¡Hasta no verte Durango!… Esta es una frase muy famosa dentro de La Carrera Panamericana, por que es la meta, el objetivo y la motivación de todos los que compiten y que forman parte de esta gran aventura.
Este año se celebra la Edición XXXI de una de las carreras míticas, demandantes y peligrosas en México y la cuál se remonta desde los años 50´s. «La Pana» se divide en dos etapas, la antigua u original que se efectuó del 1950 a 1954 y la moderna que se organiza desde 1988 hasta la fecha. Considerada como una mezcla de las 24 Horas de Le Mans, La Mille Miglia, el Gran Premio de Trípoli y el autódromo Nürburgring.
Lo que diferencia esta carrera de otras, es que podemos ver competir a grandes joyas automovilísticas, fabricados entre 1940 y 1972, los cuales son divididos en 10 categorías de acuerdo a sus especificaciones técnicas.
Los autos viajarán a más de 180 km/h y realizaran un recorrido de 3,000 kilómetros, arrancando el 12 de octubre en Oaxaca y finalizará el día 18 en Durango, donde uno de los principales atractivos y desafíos será el «Espinazo del Diablo».
Para muchos pilotos correr «La Carrera» es como perseguir un arcoíris, porque todo lo que hacen es poner sus vidas en peligro, por un poco de gloria. Y esa gloria no solo la sienten las tripulaciones, si no todos los que forman parte de esta emocionante aventura, que va desde los aficionados, la organización como tal, los mecánicos, fotógrafos, toda esa gente que se desvive en 6 días de pasión y 1 de gloria.
He estado involucrada por años en este bello deporte, cubriendo desde Fórmula 1, WRC, WEC, Fórmula E, entre otros campeonatos y en mi experiencia, no cambio a La Carrera Panamericana por nada, es una de las carreras que más me apasiona. Una día de carrera para mi comienza desde despertarme temprano, desayunar lo que puedas en el hotel o en carretera durante el trayecto a alguna etapa de velocidad, ya que tienes que llegar antes que los autos porque los tramos de carretera se cierran para la seguridad de los pilotos y aficionados. Al llegar a la etapa caminas por la carretera para buscar el mejor sitio para colocarte y tener la mejor fotografía, sin importarte que este lloviendo, haciendo frió o demasiado calor e incluso sin importarte que te puedas encontrar algún insecto o animalito peligroso.
Después de ver el paso de los coches por la etapa de velocidad, es seguirlos por carretera hasta su próximo destino, así que en un solo día puedes llegar hasta estar en tres ciudades diferentes, como equipo de prensa también haces tu propia carrera, ya que tienes que llegar antes que los autos al arco de llegada y el dormirse temprano no es una de las principales opciones ya que cada noche se realiza una premiación de pilotos. Al final de la carrera te das cuenta que no solo tienes fotografías que guardan grandes momentos, si no que tienes una nueva familia racing con la que compartes la misma pasión y no puedes esperar otro año para volver a seguir acumulando recuerdos.
La Carrera Panamericana se trata de vivir la vida al máximo, es peligrosa, es algo fuera de lo común y como dice el piloto Jorge Seman, «es una aventura para pilotos locos», y para todos los que compiten es divertido estar al limite aunque sea peligroso.
FOTOS: PAOLA GONZÁLEZ
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