Hoy termina la vigésimo octava edición de esta histórica competencia de velocidad y resistencia. En Durango conoceremos al nuevo monarca, quien por un podrá decirse amo y señor de los caminos más rudos...
Tras seis días de intensa competencia los más de 90 pilotos que corren en la vigésimo octava edición de esta competencia están por llegar a la zona prometida. La bandera a cuadros espera a estos valientes del volante en Durango y, a pesar de que son muchas las categorías las que están en pie de lucha, todos aspiran a ser el campeón absoluto. La tripulación de TAG Heuer está a un paso de llevarse su categoría, Turismo Mayor, pero quieren toda la gloria.
El tramo de El Espinazo del Diablo dividirá a los niños de los hombres, a los campeones de las leyendas, a través de más de 30 kilómetros de curvas de todos los matices en las que un error puede significar algo más que perder la competencia.
Acerca del último desafío que representa la etapa final la navegante brasileña, Laura Damiron, quien comparte el Studebaker con su marido, Hilaire, con los colores de TAG Heuer afirmó que están al acecho del líder y espera poder recortar distancia y arrebatarle la victoria en el último momento.
“Lo estamos haciendo bien, vamos rápido y concentrados. Hoy es el último día va a ser lindo, me preparé fuerte, por más de ocho meses, para estar preparada para la competencia.
“He disfrutado mucho del país es mágico el poder correr la Carrera Panamericana, es muy apasionante y cuando tienes el apoyo de gente y firmas como TAG Heuer es genial, puedes aprovechar mejor tu tiempo y enfocarte en la competencia,” compartió Laura.
El equipo de TAG está a bordo de una bestia sedienta de asfalto: un Studebaker con motor V8 que les entrega 650 caballos de potencia, el cual ha presumido de un extraordinario desempeño a lo largo de las diferentes etapas que componen el libro de ruta.
“Aprendí muchos detalles que se necesitan para manejar un auto de éstas características, eso fue extraordinario y que mejor que hacerlo con mi esposo. Es maravilloso.
“México tiene caminos que me fascinaron como el tramo de El Zorrillo o El Espinazo del Diablo, además de que la gente nos ha recibido de una forma muy afectuosa, lo cual me parece extraordinario.
“Lo más importante es llegar a Durango, tenemos que ser muy prudentes y enfocados en lo que estamos haciendo. Este es un deporte en el que corres muchos peligros, por lo que antes de cualquier triunfo lo importante es llegar a la meta,” enfatizó la navegante de la escudería TAG Heuer.
La gloria y el olvido espera a los corredores de la Pana y, aunque muchos aseguran, que solo llegar ya es un triunfo en el deporte motor nada se compara a subir a la cima del podio. Porque la historia en el deporte es cruel y sólo recuerda al ganador.