El afamado Chrysler PT Cruiser, fabricado del 2000 al 2010, fue un vehículo poco convencional. Su diseño siempre dio mucho de qué hablar y, para bien o para mal, alcanzó las 1.37 millones de unidades fabricadas.
Durante toda la década, el modelo “de época” sufrió pocos cambios, por ejemplo, en los faros delanteros. Finalmente, ¿por qué cambiarlo si cumplía su cometido?
PT, que refiere a Personal Cruiser, tuvo algunas influencias de diseño obvias, como el Chrysler Airflow Imperial de 1920 y, evidentemente, del prototipo Chrysler Pronto Cruizer.
Sin embargo, lo que pocos saben es que el diseño de este vehículo retro se basó en algo más: el inconsciente de las personas.
Parece una teoría de la conspiración, pero no es así. En el 2009, The New York Times publicó un artículo en el cual, además de hablar de su despedida, también remite a su origen.
Allí señala que el PT Cruiser surgió de una colaboración entre Robert A. Lutz, ejecutivo de Chrysler, el diseñador Bryan Nesbitt y el Dr. Clotaire Rapaille, un antropólogo médico y psiquiatra francés.
Pero, ¿cuál era el rol de Rapaille en todo esto? Con experiencia en psicología, marketing, sociología y antropología cultural, comúnmente era contratado para decirle a las corporaciones cuáles eran los verdaderos intereses de los estadounidenses.
De esta manera, el artículo cuenta que Rapaille entrevistó a los clientes recostados en una habitación oscura sobre sus asociaciones psicológicas automotrices. La finalidad era identificar el deseo del cerebro reptil. Y sí, sus hallazgos se aplicaron a este vehículo.
Según él, un impedimento que el PT Cruiser encontró en su camino fue que Daimler, que se había fusionado con Chrysler en 1998, no le gustó el automóvil. En sus palabras:
“Este auto es como un clásico. No hicieron nada para mejorarlo. El convertible era terrible. Simplemente cortaron la parte superior, eso no es diseño. Pero sí, fue un hito. La noción clave sigue siendo la misma, que la gente quiere una identidad fuerte, cuando tienes todos estos coches genéricos a tu alrededor.”
También Forbes publicó un artículo analizando esta colaboración. Vamos a ver cómo funciona más a fondo. Mientras la corteza prefrontal del cerebro habla desde lo consciente y lo que se espera de nuestro comportamiento, el cerebro reptil es el que se encarga de las decisiones de compra, las cuales son impulsadas por deseos inconscientes.
¿La función de este cerebro? La supervivencia. Es allí, desde lo más primitivo e instintivo de nosotros, incluyendo el miedo, que las personas compran. Si no lo crees, échale un vistazo al libro «Véndele a la mente, no a la gente» de Jürgen Klaric.
Por esta razón, si bien las automotrices ofrecían autos que cumplían las expectativas del consciente, no era suficiente para vender autos. Y fue así como Chrysler se lanzó a la aventura de probar este proceso en Cruiser, saliéndose de los sedanes convencionales.
Ofrecía dos carrocerías, incluyendo la versión descapotable. Estaba propulsado por: un motor cuatro cilindros a gasolina de 1.6 litros de 116 CV; 2.0 litros de 140 CV; 2.4 litros en versiones atmosférica de 143 CV y con turbocompresor; y 180 o 223 CV; así como diésel de 2.2 litros con 121 o 150 CV.
Y tú, ¿lo amabas o lo odiabas? Independientemente de ello, un hecho irrefutable es que llamaba la atención. ¿No crees?
Imagen de portada: Wikimedia Commons
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