Si eres de los que piensa «es obvio que las mujeres se fijan en los autos de los hombres», te sorprenderá saber que actualmente las cosas están cambiando. Ya no es blanco o negro, hay una gran escala de colores intermedios.
Hace unos años era realmente relevante el vehículo que conducía un joven varón en su adolescencia. E incluso, era parte de la proyección de éxito de un hombre adulto, como medio para atraer mujeres.
Las películas de los setentas y ochentas traían mucho este discurso. Y no era únicamente cuestión de “impresionar” a las personas del sexo opuesto.
También, el automóvil marcaba una jerarquía en el grupo de amigos. Las famosas carreras de calle, por ejemplo, eran parte de esta dinámica de poder entre los jóvenes.
Y, aunque seguimos viendo estos estereotipos en películas y series de televisión e incluso sigue siendo muy común en la realidad, las percepciones también han ido cambiando.
Claramente, los anuncios de televisión y publicidad con futbolistas y celebridades continúan promoviendo ideales de “éxito” con base en los vehículos.
La diferencia es que, actualmente, la percepción es mucho más abierta a distintas personalidades, ideologías, experiencias y perfiles.
Aunque a hombres y mujeres les guste ver la saga de “Rápido y Furioso”, y ver a James Bond manejando vehículos deportivos, esto no quiere decir que, en la vida real, sea la meta de muchas personas.
Como toda pregunta de esta naturaleza, no hay un “sí” o un “no” definitivo ni determinante. Sin embargo, esta respuesta es bastante aburrida… Por lo que vamos a analizar ambas caras de la moneda.
Según Jürgen Klaric, uno de los 10 mercadólogos más influyentes en el mundo, nuestro cerebro reptil toma la decisión de cualquier compra con el fin de sobrevivir.
Por ejemplo, las mujeres gastan dinero en ropa inicialmente como arma de cortejo. Esto con el fin de alcanzar la meta instintiva de conseguir un proveedor o protector.
De esta manera, asegura los recursos para mantener y resguardar a la posible descendencia. Como dice el autor, esto culturalmente ya no es aceptable. Sin embargo, tiene que ver con nuestro aspecto más primitivo.
Una vez que la mujer se casa, se viste bien para ser aceptada por sus amigas de la tribu. Por esta razón, son mujeres las que salen en portada de revistas femeninas.
De la misma manera, los hombres compran un carro por el reptil. Los antepasados adquirían imponentes corceles por la misma razón: el que se moviera más rápido sería el que dominaría a otros y conquistaría mayores territorios.
Lo que les es atrae a los hombres tiene que ver, en gran parte, con la dominación a su prójimo y atraer a las mujeres.
El hombre que tiene un automóvil tiene recursos, por lo que instintivamente puede ofrecer comodidad a ella y sus crías.
En general, un automóvil para el cerebro reptil en hombres y mujeres simboliza: poder, dominación, reconocimiento, pertenencia, así como placer y exploración, y finalmente, resguardo de la familia.
En publicidad, estos son los códigos que se manejan. Un vehículo premium se relaciona con status, un off-road con la exploración y aventura, un SUV con la seguridad y el resguardo de la familia.
No hay que dejar del lado, que la cultura representa el 30 % del proceso de decisión. Esta influye en la percepción de las cosas con base en conocimientos, significados y aprendizajes del entorno.
Así que no podemos generalizar los significados: lo que significa en Estados Unidos, no será lo mismo en Tibet, o la India.
A su vez, se ha reiterado que los jóvenes de esta generación podrían no estar tan interesados en comprar autos e invertir en su patrimonio (aunque algunos piensan que sí).
Por el contrario, sus valores van más de la mano con las experiencias: exploración, viajes, aventura. Un automóvil ya no simboliza lo mismo ahora de lo que solía ser cuando el poder se ejercía con objetos materiales.
Actualmente, para muchos jóvenes, los viajes y las experiencias son una forma de placer, pertenencia, libertad, autonomía e identidad.
Así que, aun cuando el cerebro reptil de muchas mujeres pudiera asociar inconscientemente la seguridad y el resguardo de un hombre con un buen auto, hay otras que se pueden identificar con un hombre que no tenga un auto, pero donde su personalidad se base en ideologías de libertad, autonomía y conexión, tal como sucede con las nuevas corrientes de sustentabilidad y fomento al uso de bicicletas.
Por supuesto, habrá otras mujeres que busquen un hombre que tenga un buen auto con la finalidad de competir y pertenecer a un grupo de mujeres de su tribu.
Esto se acentúa si en su círculo social es importante mantener una imagen de status, dinero y poder.
Los mercadólogos y los publicistas saben esto. Por eso, hoy, hay una gran oferta de vehículos que se adaptan a cada personalidad.
Quizá a un joven hombre o mujer no le interese traer el mejor auto de lujo. Pero sí el vehículo divertido y dinámico que le dé placer, pertenencia a su grupo y que resalte sus valores.
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