Los directivos de Montblanc lo tenían tan claro que hoy resulta sumamente lógico, el año pasado lanzaron el patrocinio como el cronometrador oficial de esta famosa pista en la subida de una colina, este...
A la vista un escuadrón de aviones en el cielo haciendo las suertes más intrincadas y dejando estelas de humo de distintos colores se despiden haciendo un corazón de humo y flechándolo con uno de los aviones a gran velocidad, en tierra, una pista una cinta asfáltica sumamente angosta de subida que representa el reto más importante en el año para muchos de los que participan en las etapas cronometradas y para otros el simple hecho de correr en “Goodwood”, una Land Rover rompiendo el récord de velocidad con solo las dos ruedas izquierdas en el piso, en el ambiente una enorme escultura al centro de un lugar que podríamos llamar plaza central, que cada año nos asombra con sus formas y automóviles que están literalmente volando, paran los autos en la pista y al oído un fuerte estruendo y de repente un hombre sobrevuela con una chaleco “Jet Pack” a la multitud. Al caminar por las praderas aledañas se puede encontrar uno con la experiencia de manejo más impresionante de Jaguar, la fiesta de los 70 años de Porsche, el nuevo auto Polar 1 de Volvo envuelto en una caja de aire y metal, o de repente voltear y ver el Mustang Bullit original. En la mente una propiedad que no se puede dimensionar de tal extensión que tiene e intrincadas formas de colinas, montes, bosques y cuerpos de agua, dentro un aeródromo, un hipódromo, un circuito de carreras de autos, un campo de golf, distintos edificios como el central que es literalmente un Castillo, algunos otros que daban refugio a cazadores, mascotas y huéspedes en la propiedad, todo esto y más dentro de esta tierra que hoy es mítica para el deporte motor.
Por supuesto que en la muñeca un reloj Montblanc cronómetro, una pluma de la colección “Racing Spirit”, uniendo el mundo de los autos y de los relojes, en su vínculo natural “el tiempo”, uno contándolo y siendo su aliado exacto, otro tratando de romperlo en récords cada vez más pequeños. Así nos encontramos en el Festival de la Velocidad de Goodwood, a dos horas en carretera de Londres y en un paraíso natural, de paisajes y clima, de cielos estrellados y amaneceres tempranos con largas sombras formadas con el perfil de cerros y árboles.
Montblanc y la colina más famosa
Esta casa de artículos de lujo lo tuvo en planes, lo tiene aún más claro y actualmente no conozco otra propiedad como esta en alguna otra marca, se podrá ser cronometrador de muchas justas deportivas de autos, motos y hasta de concursos de autos clásicos, pero un evento que a la vez que da más de 200 mil visitantes, alcance mundial e historias como haber subastado un auto en 10 millones de euros o presentar famosos del volante y hacer fiestas homenajeando a distintos personajes, compañías o contar con los coleccionistas más importantes en el mundo de autos de todos tipos, solo sucede aquí y en este lugar es donde Montblanc desarrolla su marca con el espíritu deportivo.
Muchos han luchado por un lugar así, pero los directivos de Montblanc lo tenían tan claro que hoy resulta sumamente lógico, el año pasado lanzaron el patrocinio como el cronometrador oficial de esta famosa pista en la subida de una colina, este año aumentaron el lanzar ediciones limitadas de su Time Walker –pieza emblemática de unión entre el auto, el cronógrafo y Goodwood– en color distinto al normal llamándolo Capuchino, en tonos cafés ediciones limitadas y solo para entusiastas con una correa vintage que parece envejecer cada vez que la voltea a ver y así dejando testigo del paso del entusiasmo año con año por este evento.
Montblanc lo toma muy en serio y lleva un edificio completo de cronometría, para instrumentos y personal, desde el arranque de los autos que serán calificados, hasta la meta, viéndolos pasar por los extremos la cronometría es necesaria para dar los ganadores exactos y tomar los récords que cada año se vuelven más exigentes.
La importancia de medir el tiempo
Montblanc y Goodwood, si lo pensamos un poco más Montblanc es una compañía de más de 100 años, y Goodwood una finca también de siglos, la casa Montblanc encuentra una relativa reciente historia con la alta relojería al comprar Minerva, una casa que se especializaba en hacer todos su mecanismo cronógrafo y que también tenía un espíritu “Racing”, por el otro lado, Goodwood cuenta hoy con solo 25 años de hacerse, y digo solo pues hay autoshows que ya llegan a 100 años de existir como el de París o Nueva York, pero larga historia en deportes como cacería y caballos, basados en resistencia, precisión y velocidad. Ambas casas van a conocedores y clientela que aprecia el vivir con bienes únicos y en busca de calidad. Aunado a eso, pongamos que la competencia no puede existir sin el tiempo y el tiempo sin ser medido exactamente para dar ganadores, retos y estadística, parte del mito que maneja Goodwood con el motor. Montblanc no pudo encontrar mejor casa que esta para enseñar sus productos y el vínculo con el entusiasmo por los autos, y Goodwood un mejor patrocinador que le da un alcance mundial en su comunicación como cronometrador oficial. Una pareja perfecta.
Donde Dios puso a los entusiastas
El paraíso de los motores, autos y motos de todas épocas y tipos –clásicos, nuevos, prototipos de carreras y hasta eléctricos–, aviones complementan cada año el paisaje del fin de semana después del Gran Premio de Inglaterra y por supuesto, las personalidades más importantes a nivel coleccionistas, marcas, propietarios y pilotos, así se hacen las leyendas y Goodwood es ya una de ellas, es hasta mítica la colina, ha cobrado vidas pero también ha dado lo que ningún otro lugar al automóvil como objeto de placer y tecnología. Lo que inició con una idea en un día de campo fuera de una casa fuera de la ciudad situada en la gran propiedad del Conde de March, hoy se ha convertido en la subida de una intrincada colina de casi dos kilómetros de largo –reducida un poco hoy por motivos de seguridad –, varios tramos de velocidad cronometrada, con vehículos que llegan en remolques cerrados luego de bajar de aviones, barcos y plataformas, que viajan dese diversos puntos del mundo, cuidados hasta el último detalle en el transporte, una vez bajándolos de él, se convierten en esta pista pasando a ser un medio de emoción para sus dueños y audiencia, son fuente de sonidos emocionantes desde motores de autos fórmula de las primeras décadas de este deporte, hasta Fórmula 1 actualmente corriendo o ultra deportivos y lujosos como la nueva camioneta Rolls Royce Cullinan, la Urus de Lamborghini, la Maserati Levante o la Porsche Cayenne Híbrida o los de competencia como la Bentley Bentayga que acaba de ganar el Pikes Peak, o los prototipos que corren en Le Mans, todos son fuente de espectáculo a la vista y de olor a llanta quemada para el olfato y de partículas de caucho que avientan en sus arrancones, donas y piruetas de algunos, y por supuesto, ya no pueden faltar los eléctricos que cada día toman más velocidad en este que es el Festival de la Velocidad de más alta alcurnia en Inglaterra y del mundo. Aquí no se trata solo de comprar autos clásicos, de subastarlos o de ver los nuevos autos y el futuro de la movilidad en el pabellón de la tecnología, sino de correr la colección de los afortunados que han podido amazarla, o de ver los autos más increíbles en un solo lugar para los aficionados que ya empiezan a llegar en campers para pasar el fin de semana estacionados en áreas designadas y no perder acción alguna.
Esto es, en resumidas cuentas, el paraíso de quien gusta de los motores, de las carreras, de la tecnología y de los espectáculos más increíbles basados en vehículos y mecánica. Este año han llegado más de 70,0000 personas diarias durante viernes, sábado y domingo este año, 210,000 en pocas palabras, e incontables autos, cada uno único, con su historia y con su reto.
El jubileo de 25 años
Este año se recordó especialmente a cada uno de los años que se ha vivido el Festival, cada año se vuelve mejor, las armadoras presentan más autos nuevos, los clásicos cada día se subastan por más valor, los récords se rompen en la pista, los asistentes parecen crecer y multiplicarse cada año, las experiencias se enriquecen como el pabellón del futuro de la movilidad, o la presencia de autos clásicos, las marcas cada día ponen mejores displays literalmente del tamaño de edificios para mostrar sus productos y los autos que se pueden encontrar caminando el evento y sus jardines son inolvidables, envidiables y fuente de emoción. Así es Goodwood y ahora en celebración pública y privada, el Conde de March hizo grandes acontecimientos, en el cielo, en la noche y en la cena íntima que da en el jardín de su castillo que este año fueron 1,600 invitados, un espectáculo de rock, luces, pantallas, juegos pirotécnicos a gran escala, combinados con piruetas de gimnastas, bailarinas y motos acrobáticas. Sin duda como diríamos “echó la casa por la ventana” y mire que debía entrar todo un castillo por esa ventana…. Felices 25 Goodwood.