70 millones de dólares de inversión. 75% de las partes fabricadas en suelo norteamericano. Inspiración directa del icónico Shelby Cobra. Dodge Viper representa una decisión sin precedentes para una marca viviendo tiempos complicados.
Concebido originalmente como una fantasía del entonces presidente de Chrysler Bob Lutz, Viper es la iteración moderna del deportivo de dos puertas, ligero y ultra veloz. Cosa que por supuesto nos encanta en #ViernesVintage.
El legendario Lee Iacocca, en ese entonces CEO de Chrysler Corporation, dudaba mucho sobre la idea de producir un coche como Dodge Viper.
No sólo era un problema los 70 millones necesarios para darle vida al coche sino que la percepción de la marca estaba pasando por momentos muy rudos. Dodge y Chrysler habían generado vehículos no muy emocionantes en su catálogo y su imagen estaba necesitada de un éxito garantizado y no una moneda al aire.
Sin embargo, Lutz convenció a Iacocca para presentar el diseño concepto en el Auto Show de Detroit en 1989. Para sorpresa de todos, el diseño cautivó al público por completo. La gente no paraba de preguntar si iba a producirse. Sin duda, buenas señales.
Iacocca y Chrysler dieron el visto bueno para que Dodge Viper pasara a su etapa de fabricación poco después. Naturalmente, para garantizar el éxito, tanto los looks como el desempeño debían ir a la par en cuanto a importancia. No sólo tenía que verse increíble, tenía que serlo.
Por ello, Chrysler recurrió a su entonces subsidiaria, Lamborghini, para contribuir en diseño y motores. La firma italiana se encargó de dar tributo al diseño de Shelby, a cargo del diseñador Tom Gale.
Además, reemplazó el motor V8 concebido originalmente, ahora para adaptar un tremendo V10. Los resultados fueron increíbles. Con el trabajo de 85 ingenieros, la representación moderna del biplaza deportivo sale a la venta oficialmente en 1991.
Estaba claro que la principal prioridad del coche era ser lo más veloz posible. Y una buena estrategia para conseguirlo es reducir el peso del automóvil. Sin embargo, para que esto suceda Dodge tuvo que recurrir a bastantes… sacrificios.
Viper no contaba con aditamentos esperados para un vehículo de la época. No tenía control de tracción, control de estabilidad, frenos ABS, aire acondicionado, bolsas de aire; ni siquiera tenía manijas de puertas y seguros exteriores para entrar al coche. Si querías abrir la puerta, tenías que abrir un zipper en la ventana de vinilo para utilizar la manija de apertura al interior.
Estos sacrificios en cuestiones de seguridad y tecnología desembocaron en un coche de 1,490 kilogramos con un motor V10 que aceleraba de 0-100 kilómetros por hora en apenas 4.6 segundos. Era una locura.
Aparte, los clientes reportaron que Viper como automóvil para uso diario podía funcionar. Sus asientos eran muy cómodos, tenía una buena altura en cuanto al suelo, su cajuela era bastante más práctica de lo esperado y su rendimiento de combustible daba cifras oficiales muy interesantes.
Sobra decir Dodge Viper fue uno de los grandes éxitos de inicio de la década. Un vehículo de estas características, sobre todo viniendo de un fabricante norteamericano llamó la atención de todos los entusiastas.
Por lo tanto, Viper trajo a la vida su segunda generación en el año de 1996. Por supuesto, la estética original del coche habiendo resultado increíblemente popular, no se tocó en lo absoluto. Tanto así que su cambio más notable fue la ubicación del tubo de escape a uno tradicional en la parte trasera en lugar de los laterales.
Al parecer esos 400 caballos y esa aceleración fenomenal les hacía falta exprimirse aún más, según Dodge. Las cifras aumentaron ahora a 410 HP con 488 libras pie de torque y reduciendo aún más el peso del carro al utilizar partes de aluminio en el motor.
De todas maneras, las principales quejas sobre aditamentos de seguridad y tecnología permanecían. Manejar un Viper seguía siendo equiparable en cuanto a equipamiento a manejar un tractor. La gente le pedía a gritos un cambio en ese sentido.
La revelación de Dodge Viper GTS coupé fue lo que muchos clientes estaban esperando. Utilizando la pintura bicolor inspirada directamente del Shelby Daytona Coupe, esta evolución era completa en todos sus sentidos.
Similar al caso que platicamos con la versión deportiva de Neon, Dodge Viper GTS recibió un punch tanto en motor como equipamiento. Ahora el coche producía 450 caballos de potencia que lograba el 0-100 km en 3.9 segundos. Puff.
No obstante, esta vez Viper no iba a ser solamente un monstruo. Esta versión ahora contaba con vidrios eléctricos, bolsas de aire para pasajero y conductor, manijas al exterior, aire acondicionado y hasta pedales ajustables.
Las generaciones posteriores de Dodge Viper mantuvieron este vehículo con algunos de los mejores números de los 90. 11 años después de su debut, por ejemplo, salió GTS/R. Dodge decía que era capaz de llegar a los 321 kilómetros por hora y completar el cuarto de milla en 11.8 segundos.
Así, cada generación con posterior presentó una evolución en su diseño cada vez más agresivo. Por supuesto, todo el tiempo apuntando a ser lo más rápido, ágil e impresionante en la pista.
Durante la década de los 2000, las iteraciones del vehículo respaldaron este objetivo hasta la suspensión de su producción en 2010. Modelos fabricados por SRT salieron algunos años después pero siempre como vehículos con muy pocos ejemplares.
Dodge Viper sin duda alguna consolidó su estatus como coche de culto. Me atrevo a decir que gracias a Viper, Dodge encontró un mercado de entusiastas dentro de sus seguidores que eventualmente contribuyó a la popularidad que sus deportivos gozan ahora.
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