Estadísticamente, tienes más probabilidades de toparte en la calle con Ferrari F40 o un Aston Martin DB9. Pero lo más extraño es que se trata de un vehículo 100% hecho en México. Saab 9-4X no solo se trata de un ejemplar híper raro sino que también marca el final de la historia de Saab como marca.
Hoy vamos a hablar un poco de su historia y de dónde surgió este extraño vehículo antes de terminar a la par con Saab.
Saab 9-4X coincide llegó al mercado en el año 2011 justo en un momento complicado para General Motors, quien era dueño de Saab al momento. La idea era revitalizar la marca con nuevos horizontes para atraer clientes lo más rápido posible.
La creciente popularidad del mercado del SUV atrajo a General Motors a producir una versión para Saab pero enfocada al mercado de lujo. Por ello, General Motors basó la construcción de esta versión en su plataforma GM Theta Premium de donde la Cadillac SRX está basada.
A pesar de ser vehículos hermanos, Cadillac SRX y 9-4X no se parecen en nada. La 9-4X eventualmente llegaría a los ojos de todos en el Auto Show de Los Angeles de 2010 con intención de reemplazar a la Chevrolet Trailblazer de 2008.
Debido a que en México se fabricaba SRX, General Motors decidió fabricar la Saab 9-4X en territorio mexicano. En concreto, todas las unidades saldrían de la planta de Ramos Arizpe en Coahuila. Muy similar al concepto que habían presentado en 2008, todas la partes mecánicas serían de General Motors.
Desgraciadamente, este sería el único Saab fabricado en territorio nacional. Porque para noviembre de 2011, General Motors anunció que debido a la condición financiera de la compañía, Saab no podría ser mantenida viva en sus catálogos. La marca sueca eventualmente sería vendida a Spyker Cars N.V. quienes no decidieron continuar con el proyecto de 9-4X.
De acuerdo con las cifras de la marca, solamente existen 814 unidades producidas de Saab 9-4X. Esto ubica al vehículo en números que esperaríamos de un coche súper lujoso y limitado. Actualmente, la primera unidad fabricada se encuentra en el Museo de Saab en Suecia.
Se vendería con dos motores, ambos en una configuración V6. El primero era un motor turbo de 2.8 litros LAU y el segundo un 3.0 litros LF1. Ambos estarían acoplados a una transmisión automática de 6 velocidades. Aproximadamente podíamos ver motores de 265 caballos en la primera opción y 300 caballos para la segunda.
Aunque este vehículo no tuvo la despedida que quizá merecía y tenía prestaciones impresionantes, el Saab 9-4X representa no solo una rareza orgullosamente mexicana sino también el fin de una de las marcas más interesantes hechas en la historia.
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