Ya viene la nueva temporada de Fórmula 1 (arranca la semana que entra) por eso me animé a escribir esta breve historia enfocada más bien al tema de las mejoras tecnológicas que se han dado en esta categoría.
Las raíces de los grandes premios de Fórmula 1 se remiten al Grand Prix Motor Racing, modalidad de carreras que a su vez se remontan a Francia en las épocas en que los automóviles habían sido apenas inventados. En esos entonces no existían los circuitos y las carreras se realizaban en carreteras; normalmente la idea era ver quien llegaba primero del punto A al punto B.
Luego de la Segunda Guerra Mundial se da la idea de organizar algo más reglamentado. La idea de una categoría mayor surge en 1946 como Fórmula A que más tarde se cambiaría a Fórmula 1. La palabra Fórmula denota una serie de fórmulas o reglamentos que todos los participantes deben de seguir.
A partir de 1947 se realizaron varias carreras ya con un reglamento oficial, sin embargo el primer campeonato, tal como los conocemos ahora, se dio hasta 1950, año en que la primera carrera se celebró en Silverstone, en el Reino Unido, esta la ganó Giuseppe Farina a bordo de un Alfa Romeo, seguido muy de cerca por el legendario argentino Juan Manuel Fangio también del mismo equipo.
Esa misma década el argentino establecería un récord de cinco campeonatos mundiales que sólo sería roto por Michael Schumacher en 2003. En 1958 se establecería también el Campeonato de Constructores.
También fue en esa época cuando la empresa Cooper desarrolló el auto de F1 con el motor atrás del piloto (antes todos lo llevaban adelante -chequen la foto de arriba-) cosa que mostró brindar una verdadera superioridad: en 1959 Jack Brabham ganó el campeonato en un Cooper con motor trasero, hazaña que repitió al año siguiente. Para 1961 todos los competidores utilizaban este tipo de monoplazas.
La siguiente revolución tecnológica la dio Lotus al presentar el primer auto monocasco de aluminio en 1962, esa década es también cuando se descubre la fuerza de la aerodinámica para “fijar” los autos al piso; las fotos y videos de esta época nos muestran aquellos inmensos alerones y espoilers que poco a poco la reglamentación fue “reduciendo”.
En los setentas el gran descubrimiento fue el “efecto suelo”, característica que permitía a los coches literalmente “pegarse” al piso gracias a otro efecto aereodinámico; también fue Lotus quien se encargó de llevarla a las pistas de Fórmula 1; fue en esta década cuando la categoría se transformó en un verdadero negocio gracias a la gestón de Bernie Ecclestone quien cambió la forma en que la categoría se comercializaba tanto en medios como en los circuitos.
Para finales de los ochentas los motores Turbo se habían llegado a un pico de desempeño, transformando a estos autos en los más rápidos jamás construidos (en categorías de rueda libre); debido a esto la FISA comenzó primero a limitarlos y más tarde a prohibirlos en la categoría.
Fue en la década de los ochentas cuando también se comenzó a experimentar con los auxiliares electrónicos para el piloto así como las cajas semiautomáticas y el control de tracción; muchos de estos ya habían sido prohibidos para 1994 para así evitar que fuesen las computadoras las responsables de las victorias.
Debido a las muertes de Ayrton Senna y Roland Ratzenberger en los noventas, la FIA decidió realizar cambios para aumentar la seguridad de los vehículos: la disminución del ancho de los neumáticos traseros ocasionó que las velocidades de curveo disminuyeran, y con ello el peligro inmanente; desde esos cambios ningún piloto ha muerto en la pista.
Desde 1979 hasta 2008 también se dio el fenómeno de que sólo pilotos de “las cuatro grandes” (McLaren, Williams, Renault / Benetton y Ferrari) ganaron el campeonato. Esto fue el resultado del encarecimiento de la tecnología necesaria para contar con un equipo competitivo. Ahora sólo las escuderías apoyadas por las grandes marcas podrían marcar el paso; desde 1990 han sido 28 los equipos que han tenido que abandonar la Fórmula 1.
El gran cambio durante la primera década del siglo XXI fue la prohibición para los equipos de radiar órdenes a sus pilotos debido a una serie de escándalos en los que de manera clara manejaron los resultados de varias carreras; de la misma manera se realizaron cambios en el sistema clasificatorio, la forma de otorgar puntos así como el desempeño de llantas y motores.
Ésta época también marca el final de la supremacía de los grandes fabricantes (que se retiraron por razones económicas) y el regreso de equipos privados.
El día de hoy cada carrera de Fórmula 1 son vistas por más de 500 millones de personas y es la categoría automovilística internacional más seguida del mundo.
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