Uno de cada tres conductores que sufre cefaleas cree que esta enfermedad es un riesgo para la seguridad vial, según un estudio de FUNDACIÓN MAPFRE
Las cefaleas, y especialmente las migrañas, las sufren alrededor del 15 por ciento de la población, principalmente mujeres, y se repiten, como mínimo, una media de entre 3 y 6 veces al mes. Son más frecuentes en verano, debido al exceso de sol, a los cambios de presión y de temperatura y al abuso de bebidas alcohólicas y alimentos muy fríos.
Estas son algunas de las principales conclusiones del estudio “Cefaleas, migraña y riesgo para la conducción de vehículos”, realizado por el Grupo de Neurología de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT) y la Asociación Española de Pacientes con Cefalea (AEPAC), en colaboración con el Instituto de Seguridad Vial de FUNDACIÓN MAPFRE.
El objetivo de este informe, pionero en España, es conocer las implicaciones que las cefaleas y los medicamentos que se utilizan para combatirlas tienen en la conducción. Con los resultados de esta encuesta, realizada a cerca de 350 personas con distintos tipos de cefaleas, el trabajo propone medidas preventivas para favorecer la disminución del riesgo de accidente de tráfico entre este tipo de pacientes.
Los efectos de las cefaleas obligan a casi la mitad de los conductores a buscar una zona de descanso o un área de servicio en la carretera hasta que los síntomas disminuyen. Uno de cada cinco ha tenido que llamar a un familiar o un amigo en busca de ayuda y el 12,5 por ciento de los conductores se ha visto obligado a detener su vehículo en el arcén de manera temporal hasta que desaparecen los síntomas.
Uno de los datos más relevantes del informe es que no todas las cefaleas tienen los mismos síntomas, por lo que conviene distinguirlas para saber cómo influyen en la conducción. A diferencia de las cefaleas tensionales, cuyos síntomas pueden tratarse con analgésicos simples o antinflamatorios, las migrañas provocan un dolor severo que limita por completo la actividad diaria de las personas que las padecen.
Pero no sólo la propia enfermedad dificulta la conducción. El principal peligro se encuentra a menudo en la medicación que consumen estas personas para tratar o prevenir los síntomas y el dolor. Estos fármacos, algunos de ellos antiepilépticos y antidepresivos pueden producir efectos adversos y su principal efecto en la conducción es la fatiga, que padecen casi siete de cada diez afectados por esta enfermedad. Otros efectos relacionados con la medicación preventiva y que pueden poner en peligro al conductor son la somnolencia, la dificultad para concentrarse, las alteraciones de la visión, la lentitud de reflejos y la desorientación.
Entre las recomendaciones que propone el informe de FUNDACIÓN MAPFRE para que las personas que sufren cefaleas sepan cómo prevenir y disminuir el riesgo al volante destaca: evitar la automedicación, seguir las instrucciones del médico, comunicarle los efectos que los fármacos tienen, y valorar las circunstancias individuales y laborales del enfermo con el fin de seleccionar aquellos fármacos que menos limiten la capacidad laboral y que minimicen o eviten el riesgo de accidentalidad.
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