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El Mazda2 viene a romper los esquemas

Versátil, dinámico y eficiente así es el nuevo Mazda2. Un subcompacto que presume de una figura muy atractiva, equipamiento de reciente generación y lo mejor de la tecnología SKYACTIV. Este vehículo está llamado a...

/febrero 16, 2015

Cuando Mazda anunció la llegada del nuevo Mazda2 esperábamos que continuara con las líneas que ya le habíamos conocido, es decir, una actualización de maquillaje y equipamiento. Estábamos completamente equivocados. Este vehículo llega con una transformación total, un equipamiento de primer nivel y un desempeño que va más allá de la imaginación. El Mazda2 está llamado a ser uno de los lanzamientos del año.

Para ver su nueva cara, desempeño e intimidades viajamos a Chetumal y, desde que tuvimos el primer acercamiento con el nuevo Mazda2, nos sorprendió que ahora presume del diseño que viste a los recientes modelos que la firma ha presentado, en los diferentes mercados en los que compite.

Orgullosamente mexicano, toda vez que, se produce en la planta que tiene la marca en Salamanca, Guanajuato, este pequeño llega a poner el listón muy en alto para quienes quieran competir por la cima de uno de los segmentos más peleados y con mayor crecimiento en nuestro país.

Su corazón es impulsado, en todas sus versiones, por un motor 1.5 litros que nos entrega una potencia de 106 caballos de fuerza, con un empuje de 103 lb-pie de torque.

Visualmente el Mazda2 es embriagador, su frente luce formas agresivas y deportivas en las que destacan sus faros con luz LED, que le brindan una mirada desafiante y que enmarcan de manera perfecta su parrilla en forma de V, mientras que las líneas de carácter dan la sensación de que siempre está en movimiento. Sus faros de niebla completan el cuadro junto con unos faros de niebla que denotan su perfil dinámico.

Lateralmente luce sólido, con formas proyectadas al frente, además de lucir una configuración de rines de doble tono que lo hacen sobresalir de sus competidores. El diseño Kodo, que distingue a Mazda, es palpable y da la sensación de que se trata de un chita en posición de ataque.

La parte trasera fluye con el resto del diseño y, gracias a su musculatura, le brinda una inmejorable presencia en el camino, además de contar con unas líneas muy emocionales que de inmediato no dejan duda a que se trata de un vehículo de la marca japonesa.

El interior es una de sus cartas más fuertes, desde que se entra en el habitáculo, se percibe el crecimiento que recibió a lo largo y a lo ancho, lo que se traduce en mayor confort para todas sus plazas.

Los materiales son de buena calidad, más de lo que se esperaría en un auto de entrada a marca, además de un diseño muy ergonómico que es resaltado por múltiples insertos de aluminio.

Su equipamiento es soberbio, ya que ofrece una amplía gama de alternativas de conectividad e infoentretenimiento, los cuales pueden ser manipulados por una perilla, que está alineada con la palanca de cambios, o en su pantalla a color de siete pulgadas, además de los controles al volante.

Otro aspecto fundamental es que ofrece sistemas de seguridad esenciales como: bolsas de aire frontales, frenos con ABS, control de tracción y estabilidad, distribución de fuerza de frenado y luces diurnas.

Serán tres las versiones que llegarán a los pisos de venta de Mazda, a partir del 28 de febrero, con un rango de precios que va de los $188,900, del modelo de entrada, a los $240,900 en el tope de la gama.

El camino se hace al andar.
Una vez repuestos del impacto visual del Mazda2 llegó el momento de ver si su desempeño estaba a la par de sus formas y, sin más, arrancamos nuestra ruta a Cancún, en un recorrido de más de seis horas, en las que descubriríamos de qué está hecho este subcompacto.

En la primera etapa fue en ciudad y ahí constatamos la comodidad de sus asientos y la eficiencia de su sistemas multimedia, sin problema conectamos vía bluetooth nuestro celular para ponerle soundtrack al recorrido y así cantando a todo pulmón nos enfilamos a la carretera, sin la intromisión de ruidos exteriores, gracias al hermetismo de su habitáculo.

Fuimos puebleando y, a través de un pésimo asfaltado y topes dignos de monumento, constatamos la eficiencia de su suspensión que en todo momento absorbió las irregularidades del camino sin castigar la espalda.

Una vez en la carretera exprimimos la potencia de su pequeño pero vigoroso motor 1.5 litros, pisamos el acelerador con decisión para ver hasta dónde llegaba y al marcar 172 km/h tuvimos su velocidad tope. Hay que decirlo en todo momento mostró una buena estabilidad en la que presumió de sus sistemas de tracción y estabilidad.

Su dirección es precisa que, al trazar curvas largas o cerradas, ofrece un manejo deportivo y dinámico, mientras que lo bien balanceado de su peso evita tener algún reacción extraña al momento de llevarlo a sus límites.

Los kilómetros se sumaban en su odómetro fijado en una futurista pantalla, cerca del parabrisas, proyecta la velocidad y evita al máximo quitar la vista del camino, mientras que el rendimiento de combustible no perdía el aplomo pese a que no teníamos piedad del acelerador.

La meta estaba a la vista y el atardecer nos brindó una postal para el recuerdo, pero más memorable fue que que llegamos, tras más de 300 kilómetros, con poco más de medio tanque y una sensación de que este vehículo, literalmente, volvió a nacer.

El veredicto es que Mazda nos entregó un subcompacto que viene a plantar nuevos estándares en su segmento, es decir, una imagen muy emocional y deportiva, equipamiento de reciente generación y un desempeño sobresaliente en ciudad y carretera con una relación costo-beneficio difícil de igualar. El Mazda2 ha vuelto por sus fueros.

Precios y versiones.

i /Transmisión manual $188,900
i/Transmisión automática $199,900

i Touring/Transmisión manual $209,900
i Touring/ Transmisión automática $220,900

i GT/ Transmisión automática $240,900

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ESCRITO POR
Egresado de la carrera de Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la UNAM. Apasionado de los autos y del deporte motor, la adrenalina y la gasolina corren por sus venas. Acompáñenlo a recorrer kilómetros llenos de emoción y a compartir historias.


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