Experto revela cómo el COVID-19 impactará la movilidad

Hay tanta incertidumbre que es casi imposible predecir el futuro. Así comienza la plática sobre el impacto del Covid-19 en el futuro de la movilidad presentada por John Moavenzadeh, director ejecutivo de Movilidad Urbana en Massachusetts Institute of Technology (MIT), como parte de las actividades organizadas por Casa SEAT.

Sin embargo, plantear certidumbres no es el objetivo. Por el contrario, su análisis es un marco para pensar cómo podría desarrollarse el futuro. Y sí, lo que es un hecho, es que el COVID-19 provocará cambios temporales y permanentes en el sistema de movilidad global.

Así, Moavenzadeh, quien además de contar con un amplio curriculum, también tiene experiencia en la industria automotriz, ha señalado los distintos y posibles escenarios que se avecinan tras la pandemia. A continuación, te los compartimos.

¿Qué es probable qué suceda con el virus?

Primeramente, tenemos la gráfica de cómo se comportó la ola de contagios en 1918 a causa de la influenza. Como podemos ver en la gráfica proporcionada en la conferencia, los siguientes brotes, especialmente el segundo, fueron más severos que el primero.

En el caso del COVID-19, hay dos escenarios. Una es una curva de pico, como la primera gráfica, mientras que la segunda es una curva de serpiente, con olas que son quizás más letales que la primera ola.

En el primer caso, las consecuencias podrían producir, lo que el experto llama, una resistencia elástica. Las cosas vuelven a la normalidad después de un tiempo, tal vez incluso superándolas por completo. Pero podría llevar mucho tiempo.

El otro escenario, con una curva de serpiente, podría producir cambios estructurales. Las cosas no vuelven a la normalidad. Un cambio estructural es permanente, impulsado por el cambio de nuestro comportamiento y por hábitos que serán remodelados.

Evidentemente, entre más se prolongue el impacto del virus, comenzaremos a ver cambios en el comportamiento de las personas y, por ende, cambios estructurales para el futuro de la movilidad.

¿Cómo ha sido el impacto del COVID-19 hasta ahora?

Moavenzadeh lo desgolsa a través de cinco lentes:

Económico y financiero: deuda (gobierno, consumidor, empresa), desempleo, recesión.

Social y conductual: distanciamiento social, estrés y aislamiento, compromiso digital.

Política: una mayor polarización y tensión entre «salud primero» y «empleos primero». Enfoque nacional más fuerte, globalización inversa.

Ambiental: emisiones reducidas, consumo reducido, enfoque en la calidad del aire interior.

Tecnológico: Plataformas digitales mejoradas, robótica y autonomía.

¿Qué significa esto para la movilidad?

En el aspecto económico, se reflejaría en una demanda de movilidad reducida. Sabemos que las personas consumen movilidad relacionada con su nivel de ingresos personales. Las personas más ricas consumen más kilómetros de pasajeros y los países más ricos consumen más kilómetros de pasajeros. Claramente, veremos un cambio. Todos le destinan tiempo y recursos para moverse. Pero, entre más dinero, el presupuesto se destina a formas más rápidas de transporte, incluyendo los viajes aéreos internacionales.

La distancia social podría traducirse en la evitación del transporte público, aviones y trenes. En el político, se reflejaría un cambio en la localización de cadenas de suministro. Finalmente, en el tecnológico, lo veríamos en entregas y fletes autónomos.

Para entender el cambio que se avecina, primeramente, debemos comprender por qué se mueve la gente. No es la movilidad en sí misma lo que importa, sino el acceso a las necesidades de las personas. Por ejemplo, la movilidad permite el acceso a servicios de salud, trabajo, educación, reunión, conseguir cosas, comer y disfrutar.

¿Cuáles de estas probablemente ya reflejan cambios estructurales? La oficina, universidades, tiendas y ventas al por menor. Esto ya lo estamos viendo, con entregas a domicilio, reuniones virtuales en plataformas como Zoom, etc. Partiendo de que estamos aprendiendo nuevas formas de interactuar y aprender, y lo estamos llevando a cabo por un tiempo considerable, la movilidad se ajustará y le seguirá en consecuencia.

¿Cómo será el impacto en la movilidad de pasajeros?

Golpe masivo (potencialmente fatal) al transporte público. Según una encuesta realizada por SYSTRA UK, el 20% de los encuestados predice hacer menos viajes en transporte público después de que se levanten las restricciones. Dentro de este porcentaje: el 49% no lo hará por la preocupación de enfermarse; 24% planea trabajar desde casa; y el 14% dijo que había encontrado otra forma de hacer su viaje.

Estos porcentajes pueden incluso ser mayores debido a la fecha en que se realizó la encuesta. A pesar de ello, el experto considera que el transporte público es y seguirá siendo un componente vital de la solución de movilidad urbana.

– Golpe en plataformas de movilidad compartida.

Turismo hacia abajo, pero es probable que se recupere a los niveles anteriores a COVID-19.

Viajes de negocios se recupera, pero no a niveles previos a COVID.

– Las ventas de automóviles han disminuido, pero hay fuerzas opuestas en cuanto a la recuperación.

Tecnologías de movilidad: retraso por restricciones de capital (y requisitos de prueba).

En cuanto a la movilidad de mercancías (transporte de bienes), podremos ver, primeramente, un desglose de las cadenas de suministro mundiales. También, un auge del transporte a pie, los robots y la automatización de la última milla, así como la aceleración de camiones autónomos.

A su vez, podría presentarse una reversión de la tendencia a largo plazo de las personas que se mudan a las ciudades.

Cabe recordar que, antes del COVID-19, el futuro de la movilidad urbana se visualizaba y resumía en siete conceptos: descarbonizado, autónomo, compartido, integrado, conectado, aéreo y micromovilidad (como scooters). Pero, especialmente, la apuesta estaba centrada en tres de estos: movilidad autónoma, compartida e integrada, con la finalidad de movilizar más, con una disminución de la congestión.

Pero ahora, después de COVID-19, la movilidad compartida tiene y tendrá un significado muy diferente para todos nosotros. Después de las torres gemelas, los viajes en avión se tardaron tres años en recuperar los niveles que registraban antes del incidente. En cuanto al turismo, podemos esperar que regrese con el tiempo, una vez que las personas también se recuperen económicamente.

COVID-19 y el automóvil: las fuerzas opuestas

En cuanto al auto, hay dos fuerzas opuestas que, por un lado podrían afectarlo, pero, por otro, incentivarlo.

En contra: los automóviles son caros y la demanda de movilidad será reducida (las personas que perdieron su trabajo tienen menos necesidad de un automóvil nuevo).

A favor: ofrece un espacio personal protegido. Los costos de combustible y de los seguros son menores. Urbanización inversa.

¿Es el automóvil de uso personal la solución para la movilidad urbana?

El experto puntualiza la problemática de este medio de transporte. Por un lado, son pesados, por lo tanto, requieren mucha energía. Pesa de 10 a 20 veces el peso de los pasajeros. Están diseñados para usos raros u ocasionales, por lo tanto, son costosos. Por ejemplo, compras un auto familiar para las ocasiones en las que viajas con todos a bordo, lo cual, es ocasional.

Su utilización suele ser ineficiente. Están estacionados el 95% del tiempo. También, deja una gran huella, pues consumen mucho más espacio que el total de sus ocupantes. Por estas razones, los fabricantes de automóviles están cambiando de «¿cómo podemos hacer mejores autos?» a «¿cómo podemos ser parte de la solución para mejores ciudades?».

Lo que es muy probable, es que COVID-19 retrasará los vehículos autónomos, la movilidad urbana y otras tecnologías de movilidad que requieren capital e inversión. Por ejemplo, Ford ha anunciado que retrasarían su programa autónomo por al menos un año.

Futuro de la movilidad

Antes del COVID-19, habían cinco áreas que configuraban el futuro de la movilidad.

Urbanización y crecimiento económico: mayor demanda de movilidad, pero causa congestión, contaminación del aire y muertes. Las personas que viven en ciudades tienden a ser más ricas y a consumir más movilidad.

Cambio climático: regulatorio, presión para descarbonizar.

Consumidores cambiantes: menos interés en la propiedad del automóvil.

Tecnología: posibilitar nuevos modelos de negocio, potencial para ahorrar dinero. El transporte es costoso.

Los que podrían sufrir cambios estructurales por la pandemia son los últimos dos, la forma en que consumimos y la tecnología. La urbanización está por verse. ¿Menos personas migrando a ciudades? No es que vaya a pasar, pero, si sucede, sería porque las personas reconsiderarían los costos de vivir en las grandes ciudades. De la misma manera, los negocios podrían desear ahorrar gastos de oficina. En cuanto a la economía, posiblemente se recuperará con el tiempo.

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