Ford en la década de los 80 ya no la tenía tan fácil. Ante la demanda creciente de vehículos más amigables con el medio ambiente, un mejor desempeño de combustible y sedanes del segmento medio; la marca nos trajo Ford Topaz.
Sin embargo, la historia de este icónico vehículo, sobre todo en nuestro país, empieza justo en la revolución casi total de un fabricante que deseaba insertarse en el espacio ultra competitivo de los sedanes de tracción delantera. ¿Cómo sería su plan de acción ante semejante reto?
Como hemos platicado antes en #ViernesVintage, la década de los 80 representó una revolución total en el mundo automotriz, no solo para Ford Topaz sino para el resto de las marcas.
En Topaz todo estaba regido por dos factores principales: la necesidad de un coche con un buen desempeño de combustible y además que participara en el altamente demandado segmento de sedanes de gama media con cabinas bien equipadas.
Aunque Ford contaba con Fairmont y Maverick, ambos eran de tracción trasera y muy pesados. Y con la entrada a la gama alta de la marca hasta Crown Victoria y el LTD con una separación de precios brutal, se hacía evidente la necesidad de un vehículo de gama media con tracción delantera para el gigante azul.
Sin embargo, antes de que llegáramos a Ford Topaz, la marca introdujo un vehículo clave: el Escort. A pesar de que los primeros pasos hacia la tracción delantera iniciaron en Europa con el Fiesta en los 70, Escort trajo una plataforma moderna compacta de las cuales muchos modelos más adelante se basarían.
A final de cuentas, la moda de la tracción delantera en sedanes de gama media estaba al tope. Por supuesto, gran parte de la razón era la gran ventaja de ahorrar costos al fabricante utilizando este tipo de construcción. Después de todo precios más bajos era una buena manera de competir.
Con la introducción de Ford Escort al mercado como un vehículo de gama de entrada, fue esta la oportunidad perfecta de introducir un modelo con tracción delantera y que estuviera colocado justo a la mitad en precio y capacidades: el Topaz.
Ford Topaz surge en 1983 en Estados Unidos conocido bajo el nombre Ford Tempo. Sin embargo la denominación Topaz sí existía bajo la insignia Mercury, ésta más asociada al lujo dentro de los vehículos Ford pero que en México no tendría presencia hasta unos años después.
Así, tras 450 horas de pruebas en el túnel de viento y 950 cambios en diseño, la marca ya contaba con un vehículo intencionado como producto estrella.
El fabricante lanzó en dos carrocerías Topaz: de dos o cuatro puertas pero con idénticas dimensiones que se traducían en una longitud un poco menor a los 4.5 metros. Es decir, la extensión perfecta para el mercado tan peleado del sedán de tamaño medio.
Características de la primera generación
Ford Topaz en su primera generación (1984-1987) contó con motores 4 cilindros con la eficiencia en combustible siempre como prioridad. Con sus 2.3 litros y potencia de 84 caballos, además de sus opciones manuales contaba con una transmisión automática de 3 relaciones típica de la época.
Para los Estados Unidos se consideró desde antes adoptar una opción de 2 litros diesel debido a la hipótesis global de una posible explosión en popularidad de este motor sobre, todo en autos estilo grand tour. Pero al reducir los caballos a solo 52, esta versión no fue precisamente popular.
En estética, Topaz se caracterizaba por una línea discreta en su frontal junto con su parrilla clásica de tres láminas horizontales. Todo esto combinado con una parte trasera con calaveras de gran tamaño le daban al vehículo una silueta que lo distinguía del resto de los sedanes. Un diseño muy particular que sin duda no era para todos.
Finalmente, en cuanto al interior, Topaz contaba con un amplio espacio tanto para conductor como pasajero y buenos acabados para dar mejores sensaciones al manejo. Su único detrimento fue la cajuela que no llegaba a los 400 litros y se quedaba corta respecto a otros automóviles del segmento.
La segunda generación (1988-1994)
Ford Topaz recibió un rediseño total en 1988 para alinear el estilo de Ford con Taurus y Sable. La parrilla con acentos cromados así como faros rectangulares y un diseño aerodinámico para muchos le daba una apariencia mucho más premium. Además del exterior, toda la cuestión de la cabina fue rediseñada totalmente también.
Pero el cambio más notable de esta generación respecto a la pasada fue la inserción de un motor V6 a la oferta de hasta 3.0 litros Vulcan en las versiones más equipadas. Inclusive llegamos a hablar de una transmisión AWD para apostar a un sentimiento más deportivo.
Particularmente esta generación en México se consideró muy especial porque no sólo continuó su carrera comercial con éxito sino que trajo también el queridísimo Ford Ghia. Este coche era la alternativa de súper lujo de la marca en nuestro país también con un motor V6 y la carrocería del Mercury Topaz norteamericano.
El fin de este vehículo llegaría en 1994 con la introducción de Ford Contour y Mercury Mystique como sus reemplazos oficiales. Eran productos del nuevo planteamiento de Ford de “automóviles globales” que también contribuirían a la producción de su coche global insignia: el Ford Mondeo.
Así, a pesar de la innovación y considerarse como un éxito de ventas, sobre todo en el continente americano, Ford Topaz abandonaría la escena y no veríamos un coche análogo en sus características hasta Ford Fusion mucho después.
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