La evolución del automóvil nos ha llevado por un camino curioso en lo que respecta a la palanca de cambios. En la actualidad observamos diversos modelos con selectores de perilla o botón. Sin embargo, en la década de los 40 algunos modelos no ni siquiera incorporaban la reversa.
SEAT hace un recuento de la evolución de la palanca de cambios en sus modelos.
El conductor realizaba los cambios de velocidad con una palanca integrada a la columna de dirección. Isidre López, responsable de SEAT Coches Históricos explica que modelos como el SEAT 1400 es un ejemplo de esta solución, la cual se inspiraba en modelos americanos. Con esta solución, el asiento delantero ganaba espacio, por lo que podían viajar tres pasajeros.
La palanca de cambios se ubica ya en la posición central. “En el SEAT 600 vemos que era tan sólo una
barra con una manija. El cambio era manual y de cuatro velocidades. Para no quemar el motor, el velocímetro incorporaba una línea roja que indicaba cuándo había que cambiar de velocidad”, explica el experto.
La palanca gana en ergonomía y se añaden más velocidades para aprovechar la respuesta del motor. “El SEAT 124 Sport 1600 es el primero de la marca con cinco velocidades. En su versión sedán, la palanca se conectó por primera vez directamente a la caja de cambios, de modo que la respuesta del auto a los cambios de velocidad era más rápida y efectiva”, recuerda el responsable de SEAT Coches Históricos.
Algunos modelos ya incorporan la dirección asistida y nuevos materiales que hacen que el cambio de velocidad se vuelva más flexible. De acuerdo con Isidre López, el primer SEAT Ibiza es un icono. La palanca es más sofisticada y la estructura se adapta mejor a la mano del conductor ganando en altura.
De los 90 a la actualidad aparecen los primeros modelos con seis velocidades, mientras los cambios automáticos ganan terreno. Con ello el conductor dice adiós al clutch en algunas versiones. El especialista de SEAT Coches Históricos destaca que modelos como SEAT Tarraco, incorporan el DSG con doble clutch, combinando el confort de los automáticos con la sensación de agilidad de los manuales.
La tecnología se incorpora para mejorar la experiencia al conducir y aumentar la seguridad, como es e caso de los asistentes a la conducción, como el Adaptive Cruise Control, que permite fijar una velocidad de crucero constante y acelerar o desacelerar en función del tráfico sin que sea necesaria la intervención del conductor.
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