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Su suspensión lo hizo el coche más cómodo de la época.
Francia sin lugar a dudas ofrece los vehículos más exóticos del mercado. Y quizá el más extravagante de ellos es el Citroën DS. Conocido por su diseño futurista de forma aerodinámica, posiblemente se trata de una de las siluetas más distintivas del mundo automotriz. Sin embargo, pocos saben la importantísima influencia que tuvo para cambiar la industria para siempre.
Entre 1955 y 1975, este coche alcanzó poco menos de un millón y medio de ejemplares producidos para todo el mundo. Estos altísimos números se deben principalmente a que su ingeniería estaba completamente adelantada a su época.
Se dice que Citroën DS tuvo un periodo de diseño de alrededor de 18 años en absoluto secreto. 3 personas clave fueron responsable de su concepción. El escultor e ingeniero industrial italiano Flaminio Bertoni junto con el ingeniero aeronáutico André Lefèbvre fueron los responsables de su diseño y la ingeniería. Mientras tanto Paul Magès trabajó en la icónica suspensión que revolucionaría totalmente la industria automotriz.
El coche debutó el 6 de octubre de 1955 en el Auto Show de Paris. Bastaron 15 minutos para que 743 clientes mostraran interés en comprarlo. Y al terminar el Auto Show, el número de órdenes por un DS ascendió a 80,000, un récord que se mantuvo por 60 años. Todo esto a pesar de un precio inicial del equivalente a 26,335 dólares.
La gente estaba absolutamente maravillada por su diseño. Totalmente futurista para la época, los asistentes y periodistas lo asociaron como un símbolo permanente del talento y visión del pueblo francés. Se ofreció en 3 diferentes configuraciones: sedán de 4 puertas, vagoneta de 5 puertas y un convertible. Sus motores de 4 cilindros lograban hasta 69 caballos de potencia.
El Citroën DS era un coche como ningún otro no solamente por cómo se veía. Lo realmente impactante del carro fue la manera en que brindó una solución a la industria automotriz en cuanto a comodidad de manejo. Todo gracias a una tecnología absolutamente avanzada para su época.
Todo comenzó con su suspensión hidroneumática. En los coches convencionales, la tecnología hidráulica usualmente se utiliza solamente en los frenos y en la dirección. Pero con el DS se incluyó desde la suspensión hasta el clutch y la transmisión.
La obra de Paul Magès permitía al coche tener un sistema de nivelación al suelo automático. Su altura variable acoplada a su suspensión totalmente independiente a las 4 ruedas, le permitió al coche un manejo súper cómodo. Particularmente dentro de las calles francesas en mal estado después de la Segunda Guerra Mundial, no existía un coche que se manejara tan bien como éste. Esta tecnología resultó ser tan exitosa que al día de hoy algunos coches modernos la utilizan.
Sorprendentemente, a pesar concebirse como un sedán ejecutivo citadino, el Citroën DS tenía un talento natural para las carreras. Por ejemplo, el DS fue el primer coche en la historia en adaptar frenos de disco a un coche producido en masa.
Esto no solamente significó mejores resultados al frenado. Además, el coche utilizaba un sistema innovador de ruedas de fijación central. Necesitando una sola tuerca para asegurarse, esta configuración le permitía realizar un cambio de llanta más rápido, ofreciendo una ventaja en competencias deportivas.
Por esto y más, el vehículo obtuvo un éxito considerable en el mundo del rally. El DS ganó el Rally de Monte Carlo en 1959 así como el Rally de los 1000 Lagos a la mano de Pauli Toivonen. Con sus victorias se instaló permanentemente no solamente en el legado de la innovación sino también en el del deporte motor.
Fue tal la importancia de Citroën DS que el coche permaneció en el catálogo de la marca por 20 años. Gracias a éste peculiar carrito le permitió a la gente asociar a la marca Citroën con innovación tecnológica.
A pesar de ser anormalmente largo para su época y costar mucho dinero, el coche se consolidó en el mercado francés, superando en ventas a coches más baratos de marcas como Peugeot, Renault y Ford. Sin embargo, para preparar su eventual despedida, la marca en 1970 introdujo el modelo GS; una opción más pequeña y económica con las tecnologías que hicieron legendario al DS.
El GS tuvo un éxito inmediato en Francia para Citroën. Por lo tanto, en 1975 la marca decidió que DS había llegado a su final. A pesar de tener poca presencia a nivel mundial, los entusiastas automotrices conocen bien el nombre DS por ser el coche que innovó por completo al mundo de los sedanes ejecutivos.
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