60 hp a 565 caballos. De un sedán de lujo a un deportivo nacido para correr en Nürburgring. La evolución más sorprendente dentro del fabricante, acompáñenme a conocer el modelo que nos trajo el increíble GT-R. 

Entre sedán y deportivo

No fue hasta 1966 donde Prince se fusionó con el gigante japonés para traernos un cambio de rumbo en Nissan Skyline. El antes llamado Prince dejaría de ser auto de lujo para presentarse en el Show Motor de Tokio como un coche ideal para la carrera en 1969. 

El primer GT-R de la historia contaba con 6 cilindros en línea y un poder de 160 HP; una locura para esa época, sobre todo de un fabricante como Nissan. Las expectativas de la marca eran enormes pero como dice el dicho si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes. Y la crisis petrolera de los 70 llegó al mundo que afectaría a las marcas en todo el mundo.

El primer GT-R: 1969

Ante la preferencia de los consumidores por coches ahorradores de gasolina, naturalmente los súper deportivos fueron los primeros en recibir bullying. Esto llevó a Nissan a idear una nueva generación del Skyline, llamada C110, como un sedán accesible y más pequeño. Incluso, el modelo fue retirado de las competencias y carreras en Japón para dar espacio a una búsqueda por atraer a sus clientes. 

«R» de renacimiento

Tomó años para que Nissan Skyline se asentará nuevamente en el mercado y que sus pretensiones originales de coche deportivo regresaran. Con ello, obtuvimos la generación R30 introducida en 1981, el primer paso al regreso del Skyline más deportivo.

Nissan Skyline R30

R30 trajo de vuelta las carrocerías de sedán, hatchback, coupé y hasta station wagon; acumulando sorprendentes 26 variaciones del mismo vehículo. 94 HP de entrada hasta una versión de 6 cilindros de 143 caballos, todavía ninguno expresaba lo que Skyline estaba a punto de convertirse. 

Eventualmente llegaría la generación R31 en 1985 y con ella muchísima tecnología. Más grande y con un cuerpo más cuadrado que el anterior, este modelo contaba con motores bautizados Red Top, por sus icónicas cubiertas rojas. 

Nissan Skyline R31

Además, sistemas nuevos de inyección y de dirección a las cuatro ruedas fueron ideados para tanto mejorar el desempeño a bajas revoluciones como otorgar más control. La genealogía deportiva de Skyline poco a poco comenzaba a retornar. 

El modelo que lo cambió todo

Nissan Skyline R32 fue la fase más importante del vehículo porque trajo de vuelta las locuras que la marca tenía en mente.  En 1989, se inició el primer paso: abandonar todas las carrocerías para el vehículo a excepción del 2 puertas coupé y el sedán de 4. Justo después, para la nueva versión GT-R, Nismo, la división deportiva de Nissan, trabajaría en un vehículo prototipo.

Crearon un motor que originalmente producía la sorprendente cantidad de 316 HP. Sin embargo, para mantener una competencia sana entre las otras marcas, Nissan aceptó limitarlo a 276 HP. 

Nissan Skyline R32 GT-R
Fotografía de Wikipedia Commons

Con mejores frenos, partes en aluminio y asientos con mejor fijación lateral, este coche estaba diseñado desde un inicio para competirle al Porsche 959. Su regreso a las pistas fue brutal. Ganando 29 de 29 carreras en la competencia de Touring japonesa, la prensa australiana bautizó a coche con el nombre que le conocemos hoy: Godzilla, el monstruo de Japón. 

De ahí, Nissan nos trajo el R33, la que es quizá mi generación favorita en términos estéticos. Este modelo trajo consigo mejoras significativas en términos de seguridad y otorgando únicamente modelos de 6 cilindros a a oferta. Su versión GT-R de 2.6 litros twin turbo con 301 HP de potencia lo convirtió en ese momento como el vehículo más rápido con tracción a las 4 ruedas. 

Nissan Skyline R33 en su versión GT-R
Fotografía de autoevolution.com

R34 o el último Skyline GT-R

Para 1998, el éxito de Nissan Skyline como deportivo era enorme. Todo el mundo había cambiado su perspectiva sobre lo que Nissan podía aportar a la esfera de los coches performance. 

Con ello, Godzilla evolucionó a su nueva cara: el R34. Lo curioso es que sus mayores avances se encontraban en sitios que no te imaginarías en mil años: eficiencia de combustible y el interior. 

Primero que nada, este modelo adaptó tecnología en su motor RB20DE que lo convirtió en el Skyline con mejor eficiencia de combustible en su línea de 6 cilindros. Pero no crean que con la mentalidad verde se acabaron las locuras. Para nada. 

Nissan Skylin R34 GT-R
Fotografía de Wikipedia Commons

¿Recuerdan que mencioné el interior? Pues ahora la consola central del Skyline contaba con una pantalla multifunciones. Algo increíblemente raro para la época que incluso otros fabricantes no tenían en sus modelos de lujo. 

Además, este Godzilla era capaz de indicarte con precisión los cambios en las fuerzas G mientras conducías. Por si fuera poco, tenía una conexión USB (sí, USB a finales de los 90) para pasar todos tus datos de la carrera a una computadora y analizar tu desempeño en pista. 

Abarcando desde los 327 HP en su entrada del modelo GT-R hasta la versión NISMO Z-tune de 2.8 litros twin turbo que producía la brutal cantidad de 493 HP; el GT-R rebasó las expectativas no solamente de Nissan sino de todo el mundo. 

Fue tal el éxito de este vehículo que no sólo estaba asociado con el videojuego de carreras más popular en ese momento, el Gran Turismo. Además, su llamativa apariencia y poderoso motor lo llevaron a obtener un casting en esa serie de películas que casi nadie ha visto: Rápido y Furioso. 

El Skyline GT-R pasó a ser el vehículo protagonista de la segunda entrega de la franquicia. Después de eso, todo el mundo sabía lo que era un Skyline. Tanta curiosidad y demanda hubo en el mercado norteamericano que una compañía llamada Motorex estuvo dispuesta a hacer pruebas de choques y resolver todos los temas legales solamente para poder importar estos modelos legalmente a los Estados Unidos. 

Así es como Skyline y sus siglas GT-R marcaron para siempre la historia del coche deportivo. Gracias a Skyline, en México alguien puede comprar el día de mañana su Godzilla con sus 565 caballos de potencia. Si llegas a ver uno de estos en la calle, ahora ya sabes a quién agradecer. 

Alberto Gutiérrez

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